Martes 01 de abril de 2014 | 17:24
El 2 de abril es el día de concienciación
sobre el autismo; aleteo o retraso para empezar a hablar y caminar, los
primeros signos; elaboraron una guía para padres y pediatras
Se estima que uno de cada 88 chicos
padece algún tipo de Trastorno del Espectro Autista (TEA), un conjunto de
discapacidades del desarrollo. Estos cuadros requieren que tanto las familias,
los educadores como los pediatras estén atentos: cuanto antes lo detecten,
mejores resultados se obtendrán a la hora de integrar a esos chicos a su
entorno.
Por decisión de la Asamblea General de
las Naciones Unidas mañana, 2 de abril, se celebra el Día de Concienciación
sobre el Autismo, un llamado a arribar a un diagnóstico temprano y certero para
mejorar el desarrollo y el mundo de relaciones de los nenes con autismo.
Para eso, el Programa de Trastornos del
Espectro Autista del ministerio de Salud de la Provincia, elaboró una serie de
guías dirigidas a padres, maestros, médicos y fonoaudiólogos, que a mediados de
mes estarán disponibles en la página del ministerio de Salud.
"Estamos difundiendo las formas de
detectar en la infancia el autismo, porque entendemos que si a un chico se le
diagnostica este trastorno a los 15 años habremos perdido más de una década y
todas las chances de ofrecerle un tratamiento que logre su inclusión, su
desarrollo de habilidades y de su capacidad de interactuar con los demás",
explicó el ministro de Salud, Alejandro Collia.
Una de las guías para padres menciona que
el "aleteo" con las manos, las conductas obsesivas, el retraso para
empezar a hablar -o la ausencia de lenguaje-, la comunicación restringida y la
falta de interés en interactuar con los demás, son algunas señales que permiten
sospechar que un niño o niñas padece un TEA, que incluye a los síndromes de
Asperger, Rett y Desintegrativo.
"Cuando los adultos observan estas
señales en un chico deberían realizar una consulta con el pediatra para luego
iniciar un tratamiento que le permita al niño una mejor integración con su
entorno", detalló el coordinador del Programa de Autismo del ministerio de
Salud de la Provincia, Juan Carlos Peuchot.
PRIMERAS SEÑALES
A diferencia de los chicos con síndrome
de Down u otros problemas genéticos, los bebés con autismo no tienen ningún
indicio físico que permita sospechar esa condición mientras son bebés.
Muchos padres recién consultan a los dos
años porque les llama la atención que a esa edad no caminen y, prácticamente,
no emitan sonido, como el resto de los chicos de esa edad. Además es
característico de los TEA que no miren a los ojos ni se muestran interesados
por comunicarse, que realicen juegos repetitivos, que rechacen el contacto
físico y sean propensos a berrinches de muy difícil control.
No obstante, aclaró Peuchot, "estos
chicos no tienen que ir a una escuela diferencial porque no corresponde para
estos cuadros, incluso puede ser un motivo de involución". Lo ideal,
agregó, es que obtengan su Certificado de Discapacidad, que ingresen a una
escuela convencional y que sean acompañados por una maestra integradora que sepa
estimularlos. A todo esto, claro, hay que sumarle el apoyo y el compromiso de
la familia.
"De este modo, es altamente probable
que estos chicos sean adultos con habilidades en algún trabajo, con capacidad
para relacionarse, de tener amigos e incluso de formar una familia",
explicó Peuchot.
SEÑALES QUE DEBEN MOTIVAR LA CONSULTA
Algunos de los siguientes comportamientos
a partir de los 18 meses pueden dar señales tempranas de un trastorno del
espectro autista. En estos casos, se recomienda a los papás realizar una
consulta médica para arribar cuanto antes al diagnóstico:
·
Aleteo de Manos
·
Conductas Obsesivas
·
Retraso o carencia verbal
·
Lenguaje repetitivo o poco funcional
(ecolalias)
·
Comunicación restringida solo para lo que
necesita no para interactuar
·
Ausencia de juego simbólico
·
Uso impropio de juguetes
·
Baja empatía con sus pares o nula
relación
·
No respuesta a órdenes o no contesta
cuando se lo llama
·
No mantiene la mirada
·
Ordena los juguetes en fila
·
Alto grado de frustración y berrinches
·
Un nivel excesivo de actividad
·
No señala
·
Ríe sin motivo aparente
·
Utiliza la mano del maestro para señalar
sus necesidades
·
Rechaza el contacto físico
·
Presenta berrinches de difícil control.
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