Mireia Long
17 de junio de 2010
Os hacemos partícipes hoy de la segunda
parte de la entrevista que Bebés y más está realizando al psicoterapeuta
Enrique Blay, especialista en las emociones de los bebés y todo su mundo
sensitivo y psicológico.
Si en nuestra primera conversación
quisimos hablar de la importancia que tienen las vivencias que el bebé tiene
dentro del útero y sobre como su desarrollo psicológico comienza con la
concepción, esta vez hemos querido ir avanzando en el tiempo, creciendo con
nuestro bebé emocional, para ir comprendiendo mejor el funcionamiento de sus
sentimientos y la huella que dejarán en su vida futura.
¿Cuál es el papel ideal del padre durante
el embarazo?
El papel del padre tiene dos vertientes.
Por un lado, sabiendo la importancia del estado emocional de la madre, que el
bebé percibe, debe procurar que su pareja se sienta apoyada, comprendida,
mimada, en una palabra, amada.
Por otro lado, conociendo las grandes
capacidades perceptivas del bebé intrauterino, en concreto las auditivas, el
padre puede iniciar el vínculo afectivo hablando a su hijo sobre el vientre de
la madre, acariciándolo, enviándole sus mejores pensamientos de amor y cariño.
¿Hay datos confirmables sobre la
posibilidad de esta comunicación?
Se han hecho experimentos en que se
demuestra que el bebé, una vez nacido, reconoce la voz de su padre entre la de
otros hombres y se calma más en sus brazos que en los de otro.
Para el hombre supone una nueva forma de
implicarse en la vivencia paternal, desde la concepción de su hijo.
¿Y cuál debería ser su papel en los
primeros años de vida de un niño?
El padre tendría que continuar en la
dirección de que su pareja se sienta completamente amada, pues su estado
emocional sigue siendo fundamental respecto al estado emocional de su bebé, y
aquí se incluye el respeto a las pautas de crianza que la madre adopte, como la
lactancia, el colecho, la atención del llanto.
¿Y en cuanto al niño?
Respecto a su hijo, vivir una paternidad
intensa. Besarlo, abrazarle, bañarlo, cuidarlo, jugar con él, dedicarle tiempo
de calidad. En los primeros años se asientan los lazos afectivos y las formas
de comunicación.
¿Qué siente un bebé cuando nace?
En el momento de nacer, el bebé es un ser
humano completo, con la particularidad de su Percepción Emocional. Es decir,
capaz de percibir todo lo que sucede y de transformarlo en sentimientos, en
emociones.
El bebé ha estado nueve meses en el
paraíso, flotando en el líquido amniótico, percibiendo el amor de su madre,
protegido y alimentado sin ningún esfuerzo. De repente, es “expulsado”, a
través de un oscuro y estrecho camino a un mundo exterior y desconocido.
¿Influirá su nacimiento en su psique?
Tanto la vivencia del proceso de
nacimiento como la forma en que es acogido al nacer, dejarán una profunda
huella en su psique. Una huella que incluye la percepción del mundo al que
surge, un mundo agradable, pacífico, acogedor, afectivo, amoroso o, por el
contrario, un mundo desagradable, violento, agresivo, doloroso. Una percepción
que nos acompañará el resto de nuestras vidas.
¿Cómo debería ser el nacimiento ideal de
los bebés?
El nacimiento es una experiencia
emocional intensa, tanto para la madre como para el bebé. Lo que siente la
madre lo siente el bebé y por lo tanto nos podríamos preguntar en primer lugar,
cuál es la mejor forma de afrontar el parto para que suponga una vivencia emocional
gratificante para la madre, y por resonancia para su bebé.
Aquí hay suficientes evidencias
científicas, para afirmar que el mejor parto es el que el Dr. Michel Odent
denomina “parto mamífero”, que podríamos definir que es el que no tiene
intervenciones externas y deja que sean los propios cuerpos de la madre y del
bebé lo lleven a buen término. Dejar actuar lo que él describe como “cóctel de
hormonas”.
Sus experiencias e investigaciones
demuestran, que un parto sin intervenciones, permite vivencias emocionales
positivas, incluso placenteras, aunque en nuestra cultura sea hoy en día tan
difícil aceptar la relación parto y placer.
¿Qué prácticas habría que evitar al
recibir un bebé en el mundo?
Deberíamos preguntarnos cuál es la mejor
forma de recibir al bebé en su nacimiento. Sobre todo es muy importante no
cortar el cordón umbilical antes de que deje de latir. El bebé, en el momento
del nacimiento, tiene las vías respiratorias llenas de líquido amniótico y el
oxígeno que necesita para vivir le llega a través del cordón umbilical.
Cortarlo antes de que el bebé pueda respirar por sí mismo es llevarle a la
asfixia.
¿Y qué prácticas habría que fomentar?
Lo que debe hacerse es colocar
inmediatamente al bebé en el pecho de la madre y esperar que el cordón umbilical
deje de latir por sí mismo. La naturaleza es sabia y esto sucede en cuanto el
bebé puede respirar por sí mismo.
Es fundamental que el bebé recién nacido
y en las horas posteriores, permanezca junto a su madre sin ser separado de
ella. Colocar al bebé recién nacido junto a su madre provoca la segregación
final del cóctel de hormonas, como la oxitocina, la hormona del amor,
relacionada con el placer y el apego, endorfinas (morfina endógena) y
prolactina que previene hemorragias, promueve el desprendimiento de la placenta
y pone en marcha los mecanismos de la lactancia.
En las pocas ocasiones en que un
nacimiento respetado, mamífero, presente dificultades que pongan en riesgo la
salud de madre y bebé, dificultades usuales en los partos intervencionistas,
disponemos de una fantástica medicina que soluciona el problema. Bienvenidas
las cesáreas “necesáreas” puesto que salvan vidas de bebés o madres. Rechacemos
la cesáreas “innecesarias” que ponen en riesgo innecesario a madres y bebés.
Actualmente se sabe que un parto natural,
mamífero, no intervencionista, es la forma más segura y más saludable de
experimentar un nacimiento, tanto para la madre como para el bebé, tanto a
nivel físico como psicológico.
Las emociones que sienten los bebés en el
momento del nacimiento o sus experiencias desde el útero con su padre dejarán
huella. Si sufren podran sanar emocionalmente, pero sin la más mínima duda,
darles el mejor nacimiento posible, rodeados de amor y respeto, sin violencias
innecesarias ni separaciones, serán la base de un desarrollo psicológico lleno
de paz y feliz.
Seguiremos con la entrevista al
psicoterapeuta Enrique Blay, que nos está explicando estas apasionantes
realidades, para, acompañados de su experiencia, llegar en los temas próximos a
hablar de crianza y educación.
En Bebés y más | “El desarrollo
psicológico comienza en el momento de la concepción”. Entrevista a Enrique
Blay, Las emociones de los bebés
Fuente
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