lunes, 30 de septiembre de 2013

Perinatal hospice


Perinatal hospice is a life-affirming model of care offered to families 
whose unborn baby has been diagnosed with a life-limiting condition. 
Providing this care is important in small hospitals as well
 as large because the need for it is everywhere. 
For more information, go to www.perinatalhospice.org


Por qué un bebé no puede manipular a sus padres mediante el llanto, según la ciencia

Para las madres que siempre me preguntan- ¿y ahora por qué llora?-, y yo les digo- está recién nacido, solo puede llorar- . Tene a tu hijo en brazos, es lo mejor que le puede pasar junto con el amamantamiento, estarás formando una persona sana y segura, cuanto puede hacen estás acciones, vale la pena ponerlas en práctica.
30 de septiembre de 2013 | 10:00 CET



Hace unos días comentamos un estudio que decía que los padres más cariñosos y comunicativos tienen hijos menos problemáticos en la escuela, y tanto yo como las que comentasteis llegamos a la conclusión de que parece mentira que tengan que hacerse estudios para demostrar cosas que parecen realmente obvias.

Hoy, por esto mismo, quiero hablar del llanto de los niños para tratar de desmitificar algo que mucha gente lleva muchos años creyendo, que los bebés pueden manipular a sus padres con su llanto, es decir, que pueden lograr que sus padres actúen a su antojo con sólo llorar o no hacerlo, en base a su inteligencia, su malicia o por ser pícaros. No, esto no es posible, un bebé no puede manipular a sus padres con el llanto, y ahora os diré por qué.

Que sí, que los bebés intentan manipular a sus padres y controlarles
Cree la gente que los bebés llegan al mundo a plantar batalla, a tratar, desde el principio y con sus herramientas básicas, de controlar a sus padres para poco a poco ir haciendo de ellos dos marionetas a las que controlar a su antojo. Seguro que en más de una ocasión habréis oído o recibidos consejos que dicen eso de “Déjale llorar, que no le pasa nada”, “no hagas lo que te pide, que te está intentando controlar”, “si lo coges y cedes, te gana”.

Es posible incluso que hayáis oído a padres y madres explicar lo listos que son los bebés, que enseguida aprenden a tomar el pelo a sus padres: “lo dejo en la cuna y se pone a llorar, le cojo y se calla… y si le vuelvo a dejar, vuelve a llorar… manipulación total”.

Pero no, es científicamente imposible
Sin embargo no puede ser. Un bebé no puede hacer eso. Sin hablar de ciencia, sólo con el sentido común, basta con saber que un bebé no es capaz de conocer las consecuencias de sus actos para darnos cuenta de que es imposible. Un bebé no sabe que si hace A, luego viene B. Si lo supiera sería un ser racional, y aún no lo es. Dicho de otro modo, un bebé no sabe que puede manipular a las personas de su alrededor, primero porque no sabe qué es eso de manipular y segundo porque es incapaz de simular o actuar para conseguir lo que quiere. Para poder hacer eso necesita ser capaz de pensar de un modo lógico, sabiendo que si llora logrará que sus padres le hagan caso y que, a partir de entonces, empezará a controlarles un poco más, y así cada vez más, hasta llegar al poder.

No, un bebé llora porque se encuentra mal o siente que algo no está bien. Es algo totalmente primario. Tengo hambre, pido comida… pero es que ni siquiera piden comida, ellos lloran y punto: “me molesta un montón la barriga… buaaaa”, igual que cuando tienen frío, calor o se sienten solos. Ellos no piensan eso de voy a llorar a ver si me cogen en brazos, o voy a llorar a ver si me tapan con una mantita de ositos. Ellos lloran porque sienten cosas desagradables, porque no están a gusto, y a ver si con el “buaaaa” resulta que quien viene acierta y me quita esa molestia.

Ahora, hablando de una manera más científica, los bebés, para poder controlar a los adultos necesitan que su cerebro racional funcione, que sus lóbulos frontales sinteticen glutamato, que es un neurotransmisor necesario para pensar de manera lógica. Como podéis imaginar, el cerebro de los bebés no está lo suficientemente desarrollado como para que se produzca la síntesis de glutamato y, de hecho, sus lóbulos frontales, que forman parte del cerebro racional, apenas se han empezado a desarrollar.

La consecuencia de esto es que los bebés no tienen pensamiento lógico, y como no lo tienen, es imposible que puedan pensar en manipular a sus padres, porque ni saben manipular, ni saben qué es “padre”, ni saben que los que le cuidan son sus padres y van a estar siempre con él. No saben nada de eso, así que, sin saberlo, como para empezar a pensar en trazar planes maquiavélicos a largo plazo están. Pobrecitos, suficiente tienen con tratar de calmar aquello que les hace sentir mal en el momento presente.
Foto | Nathan Walker en Flickr

La Semana del Prematuro 2013, del 28 septiembre al 6 octubre

Semana del prematuro - Lugares de atención adecuados

Derechos que se focalizan este año en la Campaña

  • Derecho 1: Prevención a través del control del embarazo 
  •  Derecho 2: Nacer y ser atendidos en lugares adecuados.



Semana del prematuro del del 28 de septiembre al 6 de octubre de 2013

Testimonios, padres de prematuros 2013

Derechos que se focalizan este año en la Campaña

  • Derecho 1: Prevención a través del control del embarazo 
  • Derecho 2: Nacer y ser atendidos en lugares adecuados.


Nacer antes de tiempo / En los últimos años descendió, pero lentamente

Es alta la mortalidad en prematuros
Los expertos lo atribuyen a la falta de enfermería especializada, información y organización de los recursos
Fabiola Czubaj
LA NACION

En la última década, en el país descendió la mortalidad de los bebes que nacen varias semanas antes de completar su gestación en la panza materna. Sin embargo, para Unicef Argentina, esa tendencia avanza muy lentamente porque existen intervenciones de probada efectividad que no se están aplicando.

De hecho, el 60% de las muertes de bebes prematuros en la primera semana de vida se podría evitar si se generalizara un modelo de maternidad segura centrada en la familia, como el que aplica desde hace años el Hospital Materno-Infantil Ramón Sardá e imitan desde febrero otras 50 maternidades en cinco provincias.

"Ya no se trata solamente de salvarle la vida a un prematuro, sino de proteger también su derecho a crecer con la menor cantidad de secuelas posibles [en su desarrollo]. Queremos que los indicadores de mortalidad infantil se reduzcan aún más en la Argentina y eso se logra con medidas como una mayor participación de la mamá, el papá y los hermanos en la atención de estos bebes", dijo ante periodistas el representante de Unicef Argentina, Andrés Franco.

