30 de mayo de 2014
Premio APILAM "Amamantar en público" del Concurso Fotográfico Marina Alta 2014 |
La lactancia materna es un fenómeno
biocultural, simbiosis de instinto y cultura. Es el aspecto cultural, técnico,
de adiestramiento, el que le confiere una especial vulnerabilidad: avances
científicos, cambios sociológicos, desinterés de sanitarios, poderosos
intereses comerciales y cegueras institucionales y gubernamentales han estado a punto de hacerla desaparecer en
el último siglo.
La técnica se pervirtió, el
adiestramiento se olvidó. Aquí y hoy es más fácil que nunca en la historia de
la humanidad que una madre de cualquier condición social no amamante a su hijo
o que, habiéndolo intentado no lo logre. Lo que otrora fue privilegio como
elección de pocas, -patricias, reinas y aristócratas-, por motivos de pura
comodidad y convención social, hoy es patrimonio muchas veces no deseado de
muchas, con escasa distinción de clases, y el motivo principal la inseguridad,
el desconocimiento y la falta de autoconfianza.
Y podemos asegurar que cada vez que una
mujer no logra o deja de amamantar, hay menos responsabilidad en ella que en el
conjunto social en el que vive. Algo grave falla en esa sociedad, en los
valores que mantiene, en la educación que imparte, en los profesionales
sanitarios que se ocupan, en las familias que la forman, en los agentes
sociales, en los medios de comunicación que transmiten, cuando una madre no
amamanta o deja hacerlo antes del tiempo que ella deseó.
Estamos en una sociedad de pujante
cultura de alimentación con fórmulas artificiales y otros productos que nos
venden las compañías más poderosas del planeta. Llevamos más de 50 años
dominando la técnica de la alimentación a biberón, la introducción reglada de
papillas trituradas y con una ocultación sistemática y olvido subsiguiente de
la alimentación natural, la de pecho y la otra. Confiamos enormemente en la
alimentación a biberón, hasta el punto de temer el amamantamiento.
Debido al componente biológico de la
lactancia (instinto del recién nacido y mecanismo neuroendocrino materno),
muchas mujeres amamantan sin ningún problema relevante que se lo impida o les
obligue a abandonar. Esto es así especialmente si no se han topado con
profesionales o familiares y amigos aficionados que les han aconsejado
erróneamente, si han visto mamar alguna vez o si se han preocupado de indagar
algo previamente al nacimiento.
Pero bastantes madres van a experimentar
dificultades a la hora de iniciar o mantener una lactancia y, faltas de
conocimientos adecuados y apoyos efectivos, se verán obligadas a dejarlo en los
primeros días, semanas o meses. Y si, como suele suceder, era una decisión
largamente meditada, soñada y deseada, un sentimiento de culpa se va a instalar
en esa madre.
La tribu primigenia que aseguraba o
facilitaba la crianza y el amamantamiento ha dejado de existir. Las mujeres
deben ser conscientes de lo solas que pueden sentirse tras dar a luz. Esa
soledad, según la institución en la que hayan dado a luz a su bebé, puede
empezar ya en el paritorio o en la sala de maternidad o en la hospitalización
neonatal si acaso ocurre.
Pero indefectiblemente van a sentir la
soledad al llegar a casa. Toda la angustia de si lo estaré haciendo bien, si
podré, si mi leche es buena, si se queda con hambre, porqué no se coge y llora
y rechaza el pecho…, van a surgir en la primera semana en la soledad de un
domicilio muchas veces abarrotado de familiares que tampoco ayudan nada con sus
comentarios o, cuando no, peregrinas ideas.
La mayor parte de problemas de lactancia
que llevan al abandono ocurren en los primeros días mientras madre e hijo,
producción del pecho y demanda del bebé, se sincronizan y adaptan uno a otro.
Varios de los escollos de esos días, ingurgitación, grietas, falta de agarre o
agarre deficiente, precisan de personal muy entrenado y competente y de madres
muy consecuentes para resolverlos adecuadamente. La prolongación de la
lactancia más allá de los primeros meses depende más de circunstancias
laborales y hostilidad social hacia la lactancia.
