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publicado a la(s) 22/4/2012 19:53 por Veronica Garea [ actualizado hace 2 horas ]
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De acuerdo con datos del Consejo Nacional de la Mujer, los indicios de la creciente participación de la mujer en la fuerza laboral son indiscutibles:
la tasa de empleo para las mujeres pasó de 25,3 puntos en 1990 a 27.6 en 2001;
las mujeres están asumiendo roles claves tanto en el proceso de desarrollo económico como en la manutención de sus propios hogares;
las mujeres presentan un mayor nivel de instrucción y de escolaridad que el alcanzado por los varones.
Sin embargo, las mujeres se insertan con ciertas desventajas que dificultan su acceso y permanencia al empleo. En particular, la doble responsabilidad -hogar/trabajo- provoca conflictos para su desarrollo personal y profesional.
Mamá trabaja doble (o más...)
Una madre en su casa trabaja aproximadamente 92hs semanales. En EEUU se calculó que por este trabajo correspondería un sueldo anual de U$S138.095 (Un representante comercial gana U$S 62.500 anuales) .Las mujeres empleadas fuera del hogar no hacen menos trabajo doméstico si no que hacen prácticamente lo mismo que las mujeres que trabajan sólo en su hogar más el trabajo rentado fuera de su casa.
“No puede hablarse de ‘políticas de trabajo decente’ en ningún país del mundo donde las necesidades de quienes brindan cuidado a otros seres humanos no son reconocidas ni protegidas. El trabajo de cuidado es trabajo real y[…] merece ser integrado por completo al análisis del trabajo. Su exclusión de las estadísticas dominantes, análisis económico y política social en el siglo XX ha sido deplorable”. Daly M & G Standing, “Care Work: the quest for security”, ILO, 2001, p 1.
Lo que más vale no tiene precio
Dentro de las tareas de cuidado una de las más invisibles desde el punto de vista económico es el amamantamiento. Si bien una madre que amamanta está de hecho produciendo alimento para otro ser humano, no se considera que la leche materna tenga valor económico. El único país que considera que la leche materna constituye una contribución a la economía es Noruega. De acuerdo con datos del gobierno noruego, las madres de ese país producen 8,2 millones de kilogramos de leche materna por año. Si se le asigna a la leche el valor que le adjudican algunos bancos de leche, U$D 50 por litro, el valor total de la leche producida por las madres noruegas en 1998 asciende a una cifra superior a los U$D400 millones. [0] Si agregamos a estos números el ahorro en salud por la menor incidencia de enfermedades, la ausencia de impacto ambiental debida a la producción de leche (cero consumo de energía y huella de carbono) y la actualización de la moneda desde 1998 hasta ahora, el número puede ascender a casi el doble.
Si amamantar vale, no hacerlo cuesta. El costo directo de no amamantar para la familia puede estimarse en sus dos contribuciones: tiempo y dinero.
El costo por mes de la cantidad de fórmula infantil que necesita un bebé durante los primeros seis meses oscila entre $200 y $700[1] (siempre que no el bebé no necesite una fórmula especial). A esto hay que agregarle los costos asociados con:
· Agua para diluirla
· Gas para calentar el agua
· Mamaderas, tetinas
· Agua caliente + detergente para lavar los elementos de preparación
· Agua + gas (o electricidad) para esterilización
· Se estima que se invierten aproximadamente 700hs por año en las actividades relacionadas con la alimentación con fórmula.[2]
Hay otros costos adicionales que tienen que ver con el impacto de la decisión de no amamantar sobre la salud. De acuerdo con datos del Reino Unido, el costo directo para la salud pública por el gasto estimado en la atención de enfermedades diarreicas en un año suma U$D 41 millones. A esta cifra se le suma el costo indirecto de la atención de enfermedades cuya incidencia aumenta en ausencia de lactancia materna, como otitis, bronquiolitis, neumonía, diabetes, alergia, obesidad.
Otro costo compartido por la sociedad es el que representa el ausentismo laboral de las madres de niños no amamantados. Un estudio realizado en EEUU mostró que de las madres que se ausentaban de su trabajo por enfermedad de un lactante, el 75% correspondía a madres de niños alimentados con fórmula mientras que el 25% restante correspondía a madres de bebés amamantados. Por otro lado, los niños amamantados presentan menos enfermedades infantiles severas.[3]
¿Cómo se puede ayudar a que una madre que trabaja fuera del hogar siga amamantando?
Imagen: Mapa de licencia por maternidad en el mundo.
Preparado por GALM Bariloche en base a datos de la OIT
Si la lactancia tiene semejante valor para la familia pero también para la sociedad en su conjunto, se deben implementar medidas que permitan que las madres puedan elegir amamantar y logren hacerlo con éxito. Estas medidas incluyen:
· Una licencia por maternidad que permita el establecimiento y mantenimiento de la lactancia, preferentemente que le permita mantener la LME por 6 meses
· Centros de cuidado infantil en el lugar de trabajo o en las cercanías para poder continuar con la lactancia hasta los dos años o más;
· Posibilidad de extraerse leche durante horario de trabajo;
· La implementación de esquemas de trabajo de tiempo parcial o tiempo flexible;
· El aprovechamiento de las nuevas tecnologías que permitan el teletrabajo.
La licencia por maternidad no es lo único
Si bien la licencia por maternidad es necesaria, no es lo único que le da valor a las tareas de crianza. Es necesario que la crianza y, dentro de ella, la lactancia materna, sean reconocidas como actividades con profundo impacto sobre la sociedad y por lo tanto, de alto valor para ella. Sólo así será posible lograr el consenso que permita establecer leyes que protejan a las mujeres que ejercen la maternidad y a los niños. La regulación de la publicidad de fórmulas infantiles, por ejemplo, tiene alto impacto sobre la prevalencia de la lactancia.[4]
Se necesita una aldea para criar a un niño
“La promoción de la lactancia no debe tomarse como excusa para excluir a las mujeres de la fuerza laboral. No debe recaer en las mujeres la carga de elegir entre amamantar y trabajar. La carga es de la sociedad que debe facilitar el amamantamiento y el cuidado de los niños”.
James Grant, Director Ejecutivo de UNICEF 1980-1995.
[0] Oshaug A, Botten G. "Human milk in food supply statistics". Food policy 1994;19:479-82.
[1] La variación está dada por el tipo de leche que se use, en polvo o líquida en tetrabrick
[2] Aguirre P. Costo de la decisión de no amamantar.
[3] Rona Cohen, Marsha B. Mrtek, Robert G. Mrtek- “Methods, Issues, and Results in Evaluation and Research Comparison of Maternal Absenteeism and Infant Illness Rates Among Breast feeding and Formula-feeding Women in Two Corporations”-American Journal of Health Promotion (1995)
[4] En Argentina el Código de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna ha sido incorporado al Codex Alimentario.
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