Por Verónica Garea
Fotos Cande Baroni
Es
posible amamantar a un hijo al que no se ha dado a luz. Esta es una de las
afirmaciones de las asesoras de lactancia que más sorpresa causa en quienes la
oyen. Si bien la lactogénesis, o producción de leche, es la continuación del
proceso de gestación y parto, se puede producir leche sin haber estado nunca
embarazada. Su inicio se da durante el embarazo (lactogénesis I) y es causado
por un cambio en el esquema hormonal. Sin embargo, una vez establecida la
lactancia, después de producida la lactogénesis II o “bajada de la leche”
(posterior al alumbramiento de la placenta), la producción de leche pasa a un
modo “autócrino” y está regulada por el estímulo y la remoción de leche del
pecho. Las madres adoptivas entran directamente en esta etapa de la lactogénesis
como producto del estímulo del pecho.
¿Por
qué amamantar a un bebé adoptivo?
Por
los mismos motivos por los que es bueno amamantar a todos los bebés. La leche
que produce una madre adoptiva es igual de buena que la que produce una madre
que ha dado a luz. Quizá no llegue a producir toda la leche que necesita el
bebé, pero cualquier cantidad de leche de su madre que reciba le dará
anticuerpos específicos contra los patógenos a los que están sometidos el bebé
y su madre, ayudará al desarrollo de las bacterias de la flora intestinal y le
dará ácidos grasos específicos para el desarrollo del cerebro. Además ayudará
en la solidificación del vínculo madre-hijo, ofreciendo la oportunidad de un
contacto frecuente y cercano entre la mamá y el bebé.
¿Cómo
empezar?
Hay
dos escuelas de pensamiento en cuanto a cómo abordar la lactancia de un hijo
adoptivo: la que propone una preparación previa a la llegada del bebé, de
manera de contar con leche al momento de recibirlo y la que propone empezar con
el estímulo del pecho a la llegada del bebé. Entre los que proponen prepararse
de antemano, encontramos al doctor Jack Newman, pediatra canadiense experto en
lactancia. Newman y sus colaboradores promueven la implementación de un
conjunto de protocolos, conocidos como Newman-Goldfarb, que varían de acuerdo
con la condición de la madre (pre o post menopausia) y el tiempo disponible
antes de la llegada del bebé, que buscan imitar el proceso hormonal del
embarazo, parto y alumbramiento de la placenta. Estos protocolos usan una combinación
de hormonas y drogas galactogogas, más estímulo de los pechos con un sacaleche
eléctrico doble. Estos protocolos requieren dos factores muy importantes:
tiempo para invertir (puede ser complicado para quienes ya tienen hijos en el
hogar, por ejemplo) y una mínima seguridad acerca de la fecha en que se va a
recibir el bebé.
Este
último factor es el más difícil en ciertos contextos de regímenes de adopción
donde los padres se anotan en listas de espera, sin saber a ciencia cierta la
fecha en que llegará el bebé. Prepararse de antemano en estas circunstancias
puede resultar doloroso si, después de meses, la mamá tiene la producción de
leche establecida y el bebé no llega.
Otros
expertos en lactancia sugieren esperar a que el bebé esté en el hogar para iniciar
el proceso. En este caso, al llegar el bebé la mamá no tendrá nada de leche,
pero el estímulo del pecho resultará en la secreción de dos hormonas que
iniciarán el proceso secretor de leche en el pecho.
Entonces,
el mejor estímulo del pecho es la succión del bebé. Algunos se prenden ni bien
llegan a su nuevo hogar. Alimentarlos exclusivamente a pecho, con el uso de un
relactador, es una de las maneras que las madres adoptivas que han amamantado
establecen desde el primer día.
El
relactador
Un
relactador es un dispositivo formado por un recipiente (mamadera/biberón, taza,
bolsa en las versiones comerciales) que contiene la leche (humana de banco de
leche o donada, si se tiene acceso, o fórmula para lactantes) que es
transferida al bebé a través de una sonda que se coloca dentro de su boca junto
con el pecho. Hay versiones comerciales de estos relactadores, pero también
pueden ser fabricados con mucha facilidad en forma casera. Usar un relactador
no es más difícil que usar una mamadera (ver infografía en pag. 32). Requiere
de un poco de práctica pero es sencillo de armar y puede ser usado en público.
Una madre participante de las reuniones de grupo de apoyo en Bariloche se había
fabricado una banda, con elástico semi-ancho, que colocaba a la altura de su
pecho y usaba para sujetar la mamadera con la leche de fórmula. Otra mamá había
encontrado un corpiño que le permitía sostener la mamadera entre los pechos.
Otra optó por colgar la mamadera de su cuello con una cuerda (esta es la versión
más parecida a los relactadores comerciales). Pero muchas otras dejan la
mamadera en una superficie cercana, la sostienen con la mano, reservándose la libertad
de variar la altura de la mamadera, y con eso la velocidad del flujo de leche.
Las
hormonas productoras
Las dos hormonas que entran en juego en el
proceso de producción de leche son la prolactina y la ocitocina. La prolactina
se produce en la parte anterior de la hipófisis (glándula ubicada en la base
del cerebro) y es la hormona que induce el desarrollo de los alvéolos
secretores y la secreción de leche por parte las células alveolares. Por lo
general, la prolactina actúa junto con el estrógeno, la progesterona y otras
hormonas, las cuales pueden producirse en la placenta o en el ovario, pero es
sabido que la prolactina puede estimular el crecimiento de los alvéolos
secretorios incluso en ausencia de esas otras hormonas. La ocitocina se produce
en la parte posterior de la hipófisis en respuesta a la succión del pecho. La
ocitocina provoca la contracción de las células de músculo liso que rodean los
alvéolos productores de leche e impulsa la salida de la leche desde el pecho.
