lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Hola madres!

Les presento mi nuevo sitio en Internet  http://www.luisabengolea.com y les doy la bienvenida, espero lo visiten y hagan sus consultas!!!

Soy Luisa Bengolea, me dedico a ayudar a las madres y futuras madres con la alimentación de sus bebes y lograr un amamantamiento exitoso.

Me formé como enfermera perinatal y asesora en amamantamiento, capacitándome en el estudio de la salud reproductiva, el embarazo, el parto, el puerperio y el recién nacido; como así también la alimentación de los recién nacidos y bebes, que se da naturalmente por el amamantamiento.

Cuento con un espacio físico para realizar consultas en un ambiente cálido y confortable para la madre y el bebe. Mi atención es personalizada.


Te espero para acompañarte en este momento tan espacial, Luisa

martes, 20 de diciembre de 2016

Por qué no hay que dejarles llorar: el cerebro de los niños no es un músculo, sino más bien una flor

07 de junio de 2013 | 12:01 CET

Durante mucho tiempo los padres y educadores han pensado que el cerebro de los bebés es como un músculo, una estructura endeble al principio que va fortaleciéndose y curtiéndose gracias a los malos momentos, a las situaciones duras de la vida, a sufrir soledad y separaciones y a todas aquellas acciones que ayuden a un niño a ser capaz de vivir solo sin depender emocionalmente de nadie.

Bien, es cierto que haciendo todo eso se puede conseguir la meta, que un niño sepa estar solo. El problema es que se corre el riesgo de que además de saber estar solo, el niño llegue a preferir estar solo, o que no sepa cómo estar en grupo, ni expresar las emociones, o incluso que no sepa demasiado bien cómo sentirlas, como no ahogarlas para volver a confiar en los demás. Y es que como padres debemos tener mucho cuidado con el estrés de nuestros hijos pequeños, porque el cerebro de los niños no es un músculo, sino más bien una flor.

Pero los niños son muy resistentes…
Es cierto, los niños son muy resistentes emocionalmente, y tienen que serlo así, porque durante toda la historia la vida ha sido muy dura para ellos. Muchos morían jóvenes o veían morir a sus hermanos o padres cuando aún eran pequeños, muchos han sido niños que nadie ha amado, muchos… Pero eso no quiere decir que puedan soportarlo todo sin que ello afecte a su manera de ser y más ahora, en la actualidad, porque ahora ya no tienen que vivir las penurias que vivieron nuestros antepasados (o las que viven los niños en los países pobres, sin irnos tan lejos).
El cerebro y el estrés no son demasiado buenos compañeros y, si un niño se ve inmerso en un estilo de crianza, digamos, más bien intenso, más bien autoritario, carente de respeto y de puntos de diálogo o negociación, los sistemas de respuesta pueden alterarse y llegar a permanecer de ese modo durante mucho tiempo.

La amígdala: la alarma del cerebro
Prueba a acercarte al Dr. Bruce Banner y moléstale hasta que se enfade. ¿Qué sucede? Pues que en un periquete se vuelve verde y grande, y pasa a llamarse “Hulk”. Exacto, este doctor tiene un problema con su amígdala, que se hiperexcita y funciona demasiado. La amígdala es el sistema de alarma de nuestro cerebro, el que nos pone en alerta ante un peligro, ante un ruido amenazador, cuando estamos a punto de dar una conferencia multitudinaria, etc., es la que nos hace sudar y acelera nuestro corazón preparándonos para la huida o para la lucha.

Lo interesante, lo que todo el mundo busca, es la técnica o la manera de controlarla, sobre todo si sabemos que el entorno es seguro. El ejemplo de la charla es muy válido, porque nadie quiere plantarse delante de un gran número de personas a hablar con el corazón a cien, la boca seca y el sudor empapando su cuerpo. La persona debe coger confianza, debe hacer que el raciocinio supere a la emoción, que la controle. Lógicamente, es difícil hacerlo si nunca has dado una charla, pero si has dado unas cuantas, la costumbre ayuda mucho y al final los síntomas apenas aparecen.
Los adultos, pues, con nuestro raciocinio, somos capaces de dominar a nuestra amígdala en muchas ocasiones porque somos conscientes de qué es peligroso y qué no lo es. Los niños, en cambio, tienen muchos menos conocimientos y mucha menos experiencia y el simple hecho de sentirse solos ya les hace llorar y ya les activa. Se estresan si están solos, si no les haces caso, si les llevas en cochecito pero quieren que les cojas, si están en la habitación de al lado y necesitan que les abraces, si les gritas, si les tratas mal, si les pegas, si les castigas, si…

