viernes, 11 de febrero de 2011

Haptonomía

La haptonomía va al encuentro de los niños antes de su nacimiento. No se trata de un método de estimulación. Ni tampoco es una preparación para dar a luz, aunque modifica las condiciones del nacimiento.
La haptonomia implica un acompañamiento amoroso del niño en su vida intrauterina.
El hallazgo más revolucionario de esta práctica, creada por la doctora Catherine Dolto es dar al bebé en gestación un papel de interlocutor activo, capaz de reaccionar de manera diversa ante los estímulos y de proponer sus propios gustos.
¿Hay alguien ahí?
La primera fase del acompañamiento consiste en el establecimiento de una relación afectiva, lúdico y tierno. Contactar con el hijo: esa es la propuesta.
La madre descubre que puede desplazar al hijo en su seno. Lo hace gracias a circuitos que no son racionales, sin afectivos, preconscientes y prelógicos.
Los juegos son variados: como en toda relación, no se dicen siempre las mismas cosas de la misma manera.
Al cabo de algunos segundos del comienzo del juego, se descubre que el niño comunica su elección.
Algunos bebés eligen siempre el mismo mecimiento.
Y el bebé comienza a ser reconocido como una persona diferenciada.
Para papá y mamá
Como toda mujer puede experimentar momentos de rechazo durante el embarazo, la comunicación con el bebé la ayuda a tener algunas certezas. Seguridad y confianza se adquieren cuando el niño las confirma afectivamente. Esta práctica ayuda también si se sienten contrariadas al saber el sexo del hijo por nacer o cuando se trata de mujeres que han vivido experiencias traumáticas.
El trabajo prenatal hecho en este momento tan crucial puede constituir una prevención de alguna psicosis.
El papá puede jugar con las manos en la panza y descubrir que el niño se interesa por su voz y se desplaza. El rol del padre es importante porque, aunque no se trate del padre biológico, para el niño representa el tercero que va a cortar ese estado casi simbiótico con la madre. Y, como la madre es la única que permite el encuentro con el hijo, el acompañamiento haptonómico bien llevado transforma a las parejas, porque abre otro espacio en su relación.
Un parto
El parto es un cambio brusco para el bebé porque implica el paso de un medio acuático al mundo exterior, donde hay gravedad, luces intensas, ruidos crudos.
Las parejas que practicaron la haptonomía viven después del parto un reencuentro: la madre abraza al niño, el padre abraza a los dos y reinstalan las percepciones.
Hay cosas que todavía están allí, otras son totalmente nuevas, pero seguimos siendo tres.
El acompañamiento haptonómico continúa hasta el tercer mes de vida, lo que permite al niño madurar en algunos aspectos y adquirir cierta seguridad que le permitirá llegar a ser autónomo más tarde.
Gabriela Baby.
Más info:
Haptonomía
Fundación Creavida

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