No. Los bebés no son como
nos lo contaron. A los bebés no les gusta dormir en cuna. Rodeados de barrotes.
Presos en una jaula. No. Los bebés quieren dormir junto al cuerpo de su mami,
calentitos, seguros, amparados, amados,
tocados. No. Los recién nacidos no quieren siquiera estar en posición
horizontal. Quieren dormir en tu pecho, en vertical, meciéndose al arrullo de
tu corazón. En horizontal su digestión se ralentiza, vomitan, buchean, cogen
cólicos, se asustan, se sienten vulnerables.
No. Los bebés no se acostumbran a los brazos:
ya nacen acostumbrados. Desde el principio saben bien lo que es bueno. No. Los
bebés no duermen toda la noche. Se despiertan a cada rato. Para comer y para no
comer. Para comprobar que estás a su lado y que los estás cuidando. Para
cerciorarse de tu presencia, que es su seguridad. Para tocarte y olerte. No.
Los bebés no quieren estar solos. No quieren perderte de vista ni un minuto,
quieren estar junto a ti, en el centro de la vida. No. Los bebés no quieren
jugar solos en un corral. Quieren jugar contigo, sonreír, ser atendidos,
treparte por encima, gatear por el salón.
No. Los bebés no quieren
tomar leche de otra especie. Quieren leche de la suya, de la que sabe a mamá.
No. Los bebés no quieren chupar todo el día un trozo de plástico. Quieren
chupar tus pechos, sus manitos, tus dedos... piel humana. No, los bebés no
quieren que los vistas, ni que les pongas tejidos picones, pendientes en las
orejas, ropas apretadas, cintas, encajes y otras cosas molestas. Quieren estar
desnudos, correr sin zapatos, disfrutar del tacto de la naturaleza en su piel,
del piel con piel contigo.
No. Los bebés no quieren estar quietos.
Quieren que te muevas, que los mezas, los arrulles, que andes y pasees, y los
lleves contigo. En cuanto pueden, quieren gatear, correr, saltar, explorar,
llegar a todas partes...
Sí. Los bebés son curiosos
por naturaleza. Quieren y deben tocarlo todo. Incluidas esas cosas que más tú
tocas: los mandos, los relojes, los teléfonos, los equipos informáticos...Su
riqueza sensorial se desarrolla a partir de ahí. No. Los bebés aprenden lo que
viven. Si siempre oyen "no", pronto a todo te dirán no. Si a todo
tienes miedo, pronto a todo tendrán miedo.
No. Los bebés no son alto-demandantes. Somos
nosotros los bajo-tolerantes, los bajo-pacientes, los bajo-disponibles, los
bajo-respondedores. No. Los bebés no quieren que los dejes. Quieren ir contigo
a todas partes, eres su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo.
Te guste o no te guste, así
son los bebés humanos, primates, mamíferos. Si quieres comprobarlo, tan solo
ten uno. Ninguna otra especie desconoce y putea tanto a sus propias crías. Si
queremos un mundo un poquito más humano, bien haríamos en comprenderlo.
Fuente: Tenemos tetas