Estrés y cerebro de los bebés
Y ellos tienen un problema gigante, enorme. No saben cómo calmar la amígdala, no saben cómo respirar hondo y superar el mal trago, no saben cómo entrar en el Facebook y decir “Qué mal día, por Dios”, a la espera de que decenas de amigos les pregunten “¿Qué te pasa tío?, cuenta…”, no saben cómo abrir el congelador y zamparse un helado entero “porque me lo merezco” y no saben cómo llamar a las personas que les importan para que les ayuden a desahogarse, precisamente, porque las personas que les importan, las que deberían ayudarles a calmarse, han decidido que no les pasa nada por llorar un rato, que deben aprender a dormir solos y que no tiene sentido que dependan tanto de ellos y que cuanto antes aprendan a no necesitarles mejor.

Entonces, ¿si no les ayudamos a calmarse?
Si no les ayudamos a calmarse, si no frenamos el estrés, si hacemos caso a los consejos de dejarles llorar, lo que acaba sucediendo es que la amígdala se acostumbra en cierto modo a estar activada y lo que acaba haciendo es hiperactivarse, o lo que es lo mismo, estar cada vez más pendiente del entorno, más vigilante, para dar respuesta antes.

Esto se traduce en niños que actúan de un modo exagerado, asustándose por cosas que no tienen importancia, agobiándose por cosas insignificantes, estando preocupados por todo y perdiendo la paciencia muy fácilmente.

“Ya, pero la mayoría de niños son así”, me diréis. Y es cierto, la diferencia en este caso es que muchos niños que no han aprendido de pequeños a calmarse llegan a la edad adulta con muchos vestigios de esa infancia, siendo personas más asustadizas, más desconfiadas, con dificultad para expresar emociones o, como he dicho al principio, para sentirlas, con poca tolerancia al estrés y con poca paciencia.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Cuando hace mucho calor

El verano suele ser esperado por los niños y jóvenes con gran entusiasmo por las vacaciones, el tiempo libre, las salidas y los juegos al aire libre
Los días de alta temperatura y humedad (ola de calor) pueden transformarse en un gran riesgo para la salud por lo que debemos informarnos, estar atentos y tomar las medidas necesarias de prevención
Cuando hace calor
  • El cuerpo trata de disipar el calor que genera, a través de la sudoración (por evaporación)
  • También aumenta la circulación de la piel para perder calor (por radiación) aunque este mecanismo no es muy útil en los días calurosos
  • Si la edad del niño le posibilita hacerlo solo: se desabriga, busca lugares frescos y ventilados e ingiere más agua (los bebés y niños pequeños dependen de la ayuda de un adulto)
Cuando hace mucho calor

  •  El cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y ésta puede elevarse (más de 37° medida en la axila) por deshidratación, agotamiento del mecanismo natural del sudor y desajuste del centro cerebral que controla la temperatura corporal
  • Si esto ocurre sobreviene el agotamiento por calor y de persistir, más grave aún, el golpe de calor

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Mi hijo no ha hecho deposiciones en varios días, ¿está estreñido?

El ritmo intestinal de un bebé varía según su alimentación. Si el bebé toma leche materna exclusivamente (sólo leche del pecho, no agua, no suero glucosado, no infusiones) la siguiente tabla puede servir de guía para valorar el ritmo intestinal normal.

