La vida
quiere imponerse a la tragedia
Cuando su esposo murió en la tragedia ferroviaria de Flores, hace 15
meses, obtuvo un aval judicial para una extracción post mórtem de esperma;
ahora pelea por ser madre
Por Fabiola
Czubaj | LA NACION jueves 27 de diciembre de 2012
La formación del tren Sarmiento que embistió al colectivo de la línea
92. Foto: Archivo
A los 38 años, Cecilia asegura que está tomando la decisión más
importante de su vida: cumplir el deseo que tenía con su esposo, Pablo, de
tener un hijo luego de siete años juntos.
La decisión era tan firme que tenían fecha para comenzar el tratamiento
de fertilización asistida, pero debió postergarse hasta ahora. Cuando faltaban
15 días para que supieran si serían padres, Pablo salió hacia su trabajo en
Edenor 10 minutos antes que el resto de los días. El 13 de septiembre de 2011,
en las avenidas Directorio y Escalada, tomó el colectivo de la línea 92 y a los
diez minutos murió.
Fue la segunda víctima fatal que retiraron del paso a nivel de Flores
donde un tren embistió al colectivo cuando el chofer intentó cruzar con la
barrera trabada a 45 grados. A poco más de un año de esa tragedia, con 11
personas muertas y 212 heridos, Cecilia Núñez solicitó que la Justicia la
autorizara a realizarse el tratamiento de fertilización asistida post mórtem.
"Cuando nos estábamos yendo de la morgue, mi amiga tuvo un momento
de lucidez que voy a agradecerle toda mi vida -contó ayer Cecilia durante una
entrevista en un café, a mitad de camino entre su trabajo y su casa-. Me dijo
que preguntara si se podía hacer algo con Pablo, si se podía salvar algo para
poder continuar nuestro proyecto de tener un hijo. Yo estaba shockeada, no
entendía qué estaba pasando. Pero preguntamos, un juez autorizó y llamamos a un
especialista, que le hizo una biopsia testicular y extrajo una muestra de semen
para congelar."
El procedimiento lo realizó el doctor Santiago Brugo Olmedo,
especialista en medicina reproductiva y director del Seremas, el centro donde
la pareja realizaría el tratamiento. "Ambos ya habían firmado los papeles
en los que expresaban su deseo de realizarse un tratamiento de fertilización in
vitro. Ella tiene un problema serio (obstrucción de las trompas) que le impide
tener hijos y él tenía un trastorno que no colaboraba con la posibilidad de
lograr un embarazo sin tratamiento, algo que es muy frecuente en el
consultorio", explicó Brugo Olmedo, que en 1999 realizó la primera
extracción de semen cadavérico en el país, con autorización judicial.
En esa oportunidad, la extracción se realizó a las seis horas de la
muerte. Una hora más tarde, entonces en el centro Cegyr, los espermatozoides
estaban en buenas condiciones. En el caso de Pablo, la biopsia se realizó a las
12 horas y las esperanzas de los profesionales no eran muy altas.
Sin embargo, los resultados en el laboratorio del Seremas sorprendieron
a todos. "A las 12 horas, aún había espermatozoides móviles cuando los
aislamos de la pulpa testicular -dijo Brugo Olmedo-. Es el tiempo máximo que vi
hasta ahora en casos tan dolorosos como éstos."
Una suerte de "microclima" en los tubos seminíferos de los
testículos permitiría que los espermatozoides sobrevivan. "Y es bastante
impactante", agregó el especialista.
Ahora, con un proyecto de reforma del Código Civil que busca regular
"la filiación post mórtem en las técnicas de reproducción asistida",
Cecilia espera que el juez autorice el uso del material criopreservado y que la
obra social (IOSE) cubra el tratamiento que habían solicitado con Pablo antes
de la tragedia.
"Yo estaba a punto de empezar con las inyecciones (de estimulación
ovárica). La única opción era usar el método ICSI (inyección intracitoplasmática
de espermatozoides). Pablo se había hecho un espermograma que le salió mal y al
día siguiente del accidente tenía que repetir el estudio. Así que estuvimos a
15 días de saber si podíamos ser padres o no... Fue mucho más duro todo",
recordó Cecilia.
Pero en el momento de tomar la decisión de continuar con el proyecto de
ser padres, su mejor amiga, que la había acompañado durante horas recorriendo
hospitales, le sugirió preguntarles a los médicos de la morgue si se podía
hacer algo. "No podía pensar en ese momento. Pero, a pesar de tanto dolor,
decidí retroceder y volver a entrar a la morgue, donde consultaron al juez
actuante. A los 45 minutos, ya teníamos la autorización para que el médico
pudiera extraer la muestra, porque en estos casos no se puede esperar",
resumió.
El material está criopreservado y en guarda judicial en la clínica para
evitar su manipulación hasta que se autorice su uso. También tiene que renovar,
como viuda, el pedido de cobertura a la obra social.
"Es muy duro poder vivir... Lo saludé una mañana temprano, como
todas, y a las dos horas no lo tenía más conmigo a Pablo -dijo con lágrimas en
los ojos-. Mis suegros me apoyan, todos los amigos nuestros están pendientes y
voy a seguir adelante con este proyecto. La llegada de un hijo, que era su
deseo, será una alegría para todos."
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