viernes, 8 de agosto de 2014

Algunos consejos para que la lactancia sea una experiencia feliz para vos y para tu hijo.

Ministerio de Salud de la Nación Argentina



Desde el nacimiento, la mamá y el bebé necesitan estar juntos para que él pueda mamar desde la primera hora de vida.
Los dos deben estar en una posición cómoda y el bebé debe “prenderse” correctamente del pezón (tomando con la boca toda la areola).

Evitá que se genere vacío cuando el bebé se retira del pecho (colocale un dedo limpio en la boca para retirarlo suavemente).

El bebé no debe recibir otra leche, alimento o bebida. Si lo hace, la mamá producirá menos leche, y eso pondrá en riesgo la continuidad de la lactancia.

El uso de chupetes y mamaderas desorienta al bebé porque succiona de ellos de un modo diferente que del pecho. Evitalos hasta que la lactancia esté bien establecida y sepas que producís suficiente leche.

Si es posible, que sea el propio niño quien deje un pecho para pasar al otro. Esto tiene dos beneficios: asegura que el bebé tome la leche “del final”, que contiene más grasa (necesaria para saciar su apetito y favorecer su crecimiento), y permite que los dos pechos se vacíen y produzcan más leche para la siguiente mamada.

Cuando te sentís agotada producís menos leche. Dentro de lo posible, descansá (o dormí siestas cortas) mientras tu hijo duerme.

No es bueno que hagas dietas “para adelgazar”, es fundamental que tu alimentación sea completa y saludable. La producción de leche hace que el cuerpo utilice la grasa que se acumuló durante el embarazo para este fin.

Dar la teta no tiene que doler. Un malestar al principio de la mamada durante los primeros días es normal, pero si ese malestar persiste durante toda la mamada y/o se extiende más allá de los primeros días, no demores la consulta con un especialista.

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