Señor Director: "Hace unos meses murió mi madre de un voraz cáncer de páncreas. Después de dos terribles semanas, el médico clínico nos indicó que tratáramos de conseguir «cuidados paliativos domiciliarios». No fue una tarea fácil lograr que la prepaga los autorizara y el trámite nos llevó varios días. La noche que Olga entró a lo de mamá fue como si entrara un hada. Olga conocía todos los vericuetos del dolor y sabía cómo tratarlos. Acomodó sabiamente a mamá y así pudo dormir, aliviada. Dos noches más tarde, mamá estaba muerta.
Pero el recuerdo de Olga, su buen humor y sabiduría, no me abandonarán nunca. "Lástima que a veces pienso que si los trámites no hubieran sido tan lentos y difíciles, Olga hubiera alegrado algunos otros días de los últimos que vivió mamá. Agradezco a la señora Olga Molina, enfermera M.N. 18108."
Mariana Blousson de Noel
DNI 14.014.180
Complicaciones
Señor Director: "Tengo 98 años, y desde que me jubilé -hace ya 34 años- designé un apoderado para que pudiera cobrar mi jubilación en caso de no poder hacerlo yo personalmente. "El 16/12/09, concurro con mi apoderado a la sede de la Anses para renovar el poder que caduca al año, y me informan que debo llevar, además, un certificado médico en el que conste que no puedo valerme por mí misma, para ir a cobrar. ¿Es que tener 98 años, como consta en mi DNI, no es condición más que suficiente para que la vista, el oído, la movilidad, el pulso y todo lo que es inherente a efectuar trámites hayan sufrido una notoria disminución, y que sólo adquieran validez cuando lo certifique un médico? "Llegué hace 98 años a este extraño universo, pero nunca hube de imaginar que, en el momento del descenso, una nueva imposición puede alterar la ley, que nos obligará a bucear en nuestras carencias y exhibirlas mediante certificado médico."
DNI 351.037
Estas dos cartas de lectores, son realmente estremecedoras, una por solo hacer lo que sabes lo mejor posible y lograr que una persona sufra un poco menos en la vida y sus familia sienta menos dolor al perder un ser querido. La otra demuestra que hacer sufrir alguien, de tal forma, haciendole perder el tiempo que es lo más preciado a los 98 años, es desconocer el respeto por el prójimo en forma superlativa.
Luisa Bengolea
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