Edad
Frecuencia de las “cacas”
Aspecto de las “cacas”
1 día
1
Negra, como un puré pegajoso
2-3 días
2-3
Verde primero más oscuro y poco a poco más claro, como puré
4-5 días
4-5
Verde-marrón-amarilla
6-30 días
1 por toma
Amarillas, líquidas, con “grumitos”, o marrones o verdes, de olor ácido. El color es variable y no es importante.
1-6 meses
Muy variable: desde una al día hasta una cada 20 días.
Blanditas como una pomada, el color es variable y no es importante

A partir del primer mes, muchos bebés con lactancia materna exclusiva no hacen "caca" todos los días. Esto es así porque la leche materna se adapta tan perfectamente a sus necesidades que prácticamente se aprovecha todo y hay poco que tirar.

Cuando empiezan a probar otros alimentos además del pecho, el aspecto de las "cacas" cambia. Algunos niños no hacen deposiciones durante unos días y éstas son más duras y con un olor diferente.

Algunos bebés hace ruiditos o como fuerza, aunque no hagan caca, lo que las madres pueden interpretar como que están molestos. Sin embargo, lo que está haciendo es simplemente ayudar a su bolo intestinal a moverse hacia abajo. "Está haciendo fuerza" para mover la "caca" hacia abajo. Cuando haya suficiente cantidad en la última parte del intestino grueso (el recto), entonces su cuerpo tendrá la señal que necesita y al hacer fuerza, relajará el ano y saldrá la caca.

No es bueno estimular el ano con el dedo, con el termómetro, con una ramita de perejil impregnada en aceite o con una cerilla (por nombrar los métodos más comunes), ya que ello puede hacer que el sistema nervioso del bebé se acostumbre a hacer "caca" sólo con el estímulo. Tampoco es necesario dar zumos ni laxantes ni infusiones "para el cólico". Esto no es bueno para su intestino que ya tiene lo mejor, "la leche materna", y aumenta el riesgo de diarreas e infecciones. Además puede disminuir la producción de leche, ya que el bebé mamará menos y el pecho, en respuesta, fabricará menos leche.

Para asegurar que el bebé no tenga problemas se le debe ofrecer el pecho a menudo, tomarlo mucho en brazos (la fuerza de la gravedad ayuda al bolo intestinal), jugar con él y hacerle masajes en el abdomen. 

Todo esto le proporcionaré cariño, el mejor alimento, las mejores bacterias intestinales (los famosos bífidus) y el ejercicio y estímulo que necesita.


Cuándo consultar con el pediatra: Si tu bebé no ha eliminado el meconio (la primera caca negra) el primer día, o si a partir del 4º día y durante todo el primer mes, no hace "cacas" todos los días día o estas tienen una consistencia mayor que la de un puré.

En resumen:
Ofrecer el pecho a demanda del bebé, tomarlo mucho en brazos, jugar con él y hacerle masajes son el mejor método para asegurar que el bebé no esté estreñido y se críe sano y feliz.

A partir del primer mes, muchos niños con lactancia materna exclusiva no hacen "caca" todos los días, pero esto no es estreñimiento.

Autora: Susana Ares Segura

viernes, 18 de noviembre de 2016

La mejor forma de enseñarle a un bebé a caminar es... ¡No enseñarle!

Candelaria Palacios
LA NACION


A veces las madres y padres nos ponemos ansiosos y morimos de ganas de ver a nuestros hijos pasar a la siguiente etapa o conquistar algún logro, cuando en realidad ellos no tienen ningún apuro. Cada bebé como individuo tiene sus propios tiempos y si no gatea o no camina todavía, no quiere decir que haya algo mal, simplemente que por ahora se siente bien descubriendo el mundo así y no está listo para pasar a lo siguiente. Pero pronto seguro lo logrará.

Sobre esto hablan Liliana Gruss y Francis Rosemberg, dos fonoaudiólogas y psicomotricistas que, inspiradas por el método del movimiento libre la pediatra húngara Emmi Pikler, escribieron el libro Bebés en movimiento, El desarrollo postural en imágenes. En él muestran fotos de las posturas y desplazamientos espontáneos de los bebés y las van analizando, demostrando la naturalidad y armonía con que los bebés van evolucionando hasta lograr ponerse de pie y caminar por sí mismos, sin necesidad de enseñanzas, ya que al ser respetados sus tiempos y valoradas sus iniciativas, crecen seguros, tranquilos y capaces para lograrlo.