Fue durante el lanzamiento de la Semana del Prematuro, iniciativa a la que adhieren más de 70 maternidades del país para reducir la mortalidad en estos bebes. A partir del próximo lunes, realizarán actividades de actualización y difusión sobre cómo prevenir un parto anticipado y, si ocurre, qué servicios deberían recibir la mamá y el bebe, y de qué se trata el seguimiento después del alta de la unidad de cuidados neonatales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un bebe es prematuro cuando nace antes de completar las 37 semanas de gestación (un embarazo normal dura entre 40 y 41 semanas), contadas desde el primer día de la última menstruación de la mujer antes de quedar embarazada. Si no recuerda la fecha, la edad gestacional del bebe se puede calcular con dos ecografías (una, en los primeros meses y otra cuando el embarazo está avanzado).

Se considera prematuro a un bebe que nace con menos de 2,5 kilos. Esto, a la vez, incluye a los de alto riesgo: los que nacen con muy bajo peso (entre 1 y 1,5 kilos) y bajo peso extremo (menos de 0,5 kilos).

Según los datos del Ministerio de Salud que utilizó Unicef Argentina, cada año nacen unos 56.000 prematuros (8%) y más de 6000 con menos de 1,5 kilos. "En los 90, teníamos 1000 bebes nuevos por año de menos de 1,5 kilos; en 2005, unos 4000 y, ahora, más de 5000", dijo a LA NACION la doctora Gabriela Bauer, coordinadora de la campaña y pediatra del hospital Garrahan. Y según apuntó Zulma Ortiz, especialista en salud y nutrición de Unicef, las tres causas identificadas son el embarazo adolescente, el consumo de sustancias tóxicas (cigarrillos y drogas) y la reducción del período entre embarazos (menos de 2 años).

Pero aunque existen medidas para tratar de evitarlo, la prematurez sigue siendo la primera causa de mortalidad infantil: la mitad de los menores de un año que mueren anualmente son prematuros con menos de 2,5 kilos al nacer. La tercera parte son prematuros de menos de 1,5 kilos. El mayor descenso se da en los prematuros que nacen con más de 1,5 kilos.

"Esto está ocultando grandes brechas, inequidades, por lo que podríamos decir que la mortalidad no sólo no disminuyó lo necesario en esos prematuros de alto riesgo, sino que hasta podría haber aumentado", explicó Ortiz. Señaló también que el 60% de la mortalidad en los prematuros es evitable porque "tiene que ver con la calidad de la atención".

De hecho, un relevamiento de las 711 maternidades del país revela que sólo el 35% (donde se realizan más de 1000 partos por año) cumple con las condiciones obstétricas y neonatales esenciales que recomienda la OMS. Eso, para Unicef, se debe a la falta de enfermeras especializadas en neonatología, una insuficiente capacitación y actualización profesional, y la falta de la regionalización de los servicios especializados.

"Hoy, la sobrevida de los bebes que nacen con 1-1,5 kilos es del 90%, mientras que en los que nacen con 0,75-1 kilo es del 80 por ciento. Por eso, tendríamos que estar mucho mejor -indicó Bauer-. Es muy importante que sobrevivan, pero con un porcentaje fijo y aceptable de secuelas evitables", como los problemas del aprendizaje, de la audición o respiratorios, entre otros.

Dijo el doctor Bernardo Chomsky, de la Alianza Argentina para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño: "Con que tengamos una excelente supervivencia con la menor cantidad de secuelas en bebes con 28 semanas de gestación, nos podríamos dar por más que satisfechos".

9 meses de embarazo en 90 segundos / 9 mesi di gravidanza in 90 second

9 meses en 90 segundos

domingo, 29 de septiembre de 2013

Expertos de Unicef piden mejorar la atención de prematuros en el país

Sábado 28 de septiembre de 2013 | 19:02

"Falta una buena articulación, comunicación y sistemas de traslados entre centros de baja y alta complejidad", señala el informe
 
La Semana del Prematuro es auspiciada todos
los años por Unicef. Foto: Archivo / Jujuy al Día

Con motivo de la celebración de la " Semana del prematuro " en Argentina, expertos en salud de Unicef reclamaron hoy una mejora en las condiciones de las maternidades del país para que los niños puedan nacer "en un lugar adecuado" y recibir atención especializada.

A través de jornadas científicas y cursos de capacitación, Unicef Argentina quiere concienciar a la sociedad de la importancia de los controles prenatales para evitar los nacimientos prematuros, que cada año aumentan en Argentina y pueden llegar a convertirse "en un problema de salud pública".

"En muchos casos, falta una buena articulación, comunicación y sistemas de traslados, entre los centros de baja complejidad, y aquellos que están preparados especialmente para recibir niños de bajo peso y nacidos prematuramente", explicó la doctora Analia Messina, y miembro de la organización de la "Semana del Prematuro".

De acuerdo a los datos facilitados por el Ministerio argentino de Salud, en 2011, de 585 maternidades valoradas, sólo el 44 % cumplían totalmente con las condiciones definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe elaborado por Unicef Argentina. La principal deficiencia era la disponibilidad de sangre para las transfusiones, que sólo se cumplía en el 54 % de los casos.

Durante la presentación de la campaña en la provincia de Río Negro, la responsable de Salud de Unicef, Zulma Ortiz precisó que "de 715 maternidades públicas en la Argentina, el 56 % no cumplen condiciones obstétricas, si bien representan apenas al 17 % de los niños nacidos".

"Ese 17 % representa unos 73.000 niños que nacieron en lugares inadecuados, entre ellos, 14 grandes maternidades y 309 pequeños centros", explicó.

Según Ortiz, "en el 90 % de los casos, de un total de 750.000 nacimientos anuales ocurridos casi totalmente con atención sanitaria, no hay que hacer nada; pero en el 10 % hay que actuar con alguna medida, entre ellas, en el 1 % de los casos, con reanimación, unidad de terapia neonatal, incubadoras y respiradores"

Para que un hospital cumpla con todas la condiciones necesarias que ayuden a proporcionar la mejor asistencia a los recién nacidos y a sus madres, "debe brindar cirugías como la cesárea, anestesista, sangre segura, antibióticos, además de poder garantizar un eventual traslado a otro centro" si fuera necesario.

Reducción de la mortalidad infantil

Si bien la mortalidad infantil se redujo en un 54 % en los últimos 20 años en Argentina, el informe de Unicef alerta sobre la disparidad de cifras que existen entre las distintas provincias del país.

Un ejemplo es el de la provincia de Neuquén, que presentó la tasa más baja de mortalidad en el grupo de niños y niñas que nacieron en con menos de 1500 gramos, 20,3 de cada 100, mientras que en otras como Formosa, Corrientes, la Rioja y Tucumán presentaron valores hasta 2,5 veces más elevados, según datos de 2010.

"Las razones que podrían explicar las diferencias entre provincias están íntimamente relacionadas con la implementación de la regionalización de la atención materno-neonatal", indicó Messina y agregó: "La regionalización es una forma de garantizar la capacidad de atención altamente especializada, y que se ha puesto en marcha en los países más desarrollados demostrando que es una estrategia muy efectiva para lograr mejores resultados y evitar las muertes evitables en los recién nacidos prematuros".