Cuando no hay leche, la ocitocina no hace que se produzca. Pero una vez que se
produce, participa en su transferencia al bebé
Al principio, cuando no hay leche, el bebé tomará más del suplemento. A medida que el estímulo del pecho resulte en desarrollo de tejido glandular y secreción de prolactina y ocitocina, el bebé irá tomando tanto del suplemento como de la leche que produce su mamá. Hay madres que agregan al estímulo logrado con la alimentación con relactador el uso de un sacaleche eléctrico doble para estimular el pecho entre tomas y acelerar el proceso de desarrollo alveolar.En ambos casos, amamantamiento y uso de sacaleches, es importante informarse acerca de cómo prevenir lesiones. En el caso del amamantamiento, una buena colocación al pecho es indispensable. El uso del sacaleche requiere de una selección de la pieza extractora adecuada que permita el estímulo, evitando lesiones por ser demasiado pequeña o demasiado grande. Una asesora de lactancia podrá asistir a la madre en la selección.
Galactogogos
y otras drogas
Aún
en el caso en que se inicie el estímulo con la llegada del bebé, algunos
profesionales de la salud recomiendan acompañarlo con el uso de galactogogos.
No hay medicación desarrollada específicamente como galactogogo, sino que hay
medicación que se desarrolló con otros fines y que tiene como efecto colateral
el aumento del nivel de prolactina y, en consecuencia, el aumento de la
producción de leche. Es muy importante que cualquier medicamento que se utilice
tenga supervisión médica. Discutir de antemano con el equipo de salud la
posibilidad del uso de estos galactogogos permitirá tener opciones a la hora de
necesitarlos. Existen también algunos productos herbales que tienen un efecto galactogogo
que varía mucho de mujer a mujer. En ninguno de los casos se trata de galactogogos
con estudios doble ciego que garanticen su efectividad, pero hay evidencia anecdótica
de la efectividad de suplementos tales como la levadura de cerveza y el
fenogreco en el aumento de la producción de leche.
Una
vez establecida la producción de leche, algunos profesionales de la salud
indican el uso de un aerosol nasal de ocitocina para ayudar en el reflejo de
eyección.
Cómo
prender el bebé al pecho
Las
posiciones que favorecen la manifestación de los reflejos de los bebés son las
que mejor se adaptan al proceso de lactancia inducida. En particular y en los
bebés pequeños, las posiciones de “biological nurturing” (o lactancia relajada)
permiten que sea el bebé quien busque el pecho y se prenda, contando además con
la ayuda de la fuerza de gravedad. Estas posiciones se logran simplemente con
la mamá ubicada cómodamente, semi reclinada, con su torso apoyado y el bebé colocado
sobre el torso, con la cabeza a la altura de los pechos de la madre y pudiendo
apoyar sus pies en el cuerpo de la mamá. Estas posiciones favorecen la manifestación
de los reflejos innatos de alimentación que tienen los bebés. Algunas familias
adoptan bebés que no son recién nacidos, que ya han tomado mamadera y a quienes
les puede costar prenderse al pecho con naturalidad. Esto no quiere decir que
no vayan a poder ser amamantados, pero es necesario reconocer que estas circunstancias
requerirán una dosis mayor de paciencia por parte de la mamá y quienes la
rodean.
Un
bebé mayor también se beneficia de los nutrientes y factores de protección presentes
en la leche materna, y el efecto positivo sobre el vínculo es innegable.
En un bebé mayor estos reflejos pueden
no manifestarse con tanta facilidad o no manifestarse directamente. En este
caso, la lactancia tendrá un camino un poco más largo. Ofrecer la mamadera en
la misma postura en que se amamanta, el baño conjunto, ofrecer el pecho para
succión no nutritiva, mucho contacto corporal y llevar al bebé en un cargador,
son todas acciones que van a favorecer el contacto y permitirán facilitar el
establecimiento de la lactancia.
En
todos los casos, la boca del bebé debe estar bien abierta y debe tomar una
buena porción de pecho dentro de su boca, areola inclusive, para evitar
lesiones. Una buena colocación de entrada evitará el dolor. La lactancia no
debe doler, si hay dolor es importante buscar ayuda.Toda leche materna es buena
para el bebé. Algunas mamás logran producir el 100% de lo que necesita el bebé,
otras no. Aunque el bebé tome leche materna y complemento del relactador, los
beneficios serán enormes tanto para él o ella como para la mamá y la familia.
Los testimonios de las mamás adoptivas que amamantaron aún los de las que lo
hicieron siempre con relactador, así lo demuestran. Se puede amamantar a un
bebé adoptivo. ¡Claro que se puede! Querer hacerlo es el primer ingrediente.
Buscar información y apoyo es el camino a seguir…
Verónica
es asesora voluntaria de lactancia desde 1998. Trabaja en el Grupo de Apoyo a
la Lactancia Materna (GALM) Bariloche desde entonces. Es responsable de la
presencia online del GALM, ex voluntaria de la Liga de La Leche Argentina, la
organización donde se formó. Es consultora internacional certificada de
lactancia materna (IBCLC, siglas en inglés). Brinda capacitaciones para voluntarias
de lactancia y profesionales de la salud.
Bibliografía
Protocolos Newman- Goldfarb para la
inducción de la lactancia:
Academy of Breastfeeding Medicine Protocolo
Clínico # 9: “Uso de Galactogogos para Iniciar o Aumentar la Tasa de Secreción
de Leche Materna” (Primera Revisión Enero del 2011)
“Relactación: Revisión de la experiencia y
recomendaciones para la práctica”, Organización Mundial de la Salud, 1998:
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