Juramento de Florence Nightingale, creadora de la Enfermería Moderna 1820-1910
“Ante Dios y en presencia de esta asamblea, me comprometo a comportarme
virtuosamente y a ejercer con fidelidad mi profesión.
Me abstendré de todo cuanto sea censurable o pernicioso,
y no tomaré ni administraré conscientemente ninguna droga nociva.
Haré todo lo que este a mi alcance para ennoblecer la profesión
y guardare en la más estricta reserva todo secreto que en el ejercicio
de mi vocación pueda llegar a mi conocimiento.
Trataré de facilitar la tarea del médico en el desempeño de su misión,
y dedicaré todos mis esfuerzos en procura del bienestar
de aquellos que fueron encomendados a mi cuidado.”
Día de la Enfermería
Santoral Nuestra Señor de los Remedios
21 de noviembre 1997
Este diálogo puede ocurrir en cualquier lugar, en un día cualquiera, de hecho a mí me ocurrió varias veces.
Juan pregunta: ¿qué haces?
Luisa contesta con mucha naturalidad: soy enfermera.
Juan abre grande, pero muy grande los ojos y levanta sus cejas, con sorpresa y exclama -¿qué?-.
Luisa le repite con mucha naturalidad: soy enfermera.
Ahh! Dice Juan, trabajas en cirugía –como se dice –sos instrumentadora.
Luisa piensa –como le explico- y responde: no, soy enfermera.
Juan pregunta nuevamente y sorprendido: ¿con los bebes recién nacidos?
Luisa, sonriendo algo irónicamente le contesta: no, soy enfermera y trabajo en Terapia Intensiva.
Juan pregunta con el ceño fruncido: ¿te gusta? Debe ser horrible estar con toda esa gente que se muere, que sé yo, yo no podría hacerlo, bueno vos debes estar acostumbrada.
Luisa le contesta: no, no es fácil ni creo que me acostumbre o me resigne a que las personas se mueran, si llegara ese día tendría que dejar la profesión.
Juan dice no muy convencido: si, si, te tiene que gustar mucho, y tener una gran vocación, es un sacerdocio.
Luisa casi con bronca dice: es una profesión.
Este diálogo es muy frecuente entre una persona que no conoce la profesión de Enfermería y una enfermera. Existen muchas definiciones sobre la Enfermería, algunas científicas y otras no tanto. Pero a mí la que más me gusta es la que le escuche a una periodista.
Dijo: “Las enfermeras hacen por nuestros seres queridos, lo que nosotros no nos atrevemos a hacer por ellos y por eso las admiro.”
Me encantó esta definición sobre las enfermeras, porque define muy bien a la profesión, en tan pocas palabras, en una síntesis perfecta, dice todo lo que hace una enfermera por el paciente- ese ser querido -: lo escucha, lo limpia, lo abriga, lo mima y lo reta, le enseña y aprende, lo abraza y lo pincha, le calma el dolor físico y si puede el del alma, seguramente podría seguir.
Hoy es el Día de la Enfermera, y yo soy enfermera, y cuando me ofrecí a escribir estas líneas no sabía bien lo que iba a decir, pero voy a decir que estoy orgullosa de ser enfermera y que espero que con el esfuerzo y la ayuda que nos brindemos unas a otras, cuando nos pregunten que sos: enfermera, si se sorprenden y no saben que decir sea por admiración.
Nota: La periodista nombrada es Silvina Chediek. Estas líneas fueron leídas el programa de radio Médico de Cabecera que conducía el Dr. Sergio Etchepare, el día 21 de noviembre de 1997
Autora Luisa Bengolea