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Chessa Lutter es la asesora principal de
alimentación y nutrición de la OPS.
Imagen: Leandro Teysseire
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Chessa Lutter, experta en
lactancia de la Organización Panamericana de la Salud
Vino al país para impulsar políticas
públicas en favor de la lactancia. Aquí explica que el Estado se beneficia si
la fomenta. Y también las empresas. Sostiene que amamantar es un derecho de las
mujeres que debe ser protegido. La situación en la Argentina.
La doctora especializada en nutrición
Chessa Lutter es la asesora principal de alimentación y nutrición de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), dependiente de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), que tiene su oficina principal en Washington. La
especialista visitó Argentina en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia
Materna, que este año tuvo como tema principal “Lactancia y trabajo”. En una
entrevista de Página/12 resaltó la necesidad de que la lactancia materna fuera
“incluida y aceptada socialmente en tanto que estimulada en el ámbito laboral”.
– ¿En qué consiste su tarea como asesora
de la OPS?
–El objetivo de mi trabajo es orientar a
los países en el momento de llevar adelante políticas públicas, programas y
estímulos al conocimiento científico de nutrición en lo referido a la
alimentación de la madre y el niño en general. Me responsabilizo por las
Américas, particularmente desde México hasta Argentina, y encuentro realidades
muy diferentes a lo largo de la región acerca de este tema.
–Usted vino para impulsar políticas de
fomento a la lactancia. ¿Por qué son necesarias esas políticas?
–En este caso vine a hablar sobre el
costo de no proteger a la madre y al niño en el período de lactancia. Resulta
muy costoso para el Estado y las empresas, dado que los niños que no son
amamantados implican un mayor gasto en salud y educación: los bebés con poco
tiempo de lactancia se enferman más, a la vez que su desarrollo físico e
intelectual es menor. Está probado que los niños que han sido amamantados hasta
los dos años tienen un mayor desempeño académico, así como mejores ingresos en
la adultez y enfrentan mayor cantidad de años de escolaridad. Es esencial que
los países cuenten con un buen sistema de médicos, nutricionistas, enfermeras y
sociólogos que puedan generar un sistema que eduque integralmente y resalte la
importancia de la lactancia materna. Las políticas públicas para estimular la
lactancia son políticas para el desarrollo.
– ¿Y en el ámbito laboral?
–En cuanto al ámbito laboral es
importante destacar que las empresas más jóvenes y novedosas son las que
entienden que para mantener el talento femenino es necesario que exista
protección para el momento en que la mujer decide ser madre y durante toda la
lactancia. El empleador que comprenda esto se verá beneficiado porque el
respeto a la lactancia implica lealtad de la empleada por la gratitud y
satisfacción, menor ausentismo porque el bebé se enfermará menos, retención de
trabajadores y mayor productividad. Este es un aprendizaje que debe darse en
todas las empresas, porque muchas mujeres terminan desempleadas por el simple
hecho de atravesar la maternidad y respetar los tiempos necesarios de
lactancia. Esto da lugar a la existencia de compañías que lucran vendiendo una
fórmula como si fuera el reemplazo de todo el acto de amamantar y que a menudo
violan el Código Internacional de Sucedáneos, que fue puesto en marcha desde la
asamblea mundial de la OMS en 1981 para proteger la lactancia materna de los
abusos y amenazas empresariales.
– ¿Qué implica la existencia de las
empresas de sucedáneos?
–Las compañías tienen como estrategia
comercial promover el sucedáneo posicionándolo como sustituto de la leche
materna. Esto atenta contra la salud. Si bien son parecidas en la composición,
hay muchas cosas que terminan faltando, como por ejemplo los anticuerpos. La
asamblea mundial se dio luego de que en Africa murieran cientos de niños tras
las intensas donaciones de fórmulas que derivaron en la ausencia de niños
amamantados. Las fórmulas sólo deben utilizarse en las pocas situaciones en que
la madre no puede completar el acto de amamantar por estar enferma o en
tratamiento.
– ¿Por qué habla de amamantar como
derecho?
–La lactancia es ante todo un derecho de
la mujer. Uno tan básico como el de alimentar a su niño. La sociedad
colectivamente debe tomar la responsabilidad de cuidar este derecho. La OIT
recomienda 14 a 18 semanas de licencia con goce de sueldo y la presencia de
lugares en el trabajo donde se pueda extraer la leche materna en un lugar
privado e higiénico o incluso amamantar, con tiempos de 15 a 20 minutos. Cuando
hablo de protección a la lactancia, también me refiero a que la sociedad
permita que la mujer amamante donde se quiera y necesite. La mujer tiene
derecho a una sociedad que la proteja y a la información.
– ¿Cómo encuentra a la Argentina en este
tema?
–Al parecer en Argentina aún no se
conocen bien las recomendaciones de la OMS, que son seis meses de leche materna
exclusiva, sin agua ni infusiones; sostenimiento de la lactancia hasta los dos
años o más, pero alternándola con alimentos y alimentar al niño cuando y donde
lo demande. Por otro lado, en el sector salud, Argentina está muy avanzada y
las prácticas hospitalarias influyen mucho en el beneficio de la madre y el
niño. Todavía hay mucho por hacer, las licencias aquí son de tres meses con
goce de sueldo y seis sin sueldo, pero con protección al trabajo, algo que no
siempre puede aplicarse. Hay una buena tendencia, pero falta un organismo que
monitoree esto como en Perú donde hay un Ministerio de la Mujer.
– ¿Y en el resto de América latina?
–En República Dominicana y México la
situación es grave: menos del 15 por ciento de los menores de seis meses son
amamantados y el número tiende a descender. En la región el país con mayor
porcentaje de menores de seis meses lactantes es Perú, con un 60 por ciento.
Brasil es un caso ejemplar en políticas públicas porque tiene un código tres
veces actualizado frente a la industria de los sucedáneos que siempre encuentra
fisuras. Además, allí la licencia por maternidad es de cuatro meses, pero si
una empresa da más tiempo la benefician impositivamente para estimular a la
lactancia. Eso son políticas públicas que hay que multiplicar.
Entrevista: María Fernanda Rezzano.
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