Un buen acompañamiento precisa:
· Mensajes
positivos que provengan de la pareja, la familia, la sociedad y sus medios de
comunicación, los agentes laborales y los profesionales sanitarios.
· Sanitarios
que crean en la lactancia y con preparación específica
· Instituciones
sanitarias (hospitales y centros de salud) con pautas, protocolos y rutinas a
favor de la lactancia y la no separación madre-hijo.
· Personas
instruidas específicamente en lactancia que sepan ayudar a resolver de manera
efectiva posibles problemas.
Dado que lo anterior no es la norma, es
prudente que las mujeres:
· Se
hayan preparado durante el embarazo y la pareja se haya implicado en esa
preparación. El ABC de la lactancia debe ser comprendido por ambos. La
asistencia a cursos específicos y a talleres mixtos en los que asisten madres
embarazadas y madres con sus bebés lactantes es un apoyo fundamental.
· Hayan
construido todo un sistema de apoyo localizado y disponible tras el nacimiento,
incluso a horas intempestivas. No siempre es lo mejor acudir a urgencias del CS
o hospital porque tu bebé de 3 días llora mucho o no se coge al pecho.
· No
es preciso comprar un sacaleches, no siempre se va a necesitar, pero sí que
conviene saber de antemano dónde venden o quien puede dejar uno y conocer los
modelos que funcionan y los que no.
· Conozcan
foros y páginas fiables en Internet
El acompañamiento debe estar constituido
por
· El
padre o pareja
· Familia
y amigos / Personal contratado
· Personal
experto en lactancia
· Sociedad
implicada
Misiones del padre o pareja como
acompañante. Acompañamiento y preparación antenatal. Tener conocimientos
adecuados de lactancia. Apoyo convencido a la decisión materna de amamantar.
Ayuda física a la madre. Alternar el contacto con el bebé. Apoyo emocional.
Filtro de visitas. Contención de mensajes negativos. Higiene del bebé.
Intendencia doméstica. Vigilancia del estado emocional de su pareja. Ocuparse
de los otros hijos. Cambio de actividades en tiempo de ocio por tiempo de
paternidad.
Misiones de familiares y amigos como
acompañantes. Filtro de visitas. Intendencia doméstica. Mensajes positivos.
Complemento o sustitución de tareas de la pareja según horarios de trabajo.
Posibilidad de contratar alguien según disponibilidad de familiares y recursos
económicos.
La persona o personas expertas en
lactancia sea médico, enfermera, matrona, asesora, IBCLC, madres de un
taller de lactancia o de un grupo de
apoyo deben tener conocimientos certificados suficientes en lactancia y una
cierta experiencia. El personal que va a solucionar problemas de lactancia debe
estar bien preparado y tener cursos acreditados de capacitación; ni al
profesional ni a una madre de un grupo de apoyo se le puede presuponer que
saben ayudar correcta y eficazmente a una madre lactante; la propia experiencia
es muy importante, pero no basta siempre para solucionar los problemas de otra
mujer, de otro lactante.
Los cursos de capacitación sean para
profesionales o madres de grupos de apoyo deben tener un mínimo de contenidos:
· Cómo
funciona el pecho. Anatomía y fisiología
· Composición
y valor nutritivo e inmunológico de la leche materna
· Riesgos
de no amamantar
· Cultura,
arte, técnica del amamantamiento. Inicio, frecuencia, postura, enganche,
duración. Colecho
· Problemas
durante la lactancia
· Extracción
y almacenamiento
· Lactancia
en situaciones especiales
· Compatibilidad
con medicamentos y productos alternativos
· Lactancia
y trabajo
· Relactación
· Comunicación
empática. Saber escuchar
Una sociedad a favor de la lactancia.
Gobierno, políticos, agentes sociales, patronal, responsables de Educación y
Salud y medios de comunicación deben cambiar el dicho por el hecho. Ya basta de
que todos hablen de los beneficios de la lactancia y de conciliación. Es hora
de que cada uno haga acciones efectivas en pro de la salud de las madres
lactante. Permisos de maternidad de 6 meses y condiciones laborales favorables
a la crianza y que primen la carrera profesional de las mujeres son necesarios.
