Sábado 06 de julio de
2013 | Publicado en edición impresa
Un regalo que cambió sus
vidas
Esta joven decidió
obsequiarle a su madre para su cumpleaños, la puesta en marcha del proyecto
Escuchando Latidos, que tiene como objetivo la compra de equipamiento médico
para el hospital Rivadavia que es donde ella trabaja
Por Leandro Milán | Para LA NACION
Al entrar a su casa, la
médica obstetra Julia Isabel Alduncin vio a toda su familia parada en el living
mirándola fijamente. Instintivamente, su cabeza recordó que la última vez que
todos se habían reunido de aquella manera había sido para anunciarle que una de
sus hijas se iba a vivir al exterior. "¿Se van a vivir afuera?",
preguntó sin poder contener las lágrimas.
Emilia Williams, la
tercera de sus cuatro hijas, se adelantó y la abrazó tiernamente.
"No mamá, y tampoco
estoy embarazada. Tomá, éste es tu regalo de cumpleaños", dijo
extendiéndole una carpeta roja y blanca con un corazón dibujado en su portada.
- "¿Qué es?",
preguntó, todavía con los ojos llenos de lágrimas la Dra. Alduncin "¡Leé
vos, que yo estoy llorando y no puedo leer!"
Emilia se paró a su
lado, abrió la carpeta y comenzó a leer:
- "Escuchando
Latidos: programa de recaudación de fondos para la compra de equipamiento
médico para el Servicio de Obstetricia del hospital Rivadavia. Inspirado en la
labor y dedicación de la Dra. Julia Isabel Alduncin".
Toda la familia se unió
al llanto de Julia, que no dejaba de preguntar si todo eso era real. Dentro de
la carpeta, los dibujos de sus nietas de 4 y 5 años decían ¡Yo también ayudo!
entre los comprobantes de las primeras donaciones que habían hecho Emilia y una
de sus hermanas.
- "No lo puedo
creer", repetía llorando de la emoción la doctora.
Emilia abrió su
computadora, entró a Facebook y presionó el botón de publicar en la Fanpage del
proyecto.
- "Ya está mamá, es
oficial, acaba de nacer Escuchando Latidos."
"No tengo hijos, y
para mis tres hermanas y para mí, nuestros padres son lo más importante que
tenemos", empieza Emilia. Lo que se asemeja al comienzo de una historia
familiar, es en realidad el puntapié para lo que fue el proyecto solidario
Escuchando Latidos, del cual Emilia está a cargo.
Sucede que su mamá, la
Dra. Julia Alduncin, es médica obstetra del hospital Rivadavia, y este 7 de
mayo fue su cumpleaños número 60. La Dra. Alduncin siempre transmitió en su
casa el amor por su vocación (como médica y también como docente de la Facultad
de Medicina en la UBA), y durante la última Semana Santa, mientras toda la
familia pensaba qué podía obsequiarle para su cumpleaños, ella no dejó de estar
pendiente de una paciente que se encontraba con problemas de salud. "No
queríamos regalarle una cartera o unos zapatos, sino algo más original y
adecuado a su personalidad. Y ese fin de semana hice el clic", explica
Emilia, que tiene 30 años, estudió Economía y Administración Agraria en la
Fauba y se especializó en agroindustrias y negociaciones internacionales de
Minagri y Fauba.
Para averiguar sobre las
necesidades concretas de la Maternidad Peralta Ramos (como se conocía
anteriormente al Servicio de Obstetricia del hospital Rivadavia), Emilia se
contactó con compañeras de su madre, médicas que conoce de toda la vida.
"Se me ocurrió la
posibilidad de conseguir equipamiento médico. Me contaron que estaban
necesitando detectores de latidos, monitores fetales y ecógrafos. Tuve que
aprender qué era cada cosa, buscar presupuestos, para ver de cuánta plata estábamos
hablando. Al ser ajena al tema pensé que se trataría de equipos carísimos. Pero
un detector de latidos sale $ 1500. Un monitor fetal, 10.000, y un ecógrafo,
que es lo más caro, aproximadamente, 130.000 pesos."
ESCASEZ DE EQUIPO MÉDICO
La situación en el
hospital ameritaba la compra de estos equipos. Sin ir más lejos, para el
momento en el que Emilia se dispuso a averiguar sobre las necesidades, sólo
tenían tres detectores de latidos, que había que ir rotando entre ocho
consultorios (de los cuales uno fue comprado por las residentes, no le
pertenece al hospital). Se trata de un elemento fundamental: cuando llega una
paciente embarazada, lo primero que hay que hacer es constatar la vitalidad
fetal, por cuestiones legales.
Al averiguar todo esto,
Emilia decidió que el proyecto se iba a basar en conseguir todo este
equipamiento. Y después de algunos encontronazos con sus hermanas porque no
querían que estuviera enfocado en su madre, se pusieron de acuerdo. "Un
día me desperté y fue como que me cayeron las ideas juntas. Se me ocurrió la
frase escuchando latidos y dije, listo, ése va a ser el nombre. Pero todavía no
había determinado qué forma o estructura darle. Al principio imaginé abrir una
fundación. Pero cuando busqué cuáles eran los requisitos vi que era
complicadísimo. Igual registré el nombre y empecé a pensar cómo hacer realidad
mi idea. Una fundación era imposible, necesitaba un directorio, la plata, que
me lo aprueben, podía tardar un año. A todo esto faltaba un mes para el
cumpleaños de mi mamá", explica.
