jueves, 13 de marzo de 2014

Las madres pobres, ¿pueden dar el pecho o deben dar leche artificial?

 13 de marzo de 2014 | 08:00 CET


 Hace dos días un colectivo de enfermeras quisieron alertar en el Parlamento catalán de que los recortes que han realizado y la presión social a la que está sometiendo a la población es tal que muchas familias tienen verdaderos problemas para conseguir comida.
En consecuencia, según dicen las enfermeras, muchas madres recientes están llevando una mala alimentación y por ello se ven abocadas a dejar de dar el pecho y a acudir a entidades sociales en busca de leche artificial para bebés. Todo mi apoyo a mis compañeras enfermeras en este cometido, pero quiero recalcar que en su discurso hay algunos errores que creo que deben comentarse. Por eso hoy respondemos a la pregunta: las madres pobres, ¿pueden dar el pecho o deben dar leche artificial?

La presidenta de la Asociación Catalana de Enfermería Pediátrica, Anna Pedraza, comunicó al Gobierno catalán que los recortes están afectando a muchos niveles y que por culpa de la desaparición o recorte de muchos programas de ayuda muchas mujeres no pueden amamantar a sus bebés.

Es cierto, es lamentable que estemos en un país en el que el dinero se distribuye de manera penosa destinando muchísimo dinero a defensa, al rescate de bancos y a llenar los bolsillos de ladrones de guante blanco y mientras tanto la población esté pasando miseria, tenga cada vez un peor servicio de salud y tenga cada vez menos recursos a nivel educativo para los niños (entre otras muchas cosas).


Dice además esta enfermera que “estas madres no pueden hacerlo (amamantar) porque les faltan nutrientes. Se habla de niños malnutridos, pero también hay muchas madres”.

Además, se advierte de que cuando finaliza el periodo de lactancia la alimentación de los niños se basa en la comida que reciben de los bancos de alimentos, que es poco variada y que en consecuencia no garantiza que reciban todos los nutrientes necesarios. Esto, obviamente, repercute en su desarrollo físico, psíquico y cómo no a su salud. Una mala alimentación es una perfecta base para tener un sistema inmunológico pobre y tener más tendencia a coger enfermedades.

Pero las madres pobres han dado el pecho toda la vida
Sin embargo, todos sabemos que las madres pobres han dado el pecho toda la vida. Incluso ahora, las madres de los países pobres, dan el pecho a sus bebés en la que es una de las pocas actuaciones que les ayuda a seguir con vida.

Allí, en países de África, donde la potabilidad del agua queda en entredicho y donde muchos padres preparan la leche artificial demasiado aguada, con menos polvo del recomendado, para que la lata dure más tiempo, dar el pecho puede hacer la diferencia entre que un bebé viva hasta al menos los seis meses o bien se muera antes.
“Claro, pero aquí hay agua potable y leche artificial”, me diréis. Y sin embargo sigue siendo mejor que las madres pobres den leche materna a sus bebés que leche artificial.

Según han comentado las enfermeras, cuando no están bien nutridas siguen produciendo leche, pero con pocos nutrientes, y por eso tienen que dejar de dar el pecho y dar leche artificial para poder alimentar bien a sus bebés, y esto es inexacto.

Un estudio realizado en 1985 en Bangladesh comparó la leche materna de 60 madres de una zona periurbana, con carencias nutricionales, con el fin de saber si producían una la cantidad suficiente de leche y si la calidad era tan pobre como su alimentación.

Vieron que todas producían leche suficiente para sus bebés y observaron que las mujeres con mejor alimentación producían una leche nutricionalmente mejor, con más grasa, energía y nutrientes, pero concluyendo lo siguiente:
Aunque las madres estaban mal alimentados en comparación con las poblaciones de referencia internacional, su capacidad de lactancia no se vio gravemente afectada.

Es decir, que a pesar de la mala nutrición de la madre, la leche seguía siendo suficiente y los nutrientes válidos para criar a un bebé, siendo recomendable mejorar la nutrición de la madre para asegurar el aporte al bebé.
Otro estudio, éste de 1988, concluyó que en el caso de las mujeres no hay una relación exacta entre la leche materna y lo que come una madre, puesto que la leche se forma en base a la dieta, pero también a las reservas nutricionales, a la reducción de la actividad física por parte de la madre, que cuida de su bebé y a la adaptación metabólica de su cuerpo, proporcionando entre todo ello la producción de leche de manera que se asegure un aporte de leche correcto para el bebé.

En 1991, basándose en una revisión de otros estudios, y sumando su estudio propio, unos investigadores concluyeron que hasta entonces había sido difícil encontrar mujeres cuya calidad de la leche se viera perjudicada, o cuya producción descendiera hasta el punto de afectar en el crecimiento de los niños, incluso en mujeres con desnutrición que amamantan durante largos periodos. Sin embargo, sí aseguraron que el hambre estacional (cuando por falta de cosechas las madres apenas comían) produce una disminución temporal de la cantidad de leche producida.

¿Las madres a las que se refieren las enfermeras están en situación de hambruna?


La pregunta entonces es esta. Porque si están en una situación en que realmente no están comiendo casi nada a lo largo del día sin duda estarán desnutridas (que no es lo mismo que malnutridas), y entonces la cantidad de leche producida se verá afectada.

En tal caso un bebé puede tener problemas y ni siquiera así le daría yo un biberón de leche artificial. En todo caso, en vez de acudir a los servicios sociales para que les dieran esa leche, que es pan para hoy y hambre para mañana, acudiría pidiendo comida para la madre.

Pero no creo que sea el caso. No creo que esas madres de verdad no estén comiendo casi nada, sino más bien que están tomando una dieta poco equilibrada y poco variada, como la que ofrecen a sus hijos cuando “se acaba el periodo de lactancia”. A lo que yo añado, si un bebé está en una situación en la que recibe una alimentación poco variada, porque solo come lo que recibe de los bancos de alimentos, pues oye, al menos no le quites la leche materna, que le asegurará recibir muchos nutrientes y, lo que es casi más importante, muchas células inmunitarias.

Alimenten a las madres
Así que, en resumen, sólo espero y deseo que el Gobierno catalán y el español recapaciten y que por una vez empiecen a pensar en la gente de a pie para algo que no sea convencerles de que les voten, que ofrezcan recursos para que nadie pase hambre y que, si la cosa va para largo, al menos que alimenten bien a las madres para que, estando bien ellas, estén bien también sus hijos.

Recuerden, por si no lo tienen en cuenta, que la lactancia materna es un factor protector ante la anemia materna. Mientras una madre amamanta la menstruación se detiene por un tiempo, y oye, si cuesta llevarse comida nutricionalmente completa a la boca, al menos que no les falte hierro por otros motivos.

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