Written by Pilar Martinez // 17/12/2012
Hoy tengo el placer de
contar como invitada a Mónica Alvarez, ella es psicóloga infantil y con este
artículo está intentando hacer una especie de investigación sobre temas de
violencia contra las mamás. No es una violencia física, ni siquiera proviene de
gente enferma o maltratadora.
Ella está investigando
sobre las críticas sobre crianza como una forma de violencia, ya que casi nadie
piensa que lo es, por lo que no le dan importancia…aunque estoy segura de que
para la mamá que sufre las críticas, sí es importante.
Mónica es la autora del
libro El Ombligo de Atenea, coautora del libro Las Voces Olvidadas y autora de
los blogs Duelo Gestacional y Perinatal (que cuenta además con una comunidad
sobre duelo) y El Hada de los Girasoles (con consejos para mejorar la salud
financiera y emocional de la familia).
Aqui os dejo su
artículo:
Este titulo surge a raíz
de una conversación que tuve el otro día con una mamá partidaria también de la
crianza natural (cosa que por aquí no abunda): lactancia prolongada, colecho…
Alucinada e indignada
estoy, no sabía que pudiera haber gente tan dañina y tan tóxica.
Bueno, si lo sé, todos
sabemos que hay gente mala, pero impacta un montón cuando alguien te lo cuenta
en primera persona, que le ha pasado a ella y que se lo han dicho así, tan
ricamente, y han seguido mascando su chicle y haciendo sus cosas como si no
pasara nada.
A mi amiga, por su hijo
que ahora tiene tres años, le han llegado a decir:
- ¿Teta? ¿Duerme en tu
cama? ¡¡¡Ayyyy!!! Luego la gente se extraña de que el marido se busque a otra…
Aquí su hijo tenía 1 año
solamente. Ahora se ríe, pero la llorera que se pegó en casa, con su marido
asegurándole que él no se iba a ir con nadie más porque el niño durmiera con
ellos, fue monumental.
Y porque a su hijo no le
gustan los espacios con mucha gente, o las reuniones sociales (anda que no son
pesados muchos adultos en cuanto ven un bebé o un niño muy pequeño) le llegaron
a decir que dejase ya de darle teta porque “lo que está es amariconado”. Sin
comentarios sobre la frasecita.
Y yo me pregunto, ¿qué
pasa en nuestra sociedad? ¿Es que te conviertes en madre y te sale un cartel en
la espalda que pone “Ya me puedes clavar el puñal”?
Es que no lo entiendo.
Porque estas frases (y otras, seguro que entre todas podríamos escribir un
libro) no están dichas por delicuentes o personas sin cultura ni educación, no.
Son gente normal, de los que te encuentras en la panadería, en el autobús, en tu
propia familia… Personas que sueltan por la boca lo primero que se les ocurre
sin pensar en el daño que pueden hacer en el receptor. ¿O sí lo saben?
Vivimos en una cultura
cuya máxima es “machaca al más débil”. Llevamos una pátina de civilización
puesta así como por encima, pero en ocasiones, al ponernos delante a alguien
vulnerable, saliera afuera de nosotros el psicópata que todos llevamos dentro y
nos lanzamos a soltar perlas por la boca, aún a sabiendas del daño que se puede
hacer con ello.
¿O no? A mí no se me
ocurre decirle algo así a nadie y conozco a mucha gente que tampoco… Ni de
lejos. Bueno sí, una vez fui mala y le dije a una abuela que llevaba al nieto
en el cochecito aquello de “señora, que se le va a acostumbrar al carrito y
luego no va a querer andar”.Yo pensaba que me mandaría “a la porra”, pero la
cara de poema que se le quedó a la señora me dio mucho que pensar. ¿Cuántos
comentarios de esos ha tenido que escuchar esa señora sin poder rechistar
siquiera? ¿Cuántas veces su autoestima como madre, abuela, se vio minada por un
comentario dicho a la ligera pero que le cayó como una piedra?
Lo cierto es que la
señora en cuestión acababa de decirme aquello de “si lo llevas tanto en brazos
se te va a acostumbrar”. Yo llevaba una respuesta a esta frase lapidaria
pensada de hacía mucho y en aquella ocasión la solté. La cara que se le quedó,
me dio una pena… Nunca más lo he hecho.
En cuanto una mujer se
queda embarazada comienza su martirio de consejos, pruebas médicas, coacciones…
Que digo yo, ¿a las que no dan teta y no hacen colecho también las coserán a
comentarios? Porque no creo que aquí se libre nadie…
Yo siempre he pensado
que esta conducta hacia las madres es un tipo de violencia. No sé qué tipo de
violencia, tengo que estudiarlo y necesito vuestra ayuda, vuestros comentarios
y reflexiones. Llevo años dándole vueltas a este tema, como víctima que he sido
y que soy todavía de vez en cuando (quién no se ha quedado muda ante un
comentario ofensivo de este tipo y con los ojos como platos).
Mi amiga me preguntaba
que qué tipo de contestación hay que dar cuando te dicen algo así, pero yo creo
que el asunto va mucho más allá de qué contestación damos nosotras (si con la
contestación además no nos vamos a quedar a gusto como me pasó a mí con la señora
aquélla). Pienso que el asunto está en qué le pasa por la cabeza a alguien que
dice tamaña burrada y se queda tan a gusto. Y además, no tienes derecho a
réplica porque los que se ofenden son ellos.
Me recuerda cuando de adolescente algún viejo
verde te decía alguna guarrería y encima si le contestabas la maleducada eras
tú…
Hoy quería traeros esta
cuestión. No vengo a explicaros algo, sino a solicitar vuestra ayuda. No es un
artículo cerrado, sino que continuará en otro momento con las conclusiones a
las que llegue con las reflexiones de todas.
Se aceptan anécdotas,
reflexiones… lo que os surja sobre el tema.
¡Muchas gracias!
Mónica Álvarez
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