lunes, 3 de diciembre de 2012

Con el alma, equinoterapia para volver a sonreír

Desde 2005, la entidad ayuda a personas con discapacidad a superar sus problemas
Por Teresa Zolezzi  | Fundación LA NACION
  
La cuarta hija de Graciela Pereyra nació con síndrome de Down y fue el motor que encendió la alegría de numerosas personas con discapacidad que se encuentran en situación de vulnerabilidad social. "Tener un hijo especial te cambia la visión de la vida. Al principio no fue fácil, me preguntaba ¿por qué a mí? Luego abrí los ojos y descubrí que atravesar las experiencias que se nos presentan es obligatorio, pero decidir sufrirlas o gozarlas es opcional", confiesa a los 55 años.

Así es como se unió a una íntima amiga suya de la infancia que tuvo un hijo con problemas motrices y en 2005 fundaron una asociación civil que trabaja para que doce chicos con capacidades diferentes disfruten de actividades ecuestres en contacto con la naturaleza. La organización, en la localidad de Aldo Bonzi, entiende la equinoterapia como un método terapéutico que usa el caballo como herramienta para la integración y el desarrollo psíquico, físico y social de los pacientes. Fue bautizada Con el Alma, ya que los recursos escasean, pero las ganas de ayudar a los más necesitados desbordan el corazón.

"Esta actividad refuerza la autoestima de los chicos. En general ellos están acostumbrados a ser mandados por otros, pero arriba del animal se sienten importantes y experimentan la capacidad de dirigir y marcar su propio rumbo", explica Graciela. Además, a diferencia de otras terapias, los efectos de este método son instantáneos: la felicidad y el goce brotan a simple vista. "En su marcha, el caballo masajea el coxis del jinete y por medio de la médula espinal transmite sensaciones de bienestar y placer que permiten que el sistema nervioso funcione mucho mejor", agrega.

Estos beneficios se hacen tangibles en personas como Aylén, una nena cuyos puños se mantienen cerrados la mayor parte del tiempo, pero durante las sesiones logra relajarse y mejorar el manejo de su cuerpo. También está Michelle, un joven cuadripléjico que mientras anda a caballo cambia la expresión de su rostro por una sonrisa. A su vez se encuentran niños con problemas lingüísticos o pacientes epilépticos que ven disminuida la cantidad de convulsiones que padecen.

"La idea es que los chicos se sientan contenidos y descubran que hay un montón de cosas que sí pueden hacer y potenciar sus habilidades", cuenta la fundadora. Además, la entidad funciona como un espacio de socialización.

El lugar de estos encuentros es un predio, cedido por la Municipalidad de La Matanza, donde se está terminando de edificar un pequeño refugio. El mantenimiento del sitio y otras necesidades se consiguen con el esfuerzo y la voluntad de algunos amigos. La organización necesita del aporte de padrinos que quieran becar a más chicos en lista de espera, materiales de construcción y la confección de un cartel con el nombre para la entrada del predio, así como la participación de voluntarios que deseen colaborar con diferentes tareas. Los interesados pueden contactase al 4699-8241 - 156-980-6614 o a aconelalmaequino@live.com.ar 

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