La situación del país podría mejorar, según los especialistas, si disminuyeran esas diferencias entre las distintas provincias. "Si todas (las provincias) hubiesen tenido la misma tasa de mortalidad de Neuquén en recién nacidos, con menos de 1.500 gramos, se hubiesen prevenido 906 muertes neonatales bajando en 1,5 puntos la tasa de mortalidad infantil", señala el informe de Unicef.

Algunos datos destacados

En 2010/2011 menos de la mitad de 630 maternidades evaluadas en todo el país cumple con las Condiciones Obstétricas y Neonatales Esenciales (CONE) definidas por la OMS.
La Argentina presentó el segundo incremento más elevado (+4,2%) en la tasa de nacimientos prematuros en los últimos 10 años entre 39 países de renta media y media alta.
La Semana del Prematuro 2013, que va del 28/9 al 6/10 cuenta con el apoyo de 280 instituciones de todo el país que realizan diversas actividades. El calendario completo puede verse en: http://semanadelprematuro.org.ar/
¿Cómo se puede garantizar una adecuada cobertura de la atención materna y neonatal?

Redes perinatales regionalizadas y reguladas. La regionalización de la atención materno-neonatal es una de las estrategias con mayor impacto en la reducción de las muertes de los recién nacidos prematuros y en la prevención de las complicaciones asociadas a esta condición. Se requiere que el sistema de salud se organice de manera tal que asegure la accesibilidad de la atención a la embarazada y que, según los riesgos que presente ella y/o su bebé, reciban la atención necesaria.

La evaluación de las maternidades públicas en Argentina mostró, entre otros aspectos, que el número total de instituciones en el país es muy elevado, y su promedio de nacimientos es bajo. Esto contribuye a tener plantas físicas sin la adecuada dotación de personal y los suministros esenciales para una correcta atención materno- perinatal, lo que impactó negativamente en la calidad de la atención y el incremento del gasto. Argentina tiene registradas 472 establecimientos (217 públicos y 165 privados) con oferta de Terapia Intensiva Neonatal, tres veces más que las que tiene Reino Unido para atender un número similar de partos, y 16 veces más que las que tienen Canadá o Chile, países estos con tasas de mortalidad maternas e infantiles menores que las nacionales.[ii][2]

¿Cómo prevenir la prematurez y evitar las muertes neonatales?

Los controles durante el embarazo pueden prevenir la prematurez; y que el parto se produzca en un lugar adecuado puede evitar la muerte materna e infantil.

El control durante el embarazo permite:

a) Indagar sobre la edad de la madre, sus hábitos, si tuvo hijos y cuántos. Se sabe que las madres adolescentes o que tuvieron muchos hijos anteriores, así como las embarazadas que no se alimentan bien, fuman o consumen drogas o alcohol, tienen más riesgos de tener un hijo prematuro.
b) Saber si una mamá ya tuvo un bebé que nació prematuro. De ser así, tiene entre 5 y 7 veces más posibilidades de volver a tener un hijo que nazca antes de término.
c) Detectar tempranamente enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes en la mujer y el retardo de crecimiento del feto.
d) identificar si la mujer está bajo una situación stress, como un embarazo no deseado o ser víctima de violencia familiar o laboral.
Se ha demostrado que la privación social y afectiva, definida como: la falta de educación, de controles prenatales y de contención emocional de la mujer embarazada, afecta negativamente su salud y la de su bebé.

Acerca de Fundasamin

Es una Organización sin fines de lucro creada en al año 2005 cuya misión es promover cuidados en salud humanizados y basados en evidencias científicas entre los profesionales de la salud y la comunidad. La Campaña Nacional "Semana del Prematuro" impulsada por Unicef está estructurada sobre "El Decálogo de los Derechos del Prematuro". Este documento describe la problemática de la prematurez y sus derechos vulnerados. Desde Fundasamin participamos activamente en la campaña y en lo cotidiano, capacitando e investigando en temáticas que aportan en la atención de estos niños y apuntan a garantizar el ejercicio de sus derechos enunciados por Unicef.

Fundasamin lleva adelante las siguientes acciones vinculadas al Derecho 2 : "Nacer en el lugar adecuado"

Capacitación en enfermería neonatal: el equipo de salud que asiste a los prematuros debe ser altamente especializado. Esta capacitación está dirigida a mejorar las destrezas y el conocimiento de las enfermeras neonatales y ha capacitado enfermeras tanto del área metropolitana como del interior del país.
Móvil MAMI: capacitación itinerante para médicos generales, neonatólogos, pediatras, obstétricas, enfermeros y otros profesionales que asisten RN con el curso de RCP neonatal, sistemática de reanimación imprescindible en la recepción de RN que requieren ayuda al nacer, especialmente los prematuros. Realiza un recorrido en diversas Regiones de la Provincia de Buenos Aires y ciudades del interior del país.
Programa de Asistencia Técnica a diversas instituciones del interior del país que asisten partos, para la identificación de embarazos de riesgo que requieren traslado a niveles superiores de atención y ante el nacimiento inminente de prematuros, capacitación para atención inmediata adecuada, estabilización y condiciones de traslado.
Escuela de capacitadores: formación de profesionales del área materno infantil que lideren iniciativas de educación continúa en sus maternidades de origen.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Volver al trabajo…¡Ahhhhhhhhhh !!! Segunda parte Maternar en Tribu 4

 Antes de arrancar con el tema, quería contarles que estoy esperando a mi primer hijo. Se llama León. Deseaba compartirlo con ustedes porque, de alguna manera, me siento cerca de cada una de las mujeres que leen esta querida revista. Ahora sí, con la sonrisa dibujada me propongo continuar con la segunda parte de la nota.

En el número anterior hablamos de la organización como el eje que nos tiene que guiar y, en ese mismo sentido, vamos a hablar ahora de cómo continuar la lactancia, aún fuera de casa. Lo primero que voy a afirmar es que se puede. ¡Sí, se puede! Con constancia y voluntad, podés perfectamente seguir lactando a tu hijo.

Lo más importante es continuar estimulando los pechos para que tu producción no baje. Este tiene que ser tu norte y no la cantidad de leche que te extraigas cada vez. En base a esto, lo que debés tener en cuenta es la cantidad de horas que vas a estar fuera de casa, incluyendo las del viaje, y extraerte la misma cantidad de veces que tu bebé hubiese tomado en ese tiempo. Así vas a poder mantener la producción, que es lo que más nos interesa.

¿Cómo te extraés? En principio, buscá el lugar más tranquilo que puedas. Es necesario el correctísimo lavado de manos y los masajes al pecho con movimientos circulares y verticales descendentes antes de extraerte.

Conectate mentalmente con tu bebé. Podés ayudarte con alguna ropita con su olor, su foto o lo que quieras. Después, colocá el recipiente y comenzá. La extracción puede ser manual o con sacaleche y no te fijes cuánto estás sacando, es muy difícil llenar una mamadera. Acá lo que importa es que el pecho no pierda el estímulo. Si tenés la suerte de que el lugar sea limpio, podés conservar lo que te sacaste y mantenerlo refrigerado (recipiente de telgopor y conservante para vacunas es una opción). Sino, pedile al pediatra que te recomiende alguna leche de fórmula para que tu cachorro tome mientras vos no estás.

