El Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
el Programa Mundial de Alimentos (PMA) hacen un llamamiento a apoyar la
alimentación apropiada del lactante y el niño pequeño en la emergencia actual,
y previenen contra las donaciones innecesarias y el uso potencialmente
perjudicial de sucedáneos de la leche materna.
Durante las situaciones de
emergencia, las tasas de morbilidad y de mortalidad de los niños menores de 5
años son superiores que las de otros grupos de edad; cuanto más joven es el
niño, mayor es el riesgo. El riesgo de muerte es particularmente elevado debido
al efecto combinado de una prevalencia muy aumentada de enfermedades
transmisibles y diarreicas y tasas elevadísimas de desnutrición. La
alimentación y la atención apropiadas de los lactantes y niños pequeños es
esencial para prevenir la desnutrición y disminuir la morbilidad y la
mortalidad.
Los principales problemas
de salud de los niños haitianos, que han empeorado a causa de la actual crisis,
son la desnutrición crónica y aguda y las enfermedades transmisibles. Como
consecuencia del daño estructural causado por el terremoto a los sistemas de
abastecimiento de agua, se agrega el riesgo mayor de padecer enfermedades de
origen hídrico que afectan a un gran número de los grupos de población urbanos,
rurales y desplazados. Muchos lactantes y niños pequeños han quedado huérfanos
o separados de sus madres. Los riesgos para los niños de Haití son agravados
por las prácticas deficientes de alimentación del lactante y el niño pequeño y
por la desnutrición existente antes del terremoto.
En esta situación de
emergencia, la cuerda de salvamento que ofrece la lactancia materna exclusiva a
los niños durante los seis primeros meses de vida y la lactancia materna
continua más la alimentación complementaria durante al menos otros dos años es
de importancia capital, y debe ser protegida, promovida y apoyada cuanto sea
posible.
La mayoría de las mujeres
de Haití inician la lactancia materna y casi todos los lactantes menores de 6
meses de edad eran amamantados al menos parcialmente antes del terremoto. En
esta etapa, es fundamental alentar y apoyar a las madres para que inicien la lactancia
materna inmediatamente después del parto, amamanten exclusivamente hasta los
seis meses y vuelvan a amamantar en forma exclusiva a los lactantes menores de
6 meses que reciben ‘alimentación mixta’. Los lactantes que no son amamantados
están en riesgo especialmente alto y hay que identificarlos tempranamente y
darles asistencia eficaz, en particular mediante el restablecimiento de la
lactancia materna.
Protección y apoyo a las
mujeres que amamantan
Durante los seis primeros
meses de vida, no se necesita ningún alimento o líquido diferente de la leche
materna, ni siquiera agua, para satisfacer las necesidades nutricionales y de
líquidos de un lactante. La valiosa protección contra las infecciones que
confiere la lactancia materna es mucho más importante en ambientes carentes de
agua salubre y saneamiento. Por consiguiente, la creación de un entorno
protector y la prestación de apoyo eficaz a las mujeres que amamantan son
intervenciones esenciales. Es común la creencia errónea de que, en las
emergencias, muchas mujeres ya no pueden amamantar adecuadamente debido al
estrés o la nutrición insuficiente. La preocupación por estas mujeres y sus
hijos lactantes puede impulsar las donaciones de sucedáneos de la leche materna
como la leche maternizada. Aunque el estrés puede trastornar temporalmente el
flujo de la leche materna, es poco probable que inhiba su producción, siempre y
cuando madre e hijo permanezcan juntos y reciban apoyo para iniciar y continuar
la lactancia materna.
Las madres pueden amamantar
aun si carecen de alimentos o están desnutridas. La entrega de agua y alimentos
suficientes a las madres debe ser una prioridad, pues ayudará a proteger su
salud y bienestar así como el de sus hijos pequeños. Las intervenciones básicas
para facilitar la lactancia materna consisten en dar prioridad a las madres con
niños pequeños en relación con el albergue, los alimentos, la seguridad y el
abastecimiento de agua y saneamiento; propiciar el apoyo entre las madres; y
procurar que haya un lugar especial para ofrecer orientación eficaz sobre la
lactancia materna y apoyo para mantenerla. Las mujeres con traumas o deprimidas
pueden tener dificultades para responder a las necesidades de sus hijos y
requerir apoyo mental y emocional especial. El UNICEF, la OMS y otras organizaciones
que tienen que ver con la alimentación del lactante en las emergencias apoyarán
la capacitación del personal en la evaluación individual de las mejores
opciones para alimentar a los lactantes, así como en la educación y el apoyo de
los prestadores de asistencia con respecto a la alimentación óptima del
lactante en estas circunstancias de emergencia.
