07 de abril de 2015 |
12:01 CET
Editor senior en Bebesymas
Esta semana leía un artículo en el New York Times sobre la
teoría de un famoso pediatra de Nueva York, dueño de una de las clínicas para
niños más caras del país, en la que proponía a sus pacientes un 'entrenamiento'
del sueño cuando estos llegaban agotados a su consulta preguntando por
algún método para ayudarles a sus hijos (y de paso a ellos mismos), a dormir
mejor. No difiere mucho de ya conocidísimos postulados como el Estivill,
aunque este parece ser incluso un poco más duro de lo que pensaba.
Su famosa técnica consiste en llevar al bebé hambriento a su
cuna a las 7:00 pm, cerrar la puerta y volver a las 7:00 am, nada más y
nada menos... sin excepciones, sin consuelo y definitivamente sin comida. El
dice que el bebé llorará durante horas, pero en unas tres noches ya tendría
claro de que nadie iría a su rescate y comenzaría a dormir toda la noche.
Sospecho que la gran mayoría de vosotros tendrá justo la misma expresión
que tuve yo: sin palabras. No entiendo cómo este tipo de 'consejos' pueden
tener éxito con la gente y pueden si quiera pensar en dejar a su bebé
de apenas 2 meses durante 12 horas sin comer y sin estar pendientes de
ellos.
Lo más alucinante de todo es que el artículo recoge experiencias de
padres que lo han llevado a cabo con mucho éxito; se leen frases como "es
asombroso" o "funciona a las mil maravillas", aunque cueste
un poco creerlo.
Este 'método de entrenamiento' no ha variado en su propuesta desde que
fue inventado, aunque cuando el pediatra en cuestión comenzó a proponérselo a
los padres de sus pequeños pacientes, lo recomendaba para bebes de 4 meses. Sin
embargo al ver que el modelo funcionaba empezó a recortar tiempo hasta llegar a
los 2 meses. Según él al mes podría hacerse, pero que a esa corta edad ni los
padres ni el bebé están preparados para 'desprenderse'.
Claro, el médico reconoce que este instrumento de tortura (disculpadme,
pero no encuentro otra manera mejor para describirlo), no está hecho para todos
los padres: los casos de fracaso se presentan cuando los
padres no han tenido las suficientes "agallas" para soportar el
llanto del bebé y acuden corriendo a la segunda noche para consolar al
niño (reconozco que yo estaría dentro de esas estadísticas porque no aguantaría
ni una hora).
Sinceramente, cuando leo sobre estos temas creo que los médicos que
proponen todas esta teorías no se ponen en la piel de los niños: ¿acaso no se
estresarían si necesitasen algo que dependiese de otra persona y esta no les
prestase atención (incluso siendo adultos)? Un bebé de pocos meses no
tiene porqué entender que hay unas normas y que hay que ser estrictas con
ellas: él solo obedece a su instinto y a sus necesidades.
¿Es posible ayudarles a dormir mejor?
Por supuesto que sí: un bebé se acostumbra rápidamente a las
rutinas y en pocos días puede identificar las señales que le indican
que es hora de ir a dormir. Está claro que cuando es recién nacido él solito
marca propios sus tiempos, pero poco a poco se va familiarizando con el
concepto día y noche y por supuesto con la hora de ir a dormir.
Lo más importante es que el niño llegue a la hora del sueño en un estado
relajado y tranquilo porque así
le costará menos. Si le bañamos antes de dormir, poco a poco identificará que
ese es el paso previo a irse a la cuna, aunque como lo explicamos hace poco, es importante no caer en extremos e involucrarse
demasiado en un proceso que debe terminar siendo natural.
¿Qué hacer si el bebé duerme mal?
Lo primero es intentar identificar qué le pasa: puede ser que se ha
quedado con hambre, o que tiene cólicos, que tiene frío, calor o que
siemplemente necesita la atención de sus padres... no olvidemos que el
mundo de un bebé a esa edad somos nosotros y nos necesita. Recuerdo el
artículo que publicó nuestro compañero Armando hace poco titulado '¿Crees que se queda con hambre o que duerme fatal?
Quizás solo necesita brazos' y creo que es una de las cosas más
acertadas que he leído sobre el tema.
Establecer una rutina es una de las mejores cosas que podemos hacer por
ellos, aunque
es importante tener en cuenta que esta debería hacerse de una manera tranquila
y relajada: los bebés perciben el estado de ánimo de sus padres, y si estos
llegan a toda prisa del trabajo a bañarle, a darle de comer y de inmediato a la
cuna, puede que el niño sienta y reproduzca su nivel de ansiedad.
Pasar por la época de transición del despertar cada dos horas (o a veces
menos), puede ser dura y agotadora para los padres, pero es necesario
entender y aceptar que cada bebé tiene su propio ritmo y que ellos
también quieren y necesitan descansar. Por eso brindarle las condiciones
óptimas para hacerlo y darle cariño y seguridad debería ser siempre la premisa
básica de cualquier 'entrenamiento para el sueño'.
¿Qué opináis de la teoría de este pediatra?. ¿Tenéis algún 'truco' que
os haya funcionado a la hora de ayudarle a dormir a vuestros hijos?
Imágenes | Thinkstock
En Bebés y Más | Buscando el botón "Off" de los bebés para que
al mes y medio duerman toda la noche , Si entendemos que los bebés nos necesitan de día, ¿por
qué no entendemos que nos necesitan de noche?
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