Todas sabemos las ventajas que tiene la leche de mamá, pero considero que la obsesión puede llevarnos a la angustia. Si se puede, maravilloso, pero si no se puede, se completa con fórmula (si ésta no es en polvo puede mezclarse con la materna) y le das pura teta cuando están juntos.
Mientras estés en casa, dale sólo teta. Una apenas se despiertan, otra justo antes de irte (aunque tome muy poquito) y apenas llegas también: lavado de manos, a la teta y el resto del mundo que espere. Y los fines de semana, por supuesto, todo el tiempo. Esto es fundamental para regularizar la producción.

Tenés que saber que con tu vuelta al trabajo puede que tu hijo comience a despertarse más seguido de noche. Él sabe y entiende todo lo que ocurre a su alrededor y es claro que sabe que ya no estás tanto en casa, por lo cual, se despertará más seguido para asegurarse de que estas ahí. Te sugiero que continúes con el colecho y que no introduzcas ningún cambio hasta que estén acomodados a esta nueva situación.

Y para finalizar, cuatro temillas importantes para empezar con el pie derecho:
• Comenzá a extraerte unos 15 días antes de volver al trabajo, para ir agarrándole la mano. Con dos veces por día es suficiente. Estas dos extracciones podés acumularlas y que alguien más se la dé con mamadera o vasito para que vaya practicando. Si se la das vos, no va a querer. Te va a buscar la teta.

• Si lo va a cuidar alguien en casa, que venga cuando todavía no empezaste a trabajar para que tu bebé se vaya habituando. Si es en algún maternal, atendé las indicaciones que te den en cuanto a la adaptación y, en lo posible, comenzá a trabajar un jueves para comenzar la separación de a poco.

• En cuanto a la conservación, la leche se puede acumular por día. No olvides fecharla. En el freezer dura 15 días y en la heladera (en el fondo, no en la puerta) entre 2 o 3, según sea invierno o verano. Para descongelarla, bajala la noche anterior o colocala bajo el chorro de agua caliente. O bien, calentá agua en la hornalla, apagala, y colocá el recipiente adentro. En todos los casos, después agitala para que vuelva a homogeneizarse.

• Guardá de a 40 o 60 ml, ya que lo que tu hijo no tome hay que tirarlo.

Sé que parece muuucho trabajo, pero la verdad no es tanto y los beneficios son enormes. Y si te quedan dudas o hay algo en el proceso que creés que puedemejorar, consultá con cualquier puericultora que te va a asesorar y apoyar en este complejo, pero satisfactorio, camino de sostener la lactancia en el tiempo. ¡Éxitos madres!

Giselle López Ponce es puericultora universitaria FUNDALAM / UNSAM
Extraído de Maternar en Tribu

LA LEGISLACIÓN LABORAL:
Fuentes: www.anses.gov.ar

Los 90 días son 45 antes y 45 después, pudiendo trabajar hasta 30 días antes dejando 60 para el momento luego del nacimiento.
Se puede solicitar la extensión de la licencia por 6 meses más después de los 90. El pago, en este caso, es no remunerativo. Pero el monto a cobrar debe ser igual al monto que hubiera percibido en caso de estar trabajando.

En relación a la lactancia, la madre tiene derecho a dos períodos de 30 minutos dentro del horario laboral para poder salir a amamantar a su hijo. En algunos casos, puede llegarse a un acuerdo informal con el empleador para tener la posibilidad de acumular esos 30 minutos y retirarse una hora antes.

Volver al trabajo…¡Ahhhhhhhhhh !!! de Maternar en Tribu 3

El retorno al mundo laboral nos despierta sentimientos como angustia, incertidumbre y miedo.
Cómo organizarnos y que hacer para enfrentar esa vuelta Primera parte
Por: Giselle López Ponce

Este es un tema difícil de abordar en pocas líneas, ya que presenta varias aristas.
Las puericultoras podemos asesorar en cri­anza además de lactancia, pero también, conocemos los derechos de las futuras madres. Esto también es parte de nuestro rol de cuidar al que cuida.

La vuelta al trabajo despierta varios sentimientos en una mamá. Por un lado, angustia por tener que dejar a su cachorro tan chiquito (y en este aspecto 45 días o 9 meses es lo mismo… para una madre siempre es chiquito). Por el otro, incertidumbre de no saber si se podrá sostener la lactancia en el tiempo. Además, el miedo de no sa­ber si lo estamos dejando en buenas manos (en casos donde el cuidador es una persona ajena a la familia). Como vemos, ninguno de estos sentires es positivo y es importante para las mujeres contar con la ayuda y el apoyo necesarios para poder en­frentar esta situación.

Pero, ¿Quiénes son los encargados de sostener y apoyar? Podemos decir que el primer cuidador debería ser el Estado. En países europeos como Suecia, por ejemplo, los afortunados bebés gozan de 16 meses compartidos entre mamá y papá. Pero aquí, y en varios más, contamos sólo con 90 días si trabajamos de manera formal (en blanco).

Dicho esto, vamos a abocarnos a dos ejes centrales de la vuelta al trabajo: orga­nización y lactancia.

Sabemos que de por sí, llevar adelante una casa no es simple. Con un bebé y muchas horas fuera, se puede complicar aún más. Mi sugerencia es que se pueda delegar lo más posible y organizarse.

Por ejemplo:
•Armar un plan semanal de comidas, cocinar los fines de semana la mayor cantidad posible y freezar.
•Dedicar un día para hacer las compras en base al plan semanal.

•Si hay abuelas macanudas en la familia, pueden ser ellas las que se encarguen de ayudar a las mamás, lavando o planchando la ropa, por ejemplo. Cada una sabe con qué ayuda puede contar. Lo que intento decir es que sé que, a veces, nos cuesta pedir esa ayuda porque nos gusta hacernos cargo de todo: Pero finalmente terminamos agotadas y en el poco tiempo que nos queda para disfrutar de nuestro hijo seguimos trabajando, esta vez en casa.

Un tema para nada menor es hablar con la pareja. Si los dos trabajan y el hijo es de ambos, considero que ambos tienen que ocuparse. Hoy en día esto es más simple que en la época de nuestras madres, en la que los maridos no levantaban ni un plato de la mesa. Propongo un diálogo del tipo: “Mi amor, yo sé que estás cansado tanto como yo, pero si me ayudas con el gordo y con algunos quehaceres, vamos a terminar más rápido y más rápido vamos a poder descansar” ¡Vamos mujeres! Ustedes seguramente tienen más de un as bajo la manga para llevar adelante esta conversación.
¿O no?
Giselle Lopez PoncePuericultora universitariaFUNDALAM / UNSAM

Extraído de Maternar en Tribu

Mitos falsos sobre la lactancia - (Breastfeeding False Myths)


 Por Lisa Marasco
Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 17 Numero 4 Año 2005
A lo largo y ancho del mundo existen ideas, concepciones o certezas acerca del manejo de la lactancia. Unas apoyan a las madres, las dignifican en su quehacer, otras entorpecen el desarrollo de la lactancia o lo truncan tempranamente y al final afectan la salud y sano desarrollo de los bebés, a la vez que llenan de incertidumbre a sus madres. Escogimos algunos mitos que comentamos para tranquilidad de las familias.

