lunes, 27 de junio de 2016

Hay que respetar los períodos de contagio y de recuperación

Eduardo Vainstein, Médico especialista en pediatría del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez

Para La Nación, sábado 25 de junio de 2016

Comienzan las clases, llega el invierno y aumentan las enfermedades en los niños. Y en simultáneo aumenta la preocupación de los padres. Antes de que cunda el pánico cada vez que nos enteramos de que la mitad de la salita o del aula está en reposo, es necesario revisar algunos factores de riesgo, chequear el carnet de vacunación y contemplar si es atinado realizar una consulta con el pediatra.

En principio hay que prestarle atención a las enfermedades más comunes en esta época, es decir, las respiratorias: resfríos, gripe, neumonías, bronquiolitis con sus síntomas de fiebre, tos, estornudos y secreciones. Los más afectados por este tipo de afecciones son los niños de entre un mes y 4 años, que por lo general concurren a jardines maternales o de infantes.

Las enfermedades respiratorias se transmiten de persona a persona mediante estornudos y tos, ya que las gotitas expulsadas están cargadas de virus. Estas gotitas, de hecho, impactan en las personas cercanas y quedan depositadas en las manos y los objetos que tocan los chicos, como por ejemplo, juguetes, cuentos y chupetes. Ahora bien, hay conductas básicas que no modifican nuestra rutina, pero que pueden convertirse en grandes aliados:

Taparse con el pliegue del codo al toser o al estornudar.

Lavarse las manos con agua y jabón e higienizarse con alcohol en gel ayuda disminuir el contagio.

Limpiar y ventilar las habitaciones diariamente colabora a disminuir la carga viralsuspendida en los ambientes.

Cubrir la nariz y la boca con una bufanda durante 10 o 15 minutos al salir de ambientes calefaccionados adapta las defensas del aparato respiratorio y no las paraliza.

Promover la lactancia materna y si es posible prolongarla durante el invierno. 

Una alimentación variada tiene todos los nutrientes y las vitaminas necesarias para mejorar sus defensas inmunológicas.

La mayoría de las enfermedades graves de la infancia -gripe, neumonía, tos convulsa, meningitis- son prevenibles con vacunas. Por lo tanto es indispensable vacunar a los chicos y a su entorno familiar; más personas vacunadas, menos transmisión y menos enfermos.

También es importante no automedicarse. Ante los primeros síntomas, consultar con el pediatra y en caso de enfermedad, informar al jardín o al colegio cuál es el diagnóstico. Además es menester respetar los períodos de contagio y recuperación: los niños con fiebre no deben asistir a clases y pueden reincorporarse 48 horas después de que baje la temperatura.


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