viernes, 18 de septiembre de 2015

El posparto del que nadie te habla: la foto y la historia de una mujer tres días después del parto, aún sin dormir

En este proceso también las puedo acompañar, no dejen de consultarme mtmluisabengolea@hotmail.com/ 011-4821-4855
18 de septiembre de 2015 | 20:00 CET
Editor en Bebesymas
¿Pero no se supone que tener un bebé es la cosa más maravillosa del mundo, que llegan para convertirse en la luz que ilumine tus sombras, el motor que te haga funcionar cada día y aquel que te arranque una sonrisa, incluso cuando no apetece reír? ¿No se suponía que la alegría de ver el test positivo se vería consumada por fin el día en que naciera tu bebé? ¿Por qué nadie habla de ese posparto que de golpe, casi como de un día para otro, borra tu identidad, tu vida y se lleva toda tu energía?
Supongo que porque no todas las mujeres lo viven, o porque no todas las mujeres lo viven igual, pero existe. Ese posparto existe y hay mujeres que acaban como Danielle Haines, una mujer que decidió compartir su foto y su historia tres días después de dar a luz, sin haber dormido aún y destrozada, completamente destrozada, perdida, y sin haber comido apenas.
La foto es de 2013, cuando dio a luz a su hijo Ocean, pero la semana pasada decidió contar su historia, por si podía con ello ayudar a las miles de madres que se sienten raras, que se sienten diferentes, débiles e incapaces. Ayudarlas normalizando algo que sucede muchas veces, la necesidad de apoyo de muchas madres. Que parece que a las mujeres les han vendido la moto de que como eso de tener hijos lo hace todo el mundo, son ellas las que tienen que tirar para adelante con todo, a poder ser, solas. Y no, necesitan tanto apoyo y tanta ayuda como pueda brindárseles, y si no hay nada en lo que se les pueda ayudar, necesitan comprensión y cariño.
"Me volví loca..."
Danielle explicó que la foto la hizo su hermana, tres días después de que diera a luz. Ese día, en ese momento, tenía los pezones destrozados, llenos de grietas y sangre y la vulva dolorida de tanto sentarse a amamantarle. Notaba que la leche estaba ya casi subiendo, pero aún no había llegado el momento en que lograra saciarle, así que el bebé lloraba y lloraba, realmente hambriento. No había dormido todavía desde el día que dio a luz y empezó a llorar también, pensando en las personas que mata a los bebés.
Sentía que perdía la cabeza, que se estaba volviendo loca, y lloraba recordando el día que su madre les abandonó y ella se hizo cargo de su hermano, que por entonces era casi tan pequeño como lo era entonces su hijo.
Ese día, ese tercer día, su amiga Katie vino a echarle una mano, a prepararle el desayuno e incluso la comida. Durante toda esa mañana Danielle hizo lo que hacen todas las madres: sonreír, ser amable, hablar de cómo había ido todo y, sobre todo, ocultar sus verdaderos sentimientos. Una mujer, una madre, se siente culpable de muchas cosas, y se autoevalúa constantemente, porque lo primero que quiere ser es buena madre, y a la vez, poder ser una más, una madre más, una de tantas que han sacado a sus hijos adelante, siempre con una sonrisa y con amor, siempre tratando de conseguir que nadie dude nunca de su implicación.
Parece que una madre no pueda decir que esto de ser madre está resultando una mierda, un horror, algo que no esperaba, un "no puedo más", un se me va la vida con cada latido, y se me va la luz, y se me va todo. ¡Claro que adora a su bebé! ¡Claro que no se arrepiente! ¡Le quiere con locura! Pero eso no quita que el cambio sea tan brusco, tan evidente, tan agotador, que duela, que escueza y que moleste tanto, que una pueda querer o necesitar expresar la realidad. ¿Qué problema hay con eso? ¿Acaso no es coherente? ¿Una no puede amar a su bebé y sentir que no es feliz, no en ese momento, no así?

Amamantar en situaciones adversas, la historia de Albertina.

Esta es la historia de las lactancias de Albertina, que tuvo además a su primera hija prematura, tal y como lo vivió ella.

También es la historia de dificultades añadidas por parte del hospital, con separación de madre- bebé, pocas facilidades por parte del hospital como la falta de medios para extraer la leche, o la falta de acceso a poder cuidar del bebé, no respetando el derecho del bebé a recibir cuidados por parte de los padres. Pero también es una historia de una madre que entendió que no fue culpa suya y que supo encontrar recursos para finalmente poder disfrutar de una lactancia como había soñado.