Lactancia (Babilonia. 6000 a. C.)


Mito 1: Amamantar frecuentemente al niño reduce la producción de leche, produce un reflejo de eyección débil y el fracaso de la lactancia
Realidad: La cantidad de leche que una madre produce llega a su punto óptimo cuando se le permite al niño sano amamantar tantas veces como lo necesite. El reflejo de eyección de la leche opera más fuertemente en presencia de un buen suministro de leche, que normalmente ocurre cuando se alimenta al niño a demanda, es decir, sin imponer horarios.

Mito 2: Una madre necesita amamantar únicamente de cuatro a seis veces cada 24 horas para mantener una buena cantidad de leche.
Realidad: Los estudios científicos demuestran que cuando una madre amamanta frecuentemente desde que nace el niño, con un promedio de 9,9 veces cada 24 horas durante los primeros 15 días, su producción de leche es mayor, el niño aumenta mejor de peso y la madre amamantará durante un período de tiempo más largo. La producción de la leche ha demostrado estar relacionada con la frecuencia de las tomas. La cantidad de leche empieza a disminuir cuando las tomas son poco frecuentes o restringidas. No hay que olvidar que muchos bebés recién nacidos comen cada hora y media o cada dos horas, lo cual es normal y frecuente.

Mito 3: Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar.
Realidad: Aunque muchos bebés mayorcitos pueden tomar la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no es generalizable a todos los niños. Los recién nacidos, que apenas están aprendiendo a mamar, no siempre son tan eficientes al pecho y a menudo requieren mucho más tiempo para comer. Poder mamar también depende del reflejo de bajada de la leche materna. Aunque a muchas madres les baja la leche casi inmediatamente, a otras no les sucede igual. En algunas mujeres, la bajada de la leche es escalonada, tiene lugar varias veces durante una sola toma. En vez de adivinar, es mejor permitir que el niño mame hasta que muestre señales de satisfacción, tales como soltarse él solo o tener los brazos y las manos relajados.

Mito 4: Las madres lactantes deben espaciar las tomas para que puedan llenársele los pechos.
Realidad: Cada pareja madre/hijo es única y diferente. El cuerpo de una madre lactante siempre está produciendo leche. Sus senos funcionan en parte como "depósitos de reserva", algunos con mayor capacidad que otros. Cuanto más vacío esté el pecho, más rápido trabajará el cuerpo para reabastecerlo. Cuanto más lleno esté el pecho, más lenta será la producción de leche. Si una madre espera sistemáticamente a que se le "llenen" los pechos antes de amamantar, su cuerpo puede recibir el mensaje de que está produciendo demasiada leche y, por tanto, reducir la producción.

Mito 5: A las ocho semanas de edad el niño sólo necesita entre seis y ocho tomas de leche materna; a los tres meses sólo requiere de cinco a seis tomas; y a los seis meses, no más de cuatro o cinco tomas al día.
Realidad: La frecuencia de las tomas del niño alimentado al pecho varía de acuerdo con varios factores: la producción de leche de la madre y su capacidad de almacenamiento (las madres con más pecho en general tienen mayor capacidad de almacenamiento), así como con las necesidades de crecimiento del niño. Los días en que se producen picos de crecimiento (días de mayor frecuencia) o el pequeño está enfermo, pueden cambiar temporalmente los patrones alimenticios del bebé. Es importante tener en cuenta que el consumo calórico del niño aumenta al final de la toma, así que imponer límites arbitrarios sobre la frecuencia o duración de las tomas puede desembocar en un consumo demasiado bajo de calorías por parte del niño.

Mito 6: Es la cantidad de leche que el niño consume, no si es leche materna o de fórmula, lo que determina cuánto tiempo aguanta un niño entre dos tomas.
Realidad: Los niños amamantados vacían el estómago más rápidamente que los niños alimentados con biberón: aproximadamente en 1,5 horas en vez de hasta 4 horas. Esto se debe al tamaño mucho menor de las moléculas de las proteínas que forman parte de la leche materna y las cuales se digieren con mayor rapidez. Aunque la cantidad de leche que se consume es uno de los factores que determinan la frecuencia de las tomas, el tipo de leche es de igual importancia. Los estudios antropológicos de las leches producidas por los diversos tipos de mamíferos confirman que los bebés humanos están diseñados para recibir alimento con frecuencia y que así lo han hecho a través de la historia.

Mito 7: Nunca despiertes al niño que duerme.
Realidad: Aunque es verdad que la mayoría de los niños indican cuándo tienen hambre, es posible que los recién nacidos no se despierten tan a menudo como lo necesitan, por lo que hay que despertarlos para que coman por lo menos ocho veces cada 24 horas. Quizá no se despiertan a causa de los medicamentos que recibió la madre durante el parto, por ictericia, trauma, chupete de entretención, medicamentos maternos o comportamiento introvertido por parte de los niños a los que se les hace esperar cuando dan señales de hambre. Además, las madres que quieran aprovechar la infertilidad natural que produce la amenorrea durante la lactancia comprobarán que el regreso de la menstruación se demora más cuando el niño sigue mamando de noche.

Mito 8: El metabolismo del niño se encuentra desorganizado al nacer y requiere que se le imponga una rutina u horario para ayudar a resolver esta desorganización.
Realidad: Los niños nacen programados para comer, dormir y tener períodos de vigilia. No es un comportamiento desorganizado, sino un reflejo de las necesidades únicas de cada recién nacido. Con el transcurso del tiempo los bebés se adaptan gradualmente al ritmo de vida de su nuevo ambiente sin precisar entrenamiento ni ayuda.

Mito 9: Las madres lactantes deben ofrecer a su bebé siempre ambos pechos en cada toma.
Realidad: Es mucho más importante dejar que el niño termine de tomar del primer lado antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo lado durante esa toma. La última leche (que contiene más calorías) se obtiene gradualmente conforme se va vaciando el pecho. Sucede a algunos niños, si se les cambia de lado de forma prematura, que se llenarán de la leche primera, más baja en calorías, en vez de obtener el equilibrio natural entre la leche primera y segunda. Como resultado, el niño no se satisfará y perderá peso, y probablemente tendrá cólicos. Durante las primeras semanas, muchas madres ofrecen ambos pechos en cada toma para ayudar a establecer el suministro de leche.
Mito 10: Si un niño no aumenta bien de peso, es porque la leche de su madre es de baja calidad.
Realidad: Los estudios demuestran que aún las mujeres desnutridas son capaces de producir leche de suficiente calidad y cantidad para suplir las necesidades de crecimiento del niño. En la mayoría de los casos, el escaso peso se debe al consumo insuficiente de leche materna derivado de horarios estrictos, de una inadecuada succión o un problema orgánico del niño.

