Lunes 15 de octubre de
2012 | Publicado en edición impresa
Por Nora Bär | LA NACION
Mientras las revistas
del corazón difunden presuntas "dietas mágicas" y los especialistas
no logran ponerse de acuerdo sobre "la" fórmula para mantener un peso
saludable, datos locales de 57 trabajos realizados en 13 provincias trazan un
mapa preocupante sobre el crecimiento de la obesidad en las etapas de la vida
que más pesan en la calidad y expectativa de vida de una persona: la niñez y la
adolescencia.
"Los estudios
abarcan a alrededor de 120.000 chicos y la mayoría se hizo en los últimos dos
años -explica el doctor Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre
Nutrición Infantil (Cesni)-. Los analizamos con la metodología propuesta por la
Organización Mundial de la Salud y vimos que el 24% de los preescolares, el 37%
de los escolares y el 27% de los adolescentes están excedidos de peso. Esto en
algunos casos podría atribuirse a una mayor corpulencia..., pero la observación
más importante de este análisis es que la obesidad afecta al 10% de los
preescolares y adolescentes, y al 18% de los escolares. En estos casos no hay
duda de que tienen un exceso de grasa corporal y tienen que iniciar cambios en
su alimentación y su estilo de vida."
El estado actual de la
obesidad infantil en el país será hoy el tema central de una jornada científica
organizada por Cesni y la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos
Alimentarios (Saota), y antecede el congreso anual de esta última entidad que
se realiza entre mañana y el jueves.
"Del mismo modo en
que no podemos construir un atlas completo obteniendo imágenes individuales por
la ventana del auto, no podemos pretender que éste sea un mapa exhaustivo de la
situación nutricional de los chicos argentinos, porque estos estudios se hicieron
en forma individual -subraya Carmuega-. Pero estos 57 trabajos son otras tantas
fotos que nos permiten tener una idea de qué está pasando con la obesidad
infantil de la que no teníamos mucha información, porque la Encuesta Nacional
de Nutrición incluye a chicos de hasta cinco años y mujeres en edad
fértil."
Los últimos estudios con
que se contaba en este tema datan de la década del ochenta y fueron hechos
sobre conscriptos adolescentes. Mostraban prevalencias de obesidad de alrededor
del 5%. Aunque la obesidad es más difícil de medir en los chicos que en los
adultos (porque hay distintos puntos de corte, para cada edad y cada sexo) los
índices de obesidad y sobrepeso pueden haberse duplicado o triplicado según los
grupos. Y aunque hay poca información sobre algunas zonas del país, puede
concluirse que la prevalencia es muy distinta entre provincias y muy parecida
entre ambos sexos.
TENDENCIA MUNDIAL
"Esto confirma que
aquí también se da la tendencia que de toda América latina al aumento de
obesidad infantil, temprana -dice Carmuega-. Es una historia que tiene muchos
culpables, presuntos «asesinos», pero no podemos endilgarle a uno solo la
responsabilidad central, porque tienen que ver algunos con la dieta, otros con
la genética, otros, con la actividad física..."
Y si el exceso de peso
tiene efectos adversos a cualquier edad, son aún peores en el comienzo de la
vida. Un chico obeso tiene cuatro veces más riesgo de ser un adulto obeso y,
según explica la doctora Rosa Labanca, directora del Centro de Docencia,
Asistencia e Investigación de la Saota, y docente de la UBA, la tasa de
curación o remisión completa libre de enfermedad es más alta en prácticamente
en todos los cánceres que en la obesidad.
"Lo importante es
no engordar, porque después es muy difícil volver a bajar", dice la
especialista.
Al contrario de lo que
se cree ("después en la adolescencia pegan el estirón y..."), la
prevención de la obesidad debe comenzar sin dilaciones... antes del embarazo de
la madre. "Hoy las cifras de obesidad en mujeres en edad fértil en la
Argentina son preocupantes -agrega Carmuega-. Esto implica mayor riesgo de
complicaciones durante el embarazo y el parto, mayor tasa de cesáreas, mayor
dificultad para iniciar y continuar la lactancia, que es la única vacuna efectiva,
probada, contra la obesidad. Está demostrado en metaanálisis, aunque los
mecanismos por los cuales esto sucede no los sabemos."
Otros factores que
inciden en los riesgos de obesidad infantil son nacer con alto o muy bajo peso.
"Los niños que nacen con un peso normal o bajo, y que aceleran su
crecimiento tempranamente, tienen mayor riesgo de obesidad tardía y con más
complicaciones -dice Carmuega-. El crecimiento saludable es la mejor defensa
para prevenir la obesidad. Y eso no significa no estar obeso y no estar
desnutrido. Hemos interpretado mal la obesidad durante mucho tiempo pensando
que en un lado estaba la obesidad y en otro, la desnutrición. Cuando en
realidad ambas formas reflejan un desequilibrio en la nutrición. Ambas muchas
veces se dan juntas en la misma familia y hasta en la misma persona."
Según múltiples estudios, los chicos que nacen con desnutrición y luego
engordan a los diez u once años tienen hasta seis veces más riesgo de presentar
diabetes tipo 2 e hipertensión.
"No es lo mismo
engordar a los once años que a los cuarenta", subrayan los especialistas.
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