[Imagen: cedido por Adriana A./
Banco de fotos de El Parto es Nuestro]
Yo no fui amamantada de bebé, ni vi a ninguna madre amamantando a su bebé (o si lo vi fue algo tan puntual que no lo recuerdo). Crecí en la cultura del biberón, y siempre escuché que era más cómodo, más fácil, cualquiera se lo podía dar al bebé. La madre podía descansar, se sabía cuánto comía el bebé... en fin, todo eran ventajas. No escuché nada en contra de la lactancia materna pero todo esto hizo que creciera pensando que daba lo mismo el biberón que la teta, y por algún motivo pensaba que era importantísimo saber cuánto comía el bebé y eso sólo podía saberse con el biberón.

Luego fui leyendo acerca de la lactancia materna, fui aprendiendo algunas cosas y empecé a verle ventajas. Por ello, cuando me quedé embarazada de mi primera hija, pensé que me gustaría darle el pecho y que lo haría “si podía”. Resulta que Valeria nació prematura, de 33 semanas, y fue derechita a la incubadora. Yo me encontraba en estado de shock, nadie en el hospital nos asistió psicológicamente y mucho menos vino nadie a asesorarnos en lactancia. Me sentía tan desvalida que a punto estuve de pedir el Dostinex, pensando que no valía la pena ni intentarlo. Pero ahí estuvo Leo, mi chico, al pie del cañón, y me animó a pelear por lo que quería. Sus palabras me dieron fuerza, me decía que iba a estar a mi lado y decidí intentarlo.

Lo que Vale no Tiene Precio

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publicado a la(s) 22/4/2012 19:53 por Veronica Garea   [ actualizado hace 2 horas ]

http://usuarios.multimania.es/moechano/vinetas/11.jpg
Las mujeres nos hemos insertado en el mundo laboral pero todavía llevamos adelante la mayoría del trabajo doméstico y de cuidado de niños. Algunas tareas de la crianza requieren de la presencia irremplazable de la madre, como el amamantamiento. De acuerdo con OMS/UNICEF, el desarrollo óptimo de los niños se produce cuando reciben lactancia exclusiva durante seis meses, continuando después durante dos años o más. La mayoría de las madres empleadas fuera del hogar deben regresar al trabajo antes de los seis meses de vida de sus hijos. Hay entonces un conflicto entre lo que la sociedad considera óptimo para sus miembros más jóvenes y lo que espera de quienes deben brindárselo en tanto eslabones de una cadena productiva.


De acuerdo con datos del Consejo Nacional de la Mujer, los indicios de la creciente participación de la mujer en la fuerza laboral son indiscutibles:

la tasa de empleo para las mujeres pasó de 25,3 puntos en 1990 a 27.6 en 2001;
las mujeres están asumiendo roles claves tanto en el proceso de desarrollo económico como en la manutención de sus propios hogares;
las mujeres presentan un mayor nivel de instrucción y de escolaridad que el alcanzado por los varones.
Sin embargo, las mujeres se insertan con ciertas desventajas que dificultan su acceso y permanencia al empleo. En particular, la doble responsabilidad -hogar/trabajo- provoca  conflictos para su desarrollo personal y profesional.

Mamá trabaja doble (o más...)
 
Una madre en su casa trabaja aproximadamente 92hs semanales. En EEUU se calculó que por este trabajo correspondería un sueldo anual de U$S138.095 (Un representante comercial gana U$S 62.500 anuales) .Las mujeres empleadas fuera del hogar no hacen menos trabajo doméstico si no que hacen prácticamente lo mismo que las mujeres que trabajan sólo en su hogar más el trabajo rentado fuera de su casa.

“No puede hablarse de ‘políticas de trabajo decente’ en ningún país del mundo donde las necesidades de quienes brindan cuidado a otros seres humanos no son reconocidas ni protegidas. El trabajo de cuidado es trabajo real y[…] merece ser integrado por completo al análisis del trabajo. Su exclusión de las estadísticas dominantes, análisis económico y política social en el siglo XX ha sido deplorable”. Daly M & G Standing, “Care Work: the quest for security”, ILO, 2001, p 1.

Lo que más vale no tiene precio

Dentro de las tareas de cuidado una de las más invisibles desde el punto de vista económico es el amamantamiento. Si bien una madre que amamanta está de hecho produciendo alimento para otro ser humano, no se considera que la leche materna tenga valor económico. El único país que considera que la leche materna constituye una contribución a la economía es Noruega. De acuerdo con datos del gobierno noruego, las madres de ese país producen 8,2 millones de kilogramos de leche materna por año. Si se le asigna a la leche el valor que le adjudican algunos bancos de leche, U$D 50 por litro, el valor total de la leche producida por las madres noruegas en 1998 asciende a una cifra superior a los U$D400 millones. [0] Si agregamos a estos números el ahorro en salud por la menor incidencia de enfermedades, la ausencia de impacto ambiental debida a la producción de leche (cero consumo de energía y huella de carbono) y la actualización de la moneda desde 1998 hasta ahora, el número puede ascender a casi el doble.