Destaco a continuación algunas claves de mi entrevista a ambas expertas, acerca del desarrollo postural y el movimiento de los bebés para tener en cuenta:

Foto: Pixabay

- La intervención del adulto "estimulando" o provocando posturas que el bebé no domina, interfiere en la secuencia y entorpece las adquisiciones. El control del cuerpo en el espacio, el dominio del equilibrio, son vivencias muy íntimas; nadie desde el afuera puede determinar cuál es el momento para colocar al niño en tal o cual posición. María Montessori decía que toda ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo.

- Hay que partir desde un comienzo de la postura sobre la espalda, en la que está garantizada la mayor superficie de apoyo y, por lo tanto, el equilibrio y la seguridad corporal, y permitirle al bebé ejercitar todos sus movimientos con libertad, facilitará que cada niño construya por sí mismo la secuencia de posturas y desplazamientos que lo llevarán de la horizontalidad a la verticalidad.

- Dejarlos aprender solos influye positivamente en la confianza y autoestima de nuestros hijos. Esta vivencia de control del propio cuerpo, del equilibrio, del ejercicio de las propias iniciativas, tiene gran incidencia en el desarrollo emocional de los niños. El vínculo cálido y seguro con sus padres y con los adultos responsables de su cuidado, adultos que le permiten actuar, que disfrutan con lo que el bebé es capaz de hacer, con lo que sabe y puede en cada etapa por la que va transitando, permite que el niño se desarrolle seguro de sí mismo, con la seguridad emocional que le dan la contención y el respeto por sus logros.
- Todos los bebés atraviesan las mismas etapas pero a distintos tiempos:esto sucede en una secuencia que va desde la posición sobre la espalda a poder pararse y caminar. Hay niños más precoces y otros más tardíos. Lo importante no es cuándo los niños hacen lo que hacen, sino cómo lo hacen: con seguridad, confianza, dueños de su propio cuerpo, o dependiendo de que alguien lo ponga, lo saque, lo acomode... Los ritmos son diferentes: la marcha se da generalmente entre los nueve y los dieciocho meses. Los que caminan a los nueve, son los precoces; los que lo hacen a los dieciocho son los tardíos. El promedio de los niños suele comenzar a caminar alrededor de los dieciséis y no a los doce meses como indican muchas tablas de desarrollo.
- Si el desarrollo autónomo es respetado y no se interfiere colocando al niño en posturas que aún no domina, todos los niños gatean, se sientan, se paran y caminan. Gatean sentados aquellos niños que fueron colocados en posición de sentado antes de adquirirla por sí mismos. Reptar es un desplazamiento correcto que se adquiere antes del gateo, antes de que las piernas y los brazos logren sostener el tronco alejado del piso. Es posible que en un principio el desplazamiento se produzca hacia atrás, ya que hay empuje desde los antebrazos antes de que el niño organice el punto de fuerza en los dedos de los pies. A partir de la experiencia, los niños irán organizando sus desplazamientos hasta lograr el reptado hacia adelante.


Foto: Pixabay
- Hablar de autonomía del niño pequeño, es reconocerlo como un ser de acción y no sólo de reacción desde las etapas más tempranas. Como un interlocutor válido en el vínculo adulto-niño. ¿Acaso no se transforma la casa, nuestras rutinas cotidianas y la vida entera cuando llega un bebé al hogar? ¿No nos ponemos felices si abre la boca alegremente para comer el puré que le ofrecemos y no nos angustiamos si la cierra y frunce el entrecejo o da vuelta la cara negándose a comer? Hablar de autonomía es considerarlo persona desde el nacimiento. Es poder observarlo y descubrir que sólo es torpe si le imponemos posturas a las que no ha llegado por su cuenta. Que es armonioso en sus movimientos cuando gira y pasa de estar panza arriba a panza abajo; que tiene iniciativas propias cuando explora los objetos tomándolos en sus manos, observándolos, cuando chupa, sacude, frota, tira y vuelve a tomar... Hablar de autonomía es tomar la decisión de respetarlo en sus tiempos y en sus ritmos, en sus deseos y necesidades, sin intentar imponer los nuestros.