Políticos incluyendo en sus programas un tema que atañe a la mitad de sus
potenciales electores son ya obligatorios. Planes de educación que cuenten a
niños y niñas primero y a adolescentes después cómo nacemos y cómo nos criamos.
Empresas que faciliten la lactancia con locales adecuados para extracción de
leche o dar pecho. Inversión en campañas de promoción, en cursos de formación.
Inclusión de la lactancia en los indicadores de calidad del sistema se Salud
con su presupuesto y monitorización específica al igual que el programa de
vacunación. Medios de comunicación con cuidado exquisito de mostrar la
lactancia materna como lo normal, la norma social. Imágenes de lactancia que
nos acompañen en lo cotidiano para hacer de la lactancia en público no un acto
de exhibicionismo reivindicativo sino lo que es, una necesidad para las mujeres
que debería ser la norma. Ampliar los espacios permitidos a niños, volver a
cohabitar socialmente con ellos más allá de los parques para niños a los que
relegamos a nuestras madres y padres.
Epílogo
Dos o tres décadas después de iniciado el
apoyo a la lactancia en varios frentes, estamos mejor, hemos progresado y
mucho, pero es poco para la cantidad de respaldo científico e institucional que
se ha articulado. Se ha hecho además de manera tan inconsistente que, a día de
hoy, no entorpecer la lactancia, sostenerla, apoyarla y defenderla en cualquier
ámbito sanitario, familiar o social sigue siendo una cuestión azarosa y muy
necesitada de grandes dosis de voluntarismo y entusiasmo.
El tejido social de grupos de madres de
apoyo a la lactancia aún tiene que hacerse fuerte, recuperar enteramente la
cultura de la lactancia natural para poder disminuir su grado de dependencia de
los profesionales sanitarios y aunar esfuerzos en pro de la lactancia, evitando
enfrentamientos entre los partidarios de diversos tipos de crianza respetuosa.
Estamos en una encrucijada en la que las
madres deben tomar el control, la lactancia debe volver al mundo del que nunca
debió salir: la sociedad de las mujeres, la sociedad por extensión; mundo del
que la arrancamos los sanitarios hace poco más de 100 años, desvirtuándola,
pervirtiéndola y destruyéndola. Las mujeres pueden volver a saber qué preguntar
y a quién y qué no preguntar. Los profesionales debemos limitarnos a aumentar
nuestros conocimientos científicos y respetar y compartir la cultura de
lactancia de las mujeres.
El acompañamiento eficaz que logra que
una madre se sienta bien y tenga una lactancia feliz se apoya en la
autoconfianza de la propia mujer en su capacidad de lactar. Hay trabajos que
demuestran que es la confianza materna en su capacidad de criar el factor más
importante para conseguir la lactancia que desea. Pero esa autoconfianza no es
innata. Todo un conjunto de valores y facilidades familiares, sociales,
laborales, sanitarios y de la pareja están implicados en ello. Son factores
convenientes a destacar la preparación antenatal con pareja incluida, el papel
fundamental de la pareja, la familia y amigos como facilitadores de tareas
domésticas y de descarga en general, unos profesionales sanitarios entrenados,
la existencia de talleres y grupos de apoyo y unas instituciones y sociedad
conscientes del valor social de la mujer que amamanta.
Recuperar la lactancia debe pasar por
facilitársela a la mujer desde todos los frentes: familiar, laboral y social.
Todo lo que no sea eso y se cubra con mensajes de sacrificio y maternidad
perfecta conduce a un pantanoso terreno que la relega al ámbito doméstico
y coarta sus aspiraciones profesionales.
Dr. José María Paricio Talayero
Presidente de la Asociación para la
Promoción e Investigación científico-cultural de la Lactancia Materna http://APILAM.org
Ex miembro del Comité de Lactancia de la
Asociación Española de Pediatría
Creador y coordinador de la página de
compatibilidad de medicamentos con la lactancia: www.e-lactancia.org y de la página de temas culturales de la
lactancia: www.telasmos.org
Jefe de servicio de Pediatría. Hospital
Marina Alta, 1992-2012.
(Hospital acreditado por IHAN de
OMS-UNICEF en 1999)
Autor de "Tú eres la mejor madre del
mundo. La crianza hasta los tres años", Ediciones B
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