Desde 2005, la entidad
ayuda a personas con discapacidad a superar sus problemas
Por Teresa Zolezzi | Fundación LA NACION
La cuarta hija de
Graciela Pereyra nació con síndrome de Down y fue el motor que encendió la
alegría de numerosas personas con discapacidad que se encuentran en situación
de vulnerabilidad social. "Tener un hijo especial te cambia la visión de
la vida. Al principio no fue fácil, me preguntaba ¿por qué a mí? Luego abrí los
ojos y descubrí que atravesar las experiencias que se nos presentan es
obligatorio, pero decidir sufrirlas o gozarlas es opcional", confiesa a
los 55 años.
Así es como se unió a
una íntima amiga suya de la infancia que tuvo un hijo con problemas motrices y
en 2005 fundaron una asociación civil que trabaja para que doce chicos con
capacidades diferentes disfruten de actividades ecuestres en contacto con la
naturaleza. La organización, en la localidad de Aldo Bonzi, entiende la
equinoterapia como un método terapéutico que usa el caballo como herramienta para
la integración y el desarrollo psíquico, físico y social de los pacientes. Fue
bautizada Con el Alma, ya que los recursos escasean, pero las ganas de ayudar a
los más necesitados desbordan el corazón.
"Esta actividad
refuerza la autoestima de los chicos. En general ellos están acostumbrados a
ser mandados por otros, pero arriba del animal se sienten importantes y
experimentan la capacidad de dirigir y marcar su propio rumbo", explica
Graciela. Además, a diferencia de otras terapias, los efectos de este método
son instantáneos: la felicidad y el goce brotan a simple vista. "En su
marcha, el caballo masajea el coxis del jinete y por medio de la médula espinal
transmite sensaciones de bienestar y placer que permiten que el sistema
nervioso funcione mucho mejor", agrega.
Estos beneficios se
hacen tangibles en personas como Aylén, una nena cuyos puños se mantienen
cerrados la mayor parte del tiempo, pero durante las sesiones logra relajarse y
mejorar el manejo de su cuerpo. También está Michelle, un joven cuadripléjico
que mientras anda a caballo cambia la expresión de su rostro por una sonrisa. A
su vez se encuentran niños con problemas lingüísticos o pacientes epilépticos
que ven disminuida la cantidad de convulsiones que padecen.
"La idea es que los
chicos se sientan contenidos y descubran que hay un montón de cosas que sí
pueden hacer y potenciar sus habilidades", cuenta la fundadora. Además, la
entidad funciona como un espacio de socialización.
El lugar de estos
encuentros es un predio, cedido por la Municipalidad de La Matanza, donde se
está terminando de edificar un pequeño refugio. El mantenimiento del sitio y
otras necesidades se consiguen con el esfuerzo y la voluntad de algunos amigos.
La organización necesita del aporte de padrinos que quieran becar a más chicos
en lista de espera, materiales de construcción y la confección de un cartel con
el nombre para la entrada del predio, así como la participación de voluntarios
que deseen colaborar con diferentes tareas. Los interesados pueden contactase
al 4699-8241 - 156-980-6614 o a aconelalmaequino@live.com.ar
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