viernes, 26 de agosto de 2016

El origen de los buenos hábitos

Por Gabriela Navarra/Miércoles 21 de julio de 1999 


 ¿Alguna vez se preguntó dónde comienza la buena mesa ? No vamos a proponerle una adivinanza, porque nunca resolvería el acertijo. La buena mesa comienza, nada más y nada menos, que en el pecho materno.

Esta es la posición que defiende el pediatra español Carlos González, autor del libro Mi hijo no me come (Ed. Planeta) y fundador y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna, que estuvo recientemente en Buenos Aires para presentar su obra. El pediatra afirma que en España 3 de cada 4 madres de niños de hasta 6 años se quejan acerca de la inapetencia de sus hijos.

"Lo más habitual -dice- no son niños inapetentes, sino niños que comen menos de lo que sus mamás quisieran. Si un chico come menos de lo que necesita comer, entonces no aumenta de peso o adelgaza. Cuando no ocurre esto, aunque la mamá se preocupe, significa que está satisfecho, no inapetente."

El pediatra español, de 39 años, casado y padre de tres hijos de 15, 11 y 7 años, explica al pasar que en su casa se invirtieron los papeles tradicionales y es su esposa quien trabaja afuera, mientras él se ocupa del hogar y de los chicos. Esto lo ha ayudado a comprender mejor los vericuetos de la alimentación infantil.

"Mis hijos tomaron el pecho hasta casi los dos años -recuerda-. Pero esto es a menudo mal visto por muchos pediatras, que consideran que puede dejar traumas psicológicos... La leche materna es el mejor alimento para el niño; ninguna leche maternizada, por mejor que sea, puede igualarla. Y cuanto más tiempo la tome, mejor. La recomendación es que sea exclusiva hasta los 6 meses. Cuando se comienza con otros alimentos, la idea no es que reemplacen la leche materna: primero mamar y luego, si tienen apetito, aceptarán la comida. Pero nunca quitar el pecho para dar la papilla."

Si bien el especialista admite que la única zona crítica de la leche materna es su bajo aporte de hierro, explica que los bebes nacen con reservas suficientes para compensar ese déficit al menos durante medio año de vida, y que una suerte de inteligencia nutricional innata les indica aceptar o no, a partir de esa edad, otros alimentos (por ejemplo, carnes) cuando se les ofrecen.

El doctor González defiende la postura de que el bebe debe mamar a libre demanda. Esto significa sin horarios establecidos y cuando lo desea; y eso no implica -necesariamente- que el bebe adopte con rapidez un ritmo definido.

"Su hijo sabe si tiene hambre, el reloj no -escribe el pediatra- La mayoría de los niños toma el pecho entre ocho y doce veces al día, irregularmente distribuidas. Suelen tardar en cada pecho 15 a 20 minutos en las primeras semanas, mientras aprenden, pero hacia los 2 o 4 meses suelen mamar muy rápido, en 5 o 7 minutos o incluso menos. (...) Si le da el pecho cuando lo pide, y le deja el tiempo que quiera, su hijo siempre tendrá la leche que necesita."

¿Cómo pone en práctica lo de a libre demanda una mamá que trabaja fuera de la casa? El pediatra español dice que es más sencillo de lo que se cree: dar de mamar bien temprano (incluso hasta dos veces), juntar leche con el sacaleche y que el bebe la reciba con cucharita o vasito (a menos que el biberón no le confunda el modo de succión y le complique la mamada), y poner el pecho a su disposición una vez que la madre y el niño se reencuentran.

"No hay ninguna dificultad en que el bebe duerma en la cama, con sus padres, para mamar cuando lo desee. Muchos niños cuyas madres trabajan duermen la mayoría del tiempo en que ellas no están a su lado y luego recuperan lo que no han comido. Un bebe puede tomar el pecho muchas veces durante la noche sin siquiera despertar a su mamá." 

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