- Si bien hay que dejar que los niños "hagan" por su cuenta, esto no quiere decir que el adulto se desentienda de él. Todo lo contrario. Conocerlo profundamente, saber cuáles son las necesidades de cada uno, tomar en serio la actividad de cada bebé, le permite al adulto referente organizar el espacio adecuado, un medio tranquilo, distendido y seguro, rico en elementos seleccionados en función de sus intereses y sus posibilidades, en cada etapa madurativa por la que va transitando.


Foto: Pixabay
- Hay puntos en común entre la filosofía de María Montessori y los principios de la Dra. Emmi Pikler. Ambas buscan organizar un lugar en el que los niños puedan hacer las cosas por sí mismos - vivir su propia vida - sin ayuda inmediata de los adultos. De esta manera, el niño se hace consciente de su propio poder, es decir de su poder hacer. También hay algunas diferencias, ya que Montessori se dedicó a la "educación" de los niños y a desarrollar planes de aprendizaje individualizado, pensando en las formas más naturales y espontáneas de adquisición de conocimientos, a partir de las edades de la escolarización. Emmi Pikler se dedicó a las etapas más tempranas del desarrollo infantil, desde el nacimiento hasta el ingreso en la etapa escolar. Es decir a la constitución subjetiva más temprana. Sus principios se asientan sobre la calidad de los cuidados cotidianos, y sobre la libertad del movimiento en los bebés, y no sobre los aprendizajes de índole escolar.

- Algunos de los errores comunes que cometemos los papás: a veces los adultos caemos en la tentación de acelerar o querer saltear etapas. Cuando el bebé está madurativamente preparado para jugar boca arriba, mover libremente brazos y piernas, girar la cabeza, nosotros pensamos que es mejor ponerlo boca abajo (posición en la queda aplastado contra el colchón, sin poder mover su cuerpo ni elevar la cabeza, ya que ésta es muy pesada). Cuando está ejercitando este giro para ponerse boca abajo, consideremos necesario sentarlo. Entonces le colocamos almohadones para sostenerlo (pero igual se cae para un costado, ya que su columna no está madura para permanecer erguida). Y cuando comienza a sostenerse sentado, lo paramos. Y apenas él comienza a pararse por sí mismo, lo hacemos caminar. Siempre apurando sus tiempos. Como si lo que el bebé propone, no importara. Porque nuestras expectativas siempre están más allá de lo que él puede en el aquí y ahora. Así es muy difícil construir la autoestima, la confianza en sí mismo, la posibilidad de tener iniciativa...

jueves, 17 de noviembre de 2016

Extracción manual de la leche

Como hemos afirmado en otras ocasiones, la extracción manual es una herramienta importante entre las disponibles para la lactancia. Les acercamos este video realizado por Maya Bolman, IBCLC y Ann Witt, MD, FABM, IBCLC y traducido por Veronica Garea, MS, PhD, IBCLC (y voluntaria de nuestro GALM). Agradecemos a Maya Bolman la oportunidad de hacer que este video esté disponible para las madres de habla hispana.




Video: todos los derechos de Maya Bolman y Ann Witt. 
"Puede usarse nuestro video con objetivos educativos y en contextos que no violen el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna de la OMS. El video no puede ser editado. Debe ser reproducido con todos los créditos tal como se muestran en el video. / You may use our video for educational purposes and not in any context that violates the WHO International Code on the Marketing of Breastmilk Substitutes.   The video should not be edited.  It should be played with full accreditation as noted in the video"
©GALM Bariloche. Permitida la reproducción sin modificaciones y citando la fuente.

martes, 8 de noviembre de 2016

Visita en consultorio una vez nacido el bebe.

Primera visita
La primer visita tiene una duración de más de 2 horas, se realiza una pequeña historia del embarazo, parto y amamantamiento del bebe, se despejan dudas y se observa como se alimenta el bebe, se corrigen los problemas que dificulten un correcto amamantamiento. La consulta finaliza cuando se observa que el bebe logra mamar, de persistir más dificultades se realizará una próxima visita. Costo $400.-


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