De tal manera fue que
decidió investigar si ya existía una organización que le sirviera como
estructura para esto que quería hacer. Por Internet encontró la Cooperadora de
Acción Social, COAS. "Entré al estatuto y vi que su misión es comprar equipamiento
médico para hospitales públicos. Era el marco ideal."
En la página, Emilia
encontró el directorio, compuesto por mujeres, divididas por hospitales. Dos
eran específicamente del Rivadavia. Las contactó y la convocaron para una
reunión. Allí llevó la carpeta con toda la data, la fundamentación, la misión,
etcétera. "Me recibieron todas las integrantes, desde la presidenta hasta
la secretaria, y cuando escucharon la historia lloramos todas. No duró mucho la
reunión y me dijeron: Contá con todo nuestro apoyo. Tenés nuestras cuentas
bancarias. Nos hacemos cargo de las compras, la licitación, y la
logística." Emilia sintió que estaba en el lugar y en el momento correcto.
Finalmente, Emilia
decidió comunicarle la noticia a Julia antes de su cumpleaños. "Reuní a la
familia (que estaba al tanto de todo) en el living. Nunca estamos todos en esa
parte de la casa cuando nos juntamos, lo hacemos en el comedor. El día en que
se lo íbamos a decir estábamos todas mis hermanas, mis sobrinitas, todos en el living".
El resto ya es historia conocida.
Una semana después de
haber arrancado, un lunes, Emilia recibió una llamada de Julia. Se había roto
el único monitor fetal que tenían y tuvieron que cerrar la internación el fin
de semana, así que le pidió que por favor se concentrara en conseguir ese
instrumento. "¡Eso no estaba en mis planes! Yo me imaginaba que la primera
compra iba a ocurrir a los dos meses de funcionamiento, no a la semana. Nos
pusimos en campaña a través de las redes sociales explicando la situación."
Una amiga de la familia, que tiene una empresa muy bien posicionada, se
contactó con nosotros. "Nos dijo: Yo te quiero donar un monitor." Así
fue que en una semana, literalmente, adquirieron el primer equipo. "El
lunes me avisó y el lunes siguiente, ya estaba el monitor puesto en
funcionamiento." Justo coincidió con que cumplía años el hospital. Eso
sirvió como incentivo para el resto de la gente, porque vieron cómo se pudo
actuar de manera rápida y comprendiendo las necesidades.
Adquirieron el monitor
de la empresa nacional Cardiosistemas SRL, que al enterarse del propósito de la
naturaleza del proyecto realizó un importante descuento al precio.
En el hospital estaban
conmovidos y sorprendidos por esta iniciativa. "Al principio creo que no
lo podían dimensionar. Y cuando en una semana llegó el primer monitor, todos
estaban felices, fue increíble", cuenta Emilia.
Diez días más tarde se
donó el segundo, y un par de semanas después, el tercero. Es decir que en un
mes y medio se entregaron tres monitores, dos fueron exclusivamente por el
proyecto y el tercero, por la acción de COAS. Además, el segundo que donaron
desde Escuchando Latidos permite el control gemelar simultáneo, que nunca
habían tenido uno de estas características. "Mi meta más grande es poder
llegar al ecógrafo con ecodoppler, que es lo más costoso."
PLANES A FUTURO
Al preguntarle respecto
de las posibilidades de expansión del proyecto, Emilia revela que al principio
ni siquiera se lo había planteado, dado que no se imaginaba más que lo que ya
logró. "Pero ahora que veo que logramos varias cosas y que me siento tan
feliz con lo que es la acción solidaria; lo estoy pensando. Porque veo que con
muy poco se puede hacer mucho. Me doy cuenta de que podemos lograr más que sólo
ayudar al Servicio de Obstetricia. Si llegamos al ecógrafo y a los detectores
de latidos podemos hacer lo mismo con otro hospital público. ¡No me pienso
estancar!", dice con emoción.
CORTA BIOGRAFÍA DE UNA
LARGA VIDA
EMILIA WILLIAMS
Profesión: recibida en
Economía y Administración Agraria en la Facultad de Agronomía de la Universidad
de Buenos Aires.Con especialización en agroindustrias y negociaciones
internacionales de Minagri y Fauba
Entidad: Escuchando
Latidos
Edad: 30 años
Área de acción: donación
de equipos médicos a hospitales públicos
Logros: en un mes y
medio consiguieron donar 3 monitores fetales al área de Ginecología del
hospital Rivadavia.
$ 10 mil
Cuesta un monitor fetal
Mientras que un detector
de latidos sale $ 1500 y un ecógrafo, alrededor de $ 130 mil
CÓMO COLABORAR
EscuchandoLatidos:www.facebook.com/escuchandolatidos proyectoescuchandolatidos@gmail.com.
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