Sábado 01 de diciembre
de 2012 | Publicado en edición impresa
Opinión
Por Mario
Sebastiani | Para LA NACION
Que osadía pensar que la
maternidad pueda tener un costado B, o A o C. Pero los tiempos cambian y los
tabúes crujen, y así es como existe una mayor libertad para ver con distintas
miradas la maternidad, nos está permitido alejarnos de la visión única que decía
que era un acto de amor y que, como tal, no debía ser ni cuestionado ni
rechazado.
La maternidad puede ser
vivida con felicidad, pero muestra momentos de ansiedad, miedo y ambivalencia.
La necesidad de tener un hijo puede ser un acontecimiento programado y deseado
por muchas parejas, pero sin duda detrás de esta noble vocación existen un
sinnúmero de deseos inconscientes que van desde la intención de probar la
fertilidad, volver a la infancia, una necesidad de amar y de ser amados, hasta
la necesidad de perpetuar la vida más allá de nosotros mismos.
Estos sentimientos y
muchos más harán su aparición durante una gestación, fogoneados por el desafío
físico, emocional y psicosocial que implica llevar adelante un embarazo, un
nacimiento y la crianza de un hijo. Por ello, si existe una reflexión, es la de
construir una sociedad donde no se obligue a las mujeres a sentirse
inmensamente felices en el viaje que implica un embarazo, sino permitir
espacios de reflexión. Hoy no vemos sólo a una gestante en su tarea de llevar a
término a un hijo; detrás de esta obviedad física, existe una mujer que debe
cumplir sus roles de esposa, madre, hija, estudiante, trabajadora. Esta
multiplicidad de roles afectarán su vida cotidiana. Y si bien hemos humanizado
el nacimiento a través del acompañamiento de una pareja en las consultas o en
el nacimiento, aún falta acompañar a las mujeres en la soledad que implica la
crianza de un hijo, el establecimiento de una lactancia duradera, la
recuperación de un trabajo, el inicio de una vida familiar, la recuperación de
la mujer como entidad individual y no al servicio de los demás. Si estos
aspectos no se analizan sin censuras previas, ellas seguirán sufriendo en
silencio.
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