Mito 11: Cuando una mujer tiene escasez de leche, generalmente se debe al estrés, la fatiga o el bajo consumo alimenticio y de líquidos.
Realidad: Las causas más comunes de leche escasa son: tomas poco frecuentes y/o problemas con el afianzamiento y postura del bebé al mamar. Ambos problemas se deben en general a información incorrecta que recibe la madre lactante. Los problemas de succión del niño también pueden afectar de forma negativa la cantidad de leche que produce la madre. El estrés, la fatiga o la mala nutrición rara vez son causas de baja producción de leche, ya que el cuerpo humano ha desarrollado mecanismos de supervivencia para proteger al lactante en tiempos de hambruna.

Mito 12: Una madre debe tomar leche para producir leche.
Realidad: Una dieta saludable y balanceada que contenga verduras, frutas, cereales y proteínas es todo lo que una madre necesita para nutrirse adecuadamente y producir leche. El calcio se puede obtener de una gran variedad de fuentes no relacionadas con los lácteos, como las verduras verdes, semillas, frutos secos y pescados como la sardina y el salmón con espina. Ningún otro mamífero toma leche para producir leche.

Mito 13: Chupar sin el propósito de alimentarse (succión no nutritiva) no tiene objeto.
Realidad: Las madres con experiencia en lactancia aprenden que los patrones de succión y las necesidades de cada niño varían. Aunque las necesidades de succión de algunos niños se satisfacen primordialmente cuando comen, otros niños requieren más succión al pecho, aun cuando hayan acabado de comer hace unos minutos. Muchos niños también maman cuando tienen miedo, cuando se sienten solos o cuando algo les duele.

Mito 14: Las madres no deben prestarse a ser el "chupo de entretención" de su hijo.
Realidad: Consolar y suplir las necesidades de succión al pecho es el diseño de la naturaleza para madres e hijos. Los chupones (chupetes, chupos, bobos, pepes) son un sustituto de la madre cuando ella no está. Otras razones de ofrecer el pecho para apaciguar al niño incluyen un mejor desarrollo oral y facial, la prolongación de la amenorrea, evitar la confusión de succión y estimular una producción adecuada de leche que asegure un índice más elevado de éxito de la lactancia. Y sobre todo, un niño tranquilo que encuentra consuelo en su madre, lo cual fortalece su desarrollo emocional.

Mito 15: La confusión tetina-pezón no existe.
Realidad: La alimentación al pecho y la alimentación por biberón requieren diferentes técnicas orales y motrices. Los chupos o tetinas artificiales proveen una especie de "sobreestimulación" en la que los niños pueden fijarse y preferir al pezón, más suave. Como resultado, algunos bebés desarrollan la confusión de succión y usan técnicas no adecuadas para mamar al pecho cuando se les ha ofrecido biberón y pecho. Esto hace que no sean eficientes obteniendo leche y en ocasiones agrietan a su madre.
Mito 16: La lactancia frecuente puede dar lugar a la depresión postparto.

Realidad: Se cree que la causa de la depresión post parto es debida a las hormonas fluctuantes que se presentan después del nacimiento del niño y que puede agudizarse por la fatiga y por la falta de apoyo social. Sin embargo, se da en mujeres que han presentado problemas anteriores al embarazo. Por otra parte, se sabe que las mujeres que amamantan con frecuencia presentan con menos frecuencia depresión post parto.

Mito 17: Alimentar al niño a demanda no facilita el vínculo maternal.
Realidad: Responder de forma sensible y rápida a las señales del niño une a la madre con su hijo de tal forma que se sincronizan, lo cual crea un vínculo mayor. Adicionalmente, un bebé que no llora porque es atendido con prontitud, no genera situaciones de estrés familiar debido a su llanto.

Mito 18: Las madres que miman a sus hijos demasiado y los llevan demasiado en brazos los malcrían.
Realidad: Los niños a quienes se lleva en brazos a menudo lloran menos horas al día y muestran mayores rasgos de seguridad al crecer. Los bebés necesitan la seguridad de los brazos de su madre más de lo que imaginamos.

Mito 19: Es importante que los demás miembros de la familia alimenten al niño para que también ellos desarrollen un vínculo.
Realidad: Alimentar al niño no es la única forma con la que los demás miembros de la familia pueden acercarse al niño. Cargar, acariciar, bañar y jugar con el bebé son muy importantes para su crecimiento y desarrollo, así como para su vínculo con los demás.

Mito 20: El hecho de que sea el niño quien dirija su alimentación (con la lactancia a demanda) tiene un efecto negativo sobre la relación de la pareja.
Realidad: Los padres maduros se dan cuenta de que las necesidades del recién nacido son muy intensas, pero también, que disminuyen con el tiempo. De hecho, el trabajo en equipo que se realiza al cuidar de un recién nacido puede unir a la pareja conforme ambos aprenden a ser padres juntos.

Mito 21: Algunos niños son alérgicos a la leche materna.
Realidad: La leche materna es la sustancia más natural y fisiológica que el niño puede ingerir. Si el bebé muestra señas de sensibilidad relacionadas con la alimentación, en general se deben a alguna proteína ajena que ha logrado entrar a la leche materna, y no a la leche materna en sí. Esto se remedia fácilmente eliminando el alimento ofensivo de la dieta materna durante un tiempo.

Mito 22: La lactancia demasiado frecuente causa obesidad en el niño cuando él crece.
Realidad: Los estudios científicos demuestran que los niños amamantados autocontrolan sus patrones alimenticios y la cantidad que ingieren, que tienden a consumir la cantidad de leche adecuada para su propio cuerpo. Es la alimentación con biberón y la introducción precoz de alimentos complementarios la causa de que se vean afectados de obesidad al crecer, no la lactancia natural.

Mito 23: Dar el pecho mientras el niño está recostado causa infecciones de oído.
Realidad: Dado que la leche materna es un fluido vivo y lleno de anticuerpos e inmunoglobulinas, el bebé lactante tiene menor probabilidad de desarrollar infecciones de oído, independientemente de la postura que utilice. De hecho, cuando la madre amamanta sentada, el bebé está horizontal en sus brazos. Además, la disposición de los músculos al momento de succionar cierra la comunicación con el oído.

Mito 24: La lactancia prolongada más allá de los 12 meses del niño carece de valor, ya que la calidad de la leche materna empieza a deteriorarse a partir de los seis meses de vida.
Realidad: La composición de la leche materna cambia de acuerdo con las necesidades del niño conforme éste madura. Aun cuando el niño ya es capaz de recibir otro tipo de alimentos, la leche materna es su fuente primordial de nutrición durante los primeros 12 meses. Se convierte en complemento de los alimentos al segundo año de vida. Además, el sistema inmunológico del niño tarda entre dos y seis años en madurar. La leche materna continúa complementando y ayudando al sistema inmune mientras el niño la siga tomando. Investigaciones recientes nos muestran que la leche materna es más rica en grasa y energía después de un año de lactancia: contiene casi 12% más de calorías que la leche de una madre de un bebé recién nacido. Igual sucede con los factores protectores.

