Información perteneciente a la revista
NUEVO COMIENZO, Vol. 16 Numero 3 Año 2004
Muchas mujeres piensan que una mastitis
es igual a una congestión mamaria o que significan lo mismo. Son dos problemas
diferentes, generalmente la congestión aparece tras el parto, cuando empieza a
subir la leche, aunque a veces puede presentarse cuando el niño es mayor si se
salta tomas o se hace un destete abrupto. La mastitis es un término general que
se usa para referirse a cualquier inflamación del pecho.
Congestión mamaria
Es normal que los pechos presenten una
cierta hinchazón tras el parto, que se hagan más grandes y pesados, se sientan
más sensibles entre el segundo y el sexto día después de haber dado a luz,
cuando empieza a subir la leche. Esta sensación, que a veces puede ser incomoda
va desapareciendo paulatinamente dos o tres semanas después del parto. Muchas
mujeres, cuando dejan de tener esta pesadez e hinchazón en el pecho, se
preocupan porque piensan que la leche ha disminuido o se les está retirando. La
realidad es que cuando se produce la leche tras el parto, los senos reciben una
mayor afluencia de sangre y de líquido linfático además de la leche que empieza
a producirse.
La pesadez normal de los pechos puede en
algunos casos convertirse en ingurgitación o congestión mamaria, que a veces es
muy dolorosa y algunas personas confunden la mastitis. Algunas medidas puestas
en práctica desde el principio pueden ayudar a evitar o a mejorar la congestión
de los senos.
Para ayudar a evitar la congestión del
pecho
S Asegurarse
que el bebé mama en una posición correcta, con la boca bien abierta y de frente
a la madre.
S Que
mame sin restricción alguna desde el nacimiento; si el bebé toma el pecho a
menudo (entre 8 y 12 veces en veinticuatro horas) la madre tiene menos
posibilidades de que sus senos se congestionen.
S Si
el bebé duerme mucho, animarlo a mamar al menos cada dos o tres horas.
S No
dar suplementos de suero glucosado o leche artificial.
S No
limitar el tiempo que el bebé está mamando.
S Si
el pecho está tan hinchado que el bebé no puede agarrarse del pezón, sacar un
poco de leche hasta dejar la areola blanda.
S Antes
de poner al bebé a mamar poner calor y dar masaje al pecho; esto hará que la
leche fluya con más facilidad.
S No
es recomendable usar pezoneras o biberones aunque sean de leche materna
extraída; pueden ocasionar confusión al bebé quien no aprenderá a mamar eficientemente.
S Si
el bebé por algún motivo no puede mamar directamente del pecho, la leche
extraída se le puede dar con vasito, jeringa o cucharita.
S Entre
toma y toma aplicar compresas frías (paños con agua fría o hielo picado
envuelto en una toalla, nunca directamente sobre el pecho).
S La
madre no necesita restringir la ingesta de líquidos, debe seguir tomándolos
según su sed.
S Si
la madre siente dolor, su médico puede recetarle algún analgésico compatible
con la lactancia.
S Generalmente
al poner en práctica estas medidas los síntomas desaparecen en 48 horas; si
estos persisten consultar con el médico.
Mastitis
Cuando una mujer está desarrollando una
mastitis siente dolor en el seno, puede tener o no fiebre y síntomas similares
como cuando se tiene una gripe, además de una zona caliente y dolorosa en el
pecho. La mastitis puede tener su origen en varias causas y en cierta manera es
posible prevenirla.
Las causas principales de la mastitis
son:
S Las
grietas o fisuras en el pezón, situación que se mejora revisando la colocación
del bebé cuando se agarra al pecho.
S Saltarse
tomas o restringir el tiempo que el bebé está mamando.
S Cansancio,
estrés
S Sostenes
muy ajustados, usar pezoneras, dormir boca abajo...
Prevención y tratamiento de la mastitis
S Dar
el pecho sin restricciones.
S Aplicar
calor seco o húmedo antes de las tomas.
S Masaje
suave en los senos antes de las tomas.
S Seguir
amamantando, la lactancia frecuente evita que el pecho se congestione. Ofrezca
al bebé el seno afectado en primera instancia.
S Variar
la posición del bebé al pecho. No amamantar siempre en la misma posición.
S Descanso
y reposo son importantes para la recuperación de la madre; si es posible puede
acostarse con su bebé y reposar hasta que se encuentre mejor.
Si después de 24 horas de poner en
práctica estos tratamientos, la fiebre o el malestar general continúan debe
consultar con su médico que posiblemente instaurará un tratamiento a base de
antibióticos. La lactancia debe continuar; paradójicamente la succión adecuada
del bebé hace que el seno se recupere más pronto al ser evacuada con prontitud
la leche, tarea que el bebé hace eficientemente
Bettina Gerbeau y Victoria Navas, España
Referencias “La lactancia materna, libro
de respuestas”, publicación de La Leche League International, Illinois, Estados
Unidos, enero 2002.