Alimentación del niño no
amamantado menor de 6 meses
Los lactantes menores de 6
meses que no son amamantados deben ser identificados rápidamente para
proporcionarles un apoyo eficaz. La prioridad para alimentar a estos lactantes
debe ser volver a amamantarlos. Si esto no es posible o cuando la alimentación
artificial es indicada por personal capacitado, como proveedores de servicios
de salud o consejeros de alimentación del lactante, los sucedáneos de la leche
materna son necesarios; deben acompañarse de capacitación en materia de
higiene, preparación y uso para reducir al mínimo sus riesgos. La alimentación
artificial en una emergencia conlleva muchos riesgos de padecer desnutrición,
enfermedades y muerte; constituye el último recurso después de haber explorado
plenamente otras opciones más seguras. Cualquier sucedáneo de la leche materna
que se tenga que utilizar debe observar las normas aplicables del Codex
Alimentarius y obtenerse de una manera eficaz y rápida, en coordinación con el
UNICEF, el organismo que coordina la nutrición en Haití. El tipo preferido de
sucedáneo de la leche materna es el que viene listo para usarse. Debe vigilarse
cuidadosamente la distribución y el uso de los sucedáneos de la leche materna
para comprobar que solo los lactantes designados reciban el producto.
Para más información,
comunicarse con el UNICEF (véanse los datos de contacto más adelante). Cuando
se usan sucedáneos de la leche materna, hay que alentar y enseñar a los
prestadores de asistencia a alimentar a las criaturas con taza y cuchara. No
deben proporcionarse biberones ni tetillas porque son más difíciles de limpiar.
Personal calificado debe prestar apoyo apropiado a los prestadores de
asistencia sobre cómo usar sin riesgos los sucedáneos de la leche materna. Dado
que los lactantes que toman sucedáneos de la leche materna tienen mayor riesgo
de sufrir enfermedades, debe establecerse un mecanismo para vigilar su salud.
Donaciones y compra de
sucedáneos de la leche materna y otros productos lácteos
De conformidad con las
directrices aceptadas a escala internacional, no deben hacerse donaciones de
leche maternizada, biberones ni tetillas, como tampoco de leche en polvo o
líquida ni productos lácteos. La experiencia en emergencias pasadas indica que
se envía una cantidad excesiva de productos, por lo común mal dirigidos, que
ponen en peligro la vida de muchos lactantes. Toda compra de sucedáneos de la
leche materna debe basarse en la evaluación de necesidades cuidadosa y en
coordinación con el UNICEF. Si bien la leche humana es segura cuando se elabora
y pasteuriza en un banco de leche materna, también requiere cadenas de frío que
funcionen perfectamente. Como tales condiciones no se cumplen actualmente en
Haití, las donaciones de leche humana no pueden aceptarse. Toda consulta o
intención de donación debe dirigirse al UNICEF, organismo designado para
coordinar la nutrición en Haití.
Alimentación complementaria
de los niños mayores de 6 meses
A partir de los 6 meses de
edad, además de la leche materna los niños requieren alimentos complementarios
ricos en nutrientes, apropiados para su edad e inocuos. Debe darse preferencia
a los alimentos que se consiguen en la localidad y son culturalmente
aceptables, nutricionalmente apropiados y adecuados a la edad. Cuando no hay o
escasean los medios para cocinar, los alimentos fortificados listos para
consumirse son una opción. Los polvos de micronutrientes que pueden agregarse a
los alimentos locales, las raciones de emergencia o las mezclas alimentarias
fortificadas también mejoran la calidad de la alimentación. Además, una vez que
se cuenta con medios para cocinar, se recomienda proporcionar mezclas
alimentarias fortificadas. Debe establecerse un sistema de monitoreo para velar
por la focalización, distribución y uso apropiados de los alimentos y productos
alimenticios para los lactantes y niños pequeños.
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