Publicado en Leaven, La Leche League International.
Traducción por Norma Escobar y Yanet Olivares. Adaptación para su publicación en Nuevo Comienzo por María Cristina Sáenz en Colombia. http://www.lalecheleague.org/Espana.html

Un mamá, una mantita y su beba!!!

Este breve cuento es una historia real de la vida de Graciela, que me permitió publicarlo en mi blog y compartirlo con todos los que me siguen. Aprovecho para invitarlos a contar sus historias y poder publicarlas si lo desean. Muchas gracias a las  StatCounter - Free Web Tracker and Counter visitas al blog, un saludo desde Buenos Aires para todos,  Luisa

                                                                                    Hola Luisa,
              Hoy quiero compartir con vos y tus seguidoras esta breve historia. Es una historia común, cotidiana, de esas que nos suceder a todos. No tiene duendes, ni hadas ni princesas.

Había una vez una mujer que no se sentía habilidosa y hasta solía reírse de su propia torpeza. Las manualidades parecían no conjugar bien con sus manos. Pero, cuando esa mujer esperaba el nacimiento de su hija, decidió tejerle una mantita para que ésta fuera la que le brindara calor cuando la beba no estuviera en sus brazos y con su calidez, le ayudara a evocar su presencia y su amor.

Comenzó a tejer pensando lo segura y contenida que su niña se sentiría al abrazarla con su manta, y así tejió y tejió hasta que estuvo terminada. Ella misma se sorprendió de ver que su torpeza no había sido tan grande.

La beba nació y ella la cubrió con su manta, deseando lograra percibir todo su amor.
La niña crecía y preguntaba qué tenía de especial esa manta. Su mamá le contestaba que estaba tejida con “el amor de mamá y los hilos de la felicidad”, y así crecía pero nunca olvidaba su “mantita de amor”. Pasaron muchos años, la niña se convirtió en una deliciosa muchacha y aún hoy, cuando ella siente frío en el alma, cuando alguna tristeza se acerca demasiado y un dolor le nubla la mirada, corre y se cubre con su “mantita de amor”,

Esta es la historia de la “mantita de amor” que yo tejí para mi adorada hija. Ver lo que para ella ha significado esta prenda me ha conmovido siempre y me ha hecho agradecerle a la vida el haberla tejido.

Ojalá, todas las mujeres logren aceptar que ese Amor que sienten por su hijo puede superar cualquier obstáculo y que ninguna se prive de tejer “sus mantitas de amor”, para que muchos niños vivan la alegría de sentirse amados y protegidos siempre por el “amor de mamá.”

Te mando un fuerte abrazo.
Graciela M. Losada

Por qué los niños son así


 Es la gente del mundo que más ama
a sus hijos y mejor tratamiento les hace.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca,
Naufragios

Se lamentan algunos de que los niños vengan al mundo sin manual de instrucciones, o de que no se pidan estudios y un título para ser padres. Detrás de estas frases pretendidamente graciosas subyace la peligrosa creencia de que no se puede criar adecuadamente a un niño sin seguir los consejos del experto de turno. En realidad, los padres lo hacen en general bastante bien, como lo han hecho durante millones de años. La mayoría delos errores que cometen no se les ha ocurrido a ellos, sino que provienen de expertos anteriores. Fueron médicos los que recomendaron hace un siglo dar el pecho diez minutos cada cuatro horas, lo que llevó al fracaso casi total de la lactancia. Fueron farmacéuticos los que hace apenas sesenta años vendían «polvos para la dentición» a base de mercurio, sumamente tóxicos, que había que administrar a los bebés para hacerles babear, pues la «baba retenida» causaba graves enfermedades. Fueron médicos y educadores los que hace dos siglos advirtieron que la masturbación «secaba el cerebro», e idearon terribles castigos y complejos aparatos para evitar que los niños se tocasen. Fueron expertos los que hace cinco siglos recomendaban envolver a los niños como momias para que no pudieran gatear, porque tenían que andar como las personas y no arrastrarse por el suelo como animales. Es posible que todos los errores que cometemos al educar a nuestros hijos sean el sedimento de siglos de consejos erróneos de psicólogos, médicos, sacerdotes y hechiceros. ¡Menos mal que los niños no traen instrucciones, menos mal que no nos piden aún el título de padre!

¿Cómo ha de criar la coneja a sus conejitos? Hay una manera muy fácil de averiguarlo: vamos al campo y observamos a cualquier coneja. Todas lo hacen perfectamente, en la mejor forma que sus genes y su entorno permiten hacerlo. No necesitan leer ningún manual de instrucciones; nadie les explica lo que deben hacer. Una coneja que viva en cautividad también cuidará a sus crías perfectamente, lo mejor que le permita su precaria situación. Toda su conducta maternal está controlada por los genes. Pero con los grandes primates no es exactamente así; las gorilas nacidas y criadas en cautividad, sin contacto apenas con otros de su especie, son incapaces de cuidar adecuadamente a sus hijos. Muestran conductas aberrantes que pueden causarla muerte de la cría. En algunos zoológicos han recurrido a poner a las monas jóvenes junto a otras con más experiencia que están criando para que observen; o a pasarles vídeos, o incluso a veces han buscado madres humanas que dieran el pecho y cuidasen a sus hijos varias horas al día delante de la jaula de una gorila embarazada.

¿Y las personas? ¿Cuál es la manera normal de criar a un niño humano? Sólo tenemos que observar a unas cuantas madres que vivan en libertad. Éste es el problema, porque ya no quedan seres humanos «en libertad», es decir, guiándose únicamente por sus instintos y sus imperativos biológicos.

Todos vivimos «en cautividad», es decir, en ambientes artificiales y en el seno de grupos humanos con normas culturales.
Como las monas del zoo, muchas madres actuales parecen haber perdido la capacidad de criar a sus hijos siguiendo sus propios instintos. Dudan, tienen miedo, consultan libros, preguntan a expertos... Incluso se sienten culpables cuando, años después, otro libro u otro experto les dice todo lo contrario.

En Europa, en los últimos doscientos años, la forma de cuidar a los niños ha sufrido cambios radicales, a veces oscilantes, que han afectado a los aspectos más básicos: cuánto tiempo dar el pecho, a qué edad dar otros alimentos, dónde ha de dormir el niño, cómo se le ha de poner a dormir, quién le hade cuidar durante las veinticuatro horas del día, a qué edad puede empezar a ir a una escuela o guardería, cómo vestirlo, dónde ha de jugar, qué normas se le han de inculcar y con qué métodos... Cada generación de padres ha respondido a estas preguntas de forma totalmente distinta, y muchos ya no sabríamos qué responder. ¿Era correcto lo que hacían nuestros bisabuelos? ¿Es correcto lo que hacemos nosotros? O tal vez todo es correcto (y entonces, ¿para qué preocuparse tanto por hacerlo «bien»?). O, peor incluso, a lo mejor tanto nuestros bisabuelos como nosotros nos hemos equivocado, hemos seguido normas arbitrarias de falsos expertos en vez de hacerlo que sería normal para nuestra especie.

