lanacion.com |Sociedad Miércoles 01 de
octubre de 2014 | Publicado en edición impresa
Nacimiento
Por Nora Bär | LA NACION
Durante décadas, los médicos lucharon por
llevar el parto de la casa al hospital. Hoy, tratándose de bebes y madres
sanas, están recuperando parte de lo que dejaron atrás: instan a que el
nacimiento en el hospital sea cada vez más parecido al que se hacía en casa.
Con menos intervención del especialista, menos procedimientos quirúrgicos, y
más a gusto de la madre y la familia.
Pero si hay un momento en que esta
"humanización" resulta particularmente crucial, es durante los
primeros sesenta a noventa minutos después del nacimiento, durante los cuales
los especialistas aconsejan postergar todas las maniobras de rutina (como la
higiene, la administración de vitaminas e hierro, o las mediciones) para que
madre e hijo se comuniquen sin intermediarios, piel con piel.
"La primera hora de vida es sagrada.
Esos minutos iniciales son un período sensible durante el cual el contacto
estrecho entre la madre y el recién nacido sano puede tener efectos positivos
de largo plazo, como una mayor seguridad y mejor tolerancia a la angustia de la
separación", dice la doctora Constanza Soto Conti, médica de planta del
Hospital Materno Infantil Ramón Sardá, que participa de la campaña iniciada por
la Fundación Neonatológica Miguel Larguía para preservar esa "hora
sagrada". Junto con Unicef y el Ministerio de Salud intentan difundir esta
conducta en las cien principales maternidades del país.
Distintos estudios indican que, al
colocar al bebe recién nacido sobre el torso de la madre, el contacto piel con
piel ayuda a estabilizar su respiración y oxigenación, mantiene sus niveles de
glucemia, estabiliza su presión arterial, reduce las hormonas del estrés, disminuye
el llanto, promueve el inicio precoz de la lactancia materna y evita la
hipotermia.
"Durante nueve meses, el bebe no
tiene hambre, no tiene sed, no tiene calor ni frío... no mira los noticieros
-bromeó el doctor Miguel Larguía, presidente de la fundación que lleva su
nombre y ex jefe de la División Neonatología de la maternidad Sardá-. La
transición [al mundo de estímulos que encuentra al nacer] debería ser de manera
progresiva. Respetar «la hora sagrada» es entregar el bebe sano a la mamá para
que lo apoye sobre su pecho, piel con piel. Puede hacerse también en los partos
por cesárea y es probable que en un futuro podamos incluir prematuros, cuando
no exista riesgo de hipotermia por falta de regulación de la temperatura
corporal."
Según los especialistas, si el parto no
tuvo complicaciones, no es necesario bañarlo, medirlo, pesarlo, tomarle la
temperatura ni vacunarlo durante esos primeros minutos. También es importante
postergar el "clampeo" o pinzamiento del cordón umbilical hasta que deje
de latir.
"Parte de la sangre del bebe está en
la placenta -explica Larguía-. Antes se creía que para permitir que ingresara
en su organismo y prevenir la anemia [bajos niveles de glóbulos rojos en la
sangre] había que sostenerlo a la altura del útero de la mamá. El médico lo
sostenía en el aire y el bebe estaba aterrado, porque por primera vez sentía
los efectos de la gravedad, ya que dentro de la panza de la mamá estaba en la
ingravidez. Hoy sabemos que, impulsada por las contracciones del útero, la
sangre fluye perfectamente si lo ponemos sobre el pecho de su mamá."
Tampoco es imperioso ni recomendable
higienizar al bebe inmediatamente después del parto. Según explicó Larguía, los
chicos nacen recubiertos con una sustancia grasosa que les protege la piel
contra las infecciones y permite que el recién nacido repte lentamente, sin
ayuda materna, hasta encontrar el pecho por su cuenta. "Durante el
contacto piel con piel -dijo-, el responsable de iniciar la lactancia es el
recién nacido; algunos lo logran en 15 minutos y a otros les lleva 90."
Los bebes que pasaron por esa experiencia tienen más posibilidades de succionar
correctamente desde el primer intento.
"Estamos acostumbrados a hacer, pero
en ese momento tenemos que resignarnos a «no hacer» -concluye Larguía-. Hay que
devolverles a las madres los derechos que no deberíamos haberles quitado en las
instituciones."
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