Costo de no amamantar

lunes, 14 de septiembre de 2015

Los bebés prefieren nacer por la noche

20 de julio de 2014 | 08:01 CET
 armandobastida
Editor en Bebesymas


¿Qué pasaría si pudiéramos retroceder más de cien años en el tiempo y miráramos a las embarazadas dar a luz sin apenas intervenciones? Pues entre otras cosas veríamos algo bastante sorprendente: a la mayoría de ellas dando a luz por la noche.

Un estudio hecho en la Universidad Autónoma de Madrid ha llegado a esa conclusión tras analizar más de 4.500 nacimientos sucedidos en la Casa de Maternidad de Madrid entre los años 1887 y 1892, una época perfecta para analizarlo, dado que en aquellos tiempos las intervenciones obstétricas eran mínimas y ello hacía que los bebés nacieran cuando querían nacer, y como digo, los bebés prefieren nacer por la noche.


Por la noche, porque es más seguro
Uno se preguntará, ¿y por qué de noche? Porque ya son ganas, con lo despierto que está uno de día, resulta que prefieren venir de noche cuando todos duermen o tienen sueño. Pues de noche porque, tal y como explican los autores del estudio, la reproducción humana se ha ido adaptando a la evolución de nuestra especie.

Si por el día se establece un patrón lógico de actividad (el hombre sale a cazar, trabajar, etc.), por la noche se establece un patrón de descanso en el que hay más personas alrededor de la mujer embarazada. Esto hace que una mujer pueda dar a luz de noche sin riesgo de que otros depredadores (hablo de épocas pasadas, claro) pueda atacarle a ella y a su bebé, relativamente indefensos y con la obligación de tener que tratar de huir en un momento tan crítico.

La luz, culpable en gran medida
Por aquella época (la de los datos analizados) no había la misma luz artificial que en la fecha actual y era más difícil engañar al cuerpo. Se sospecha que el parto también se rige por un ritmo circadiano y que la luz, o la falta de ella, es gran culpable de que el parto se produzca.

Al parecer, dado que en invierno las noches son más largas, la mayoría de partos sucedían de noche, mientras que en verano, al ser las noches más cortas, la mayoría de partos sucedían entre las 8 y las 12 de la mañana (la noche tardaba más en llegar y ya sabemos que un parto es cuestión de varias horas, haciéndose de nuevo de día en el momento en que el bebé nacía).

¿Tiene explicación biológica?
Los autores han explicado cuáles son los mecanismos fisiológicos que promueven el parto nocturno y a mí personalmente me ha parecido muy interesante. Al parecer, la actividad del útero está sincronizada con los ciclos de luz y oscuridad por acción de la melatonina, la hormona que se segrega en ausencia de luz y que, además de prepararnos para descansar por la noche, pone en marcha otras hormonas que desencadenan el parto (oxitocina y noradrenalina). Esto hace que las contracciones sean más intensas durante la noche y el parto se desencadene de manera más eficiente que de día. Por eso se dice siempre que un buen lugar para dar a luz es aquel en que la luz es muy tenue.

Pero esto sucede ya muy poco
El patrón de parto nocturno se confirma para aquellos partos en los que no hay intervención. En la actualidad sólo puede darse en esa minoría de partos en los que no hay instrumentalización, medicación de por medio, control del tiempo, etc.

No digo que una cosa sea mejor que la otra, de hecho en la actualidad es igual de seguro para una mujer y su bebé que suceda de noche o que suceda de día porque no hay nadie que se los vaya a comer, pero al haber partos con epidural, partos inducidos, partos con oxitocina sintética, partos en que te quedas tumbada en la cama mientras dilatas y un largo etcétera, el patrón se modifica hasta el punto que ahora parece más probable dar a luz durante el día que durante la noche.

En vuestro caso, ¿cuándo nacieron vuestros hijos? ¿Se confirman los datos del estudio?

martes, 8 de septiembre de 2015

El profesional de la semana

Para escucharlo de nuevo entrevista del año 2014

Entrevista emprendedora: Entrevisté a Luisa Bengolea, Asesora de Amamantamiento, quien nos contó acerca de cómo comenzó con este emprendimiento y cómo lo lleva adelante.




Lic. Gabriela Dobler 
Idea, producción y conducción
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