Sin duda las madres de hace cien mil años no necesitaban libros y expertos para tomar en cada momento la decisión más acertada; lástima que no estuviéramos allí para verlo. ¿Llevaban a sus hijos en brazos o en un cochecito? ¿Dormían los niños con los padres o en otra habitación? ¿Hasta qué edad les daban el pecho? ¿A qué edad empezaban a caminar? ¿Qué hacían las madres cuando los niños decían palabrotas o se peleaban?
¿Cómo les inculcaban disciplina, cómo les imponían límites?
Jamás lo sabremos. Pero podemos hacer algunas suposiciones lógicas, puesto que no había ni habitaciones ni cochecitos.

Ante la falta de datos sobre nuestros antepasados, sentimos la tentación de fijarnos en los pueblos a los que llamamos «primitivos». Hace muchos, muchos años, cuando yo tenía nueve o diez, leí en un álbum de cromos que los aborígenes australianos jamás pegaban a sus hijos. Aquella frase se marcó en mi cerebro y marcó mi vida. No, mis padres no me pegaban; pero yo no sabía por qué. Pensaba, como muchos niños que leían las aventuras de Zipi y Zape, o escuchaban por la radio las historias de Matilde, Perico y Periquín, que pegar a los niños era lo normal. En cada episodio, Zipi, Zape y Periquín acababan huyendo de sus padres, que les perseguían para pegarles.

El saber que era posible criar a los hijos de otra manera, que toda una civilización había decidido no pegar a los niños, no por casualidad o porque se portaran bien, sino por principio, fue para mí toda una revelación. He dejado un momento el ordenador para ir a buscar aquel álbum que no abría desde hace más de treinta años, pero que cambió mi vida, la de mis hijos y tal vez también, amiga lectora, cambie la de los suyos.

Aquí está la cita exacta:
La vida de los niños australianos es muy agradable, ya que por grandes que sean las dificultades que atraviesa el grupo al que pertenece su familia, ellos reciben la mejor parte de la comida, son tratados siempre con gran cariño por sus padres, que les regañan si hacen travesuras, pero nunca les castigan. ¡Mejor todavía de lo que yo recordaba! No sólo no les pegan, sino que ni siquiera les castigan. No soy ni mucho menos el primero que admira la manera de criar a sus hijos de otros pueblos. En la cita que encabeza este capítulo, cabeza de vaca, soldado y explorador del siglo XVI, no habla de los cultos aztecas ni de los poderosos incas, sino de una tribu de indios desharrapados, pobres, hambrientos y afligidos por las epidemias, que sin embargo acogieron a docenas de españoles llegados en patera a las costas de Florida y, sin pedirles los papeles, compartieron con aquellos emigrantes ilegales europeos lo poco que tenían.

¿Casualidad? Parece que las personas que fueron tratadas con cariño en su infancia se convierten en adultos más pacíficos, más amables, más comprensivos, y también más sanos y más felices. Encontrará amplia información sobre estos efectos a largo plazo del cariño en un libro excelente, Lazos vitales, de Shelley Taylor. Pero, por supuesto, no vamos a tratar con cariño a nuestros hijos «porque así serán más... ». No. Les trataremos con cariño porque les queremos. Si además eso les hace a su vez más cariñosos, pues mejor todavía. Pero les trataríamos con el mismo cariño aunque de mayores fueran a ser antipáticos, porque son nuestros hijos.

Sería un error creer que los «pueblos primitivos» tienen la respuesta, porque no existen pueblos primitivos. Todos los pueblos que existen en la actualidad son, por definición, actuales.
Todos tienen detrás los mismos milenios de historia que nosotros.
Existen centenares de culturas humanas distintas, y cada una tiene su propia forma de criar a sus hijos. En algunos aspectos coinciden casi todas: el niño toma el pecho, su principal cuidadora es su madre, durante los primeros años está en contacto físico con su madre o con otra persona casi todo el tiempo. Es probable que estos aspectos en que casi todos coinciden representen «lo normal», la forma en que los primeros humanos criaban a sus hijos... y, en tal caso, debería preocuparnos que nuestra cultura sea, precisamente, casi la única excepción.

Los Human Relations Área Files (Archivos del Área de Relaciones Humanas) son una organización internacional que agrupa a universidades y centros de investigación en más de 30 países. Intenta recopilar todos los documentos de investigación antropológica que existen, desde libros y revistas hasta notas y escritos que jamás fueron publicados, y dispone de un millón de páginas de información sobre 400 culturas pasadas y presentes. Los documentos relativos a 60 de esas culturas, representativas de los cinco continentes, han sido incluidos en una base de datos electrónica que contiene 200.000 páginas de información.

Unos científicos analizaron con detalle esa base de datos electrónica para comparar la crianza de los niños en 60 culturas humanas (por desgracia, la información es incompleta, y en muchos casos no se dispone de los datos necesarios). En 25 de las 29 culturas para las que se conocía este dato, los niños dormían con la madre o con ambos padres. En 30 de 30 eran transportados a espaldas de su madre. En ninguna, entre las 27 en que constaba el dato, dormía el bebé por la noche en una habitación separada, y sólo en una de 24 estaba en una habitación separada durante el día. En 28 de 29 culturas, el lactante estaba constantemente con otra persona o vigilado. En 48 de 48 se amamantaba a los niños siempre a demanda. En 35 casos había datos sobre la edad habitual del destete: antes del año en dos culturas; entre un año y dos en  siete, entre dos y tres en catorce, y más de tres años en doce.

Casi todos coinciden en lo fundamental; pero en otras costumbres, como el vestido o la alimentación, cada cultura es distinta, y seguro que muchas han encontrado soluciones igualmente correctas. La conducta de los chimpancés es más variada y adaptable que la de los conejos; seguro que la conducta humana es más adaptable aún, seguro que existen muchas maneras distintas de criar bien a un hijo.
Pero también hay costumbres tradicionales de algunas sociedades, como ciertos tatuajes y mutilaciones, que son perjudiciales para el niño. Y seguro que muchas cosas de nuestra cultura, como llevar zapatos o aprender a escribir, son beneficiosas y no tenemos por qué renunciar a ellas. No, la respuesta no es intentar criar a nuestros hijos igual que los bosquimanos o los esquimales.

Así que no va a resultar fácil decidir qué es lo mejor para nuestros hijos, cuál es la manera normal de criar a un ser humano. Tendremos que observar lo que hacen otros mamíferos, sobre todo nuestros parientes los primates. Tendremos que comparar lo que hacen diversas sociedades humanas y elegir aquellas cosas que parezcan funcionar mejor. Tendremos que usar nuestra razón para intentar adivinar cómo vivían nuestros antepasados y por qué los niños son como son.
Sobre todo, tendremos que usar nuestro corazón; mirar a nuestros hijos y pensar en la manera de hacerles felices.

Fuente: Bésame Mucho, Dr. Carlos González, pediatra catalán
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