26 de septiembre de 2013
Dormir con los bebés, lo que se conoce como
colechar con ellos, es una de las prácticas que más se lleva a cabo en el mundo
que más críticas suscita en el mundo occidental, donde no está demasiado bien
visto, al contar con camas individuales y habitaciones individuales y existir
la creencia de que los niños están mejor durmiendo solos o que corren menos
peligro.
Sobre el peligro,
normalmente centrado en el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL),
faltan aún muchos datos. Hay estudios que han sugerido que dormir con los niños
aumenta el riesgo de SMSL, sin embargo hay otros estudios que concluyen que
existe un factor protector, sobretodo si se hace de un modo seguro (ya que si
se hace sin tener unas mínimas medidas de seguridad el riesgo es mayor que si
duermen solos).
Esta llegada de estudios
contrarios constante hace que muchos profesionales de la salud sean cautos a la
hora de recomendar el colecho a los padres, porque una cosa es contar con ello
como opción de los padres que quieran hacerlo, y otra es decirles a unos padres
“duerma con su bebé, que será mejor para todos”. Ahora, sin embargo, un estudio
reciente echa un poco más de leña al fuego al concluir que los bebés que
duermen con sus padres son amamantados durante más tiempo.
Lo recomendable es que
los niños sean amamantados hasta al menos dos años
Habrá quien se pregunte
“¿Y para qué quiere una madre amamantar durante más tiempo, si con seis meses
ya es suficiente?”. Bien, seis meses de lactancia exclusiva es lo que se
recomienda para todos los bebés, y ni siquiera con esa recomendación que todo
el mundo conoce se logra, ya que sólo el 38% de los bebés del mundo llegan a
cumplir esa recomendación (bueno, el bebé no, sus madres).
Pero es que la
recomendación no acaba ahí. Lo que se dice es que tomen leche materna de manera
exclusiva durante seis meses y que a partir de ese momento el niño empiece a
comer otras cosas, pero que siga mamando siendo la leche materna el alimento
principal hasta el año (que no el único), entonces, a partir del año, el
alimento principal del niño será una dieta equilibrada, pasando la leche
materna a ser un alimento más, además de consuelo y además de seguir siendo una
importante fuente de defensas (que de hecho es casi más importante que lo buen
alimento que pueda llegar a ser).
O sea, que la cosa queda
en algo así como “si quiere hacer lo que el cuerpo de su bebé espera para
desarrollarse con normalidad, dele leche materna al menos hasta los dos años, y
después siga si así lo desea, dejándolo cuando la madre o el bebé quieran
dejarlo”.
¿Por qué dos años?
Porque el sistema
inmunitario de los bebés y los niños es muy pobre, está en desarrollo, es
inmaduro, y cualquier aporte de defensas que pueda venir desde el exterior le
irá de perlas. Como el único aporte de defensas es la leche materna, pues no
hay más que decir. En otras ocasiones lo hemos explicado, pero lo repetimos de
nuevo: el cuerpo del bebé nace tremendamente inmaduro en muchos sentidos, es un
animal completamente indefenso, y entre su inmadurez se encuentra el tener un
sistema inmunológico bastante incapaz, que debe fortalecerse desde el exterior.
La naturaleza, sabia,
decidió que la leche que iba a alimentar al bebé tuviera esas defensas que el
bebé no tiene, por eso el cuerpo de un bebé espera recibir leche materna como
ayuda hasta que sea capaz de defenderse por sí mismo, cosa que sucede en algún
momento entre los dos y los seis años.
Datos acerca del estudio
Todo esto sirve para
explicar por qué es importante este estudio y por qué es relevante el hecho de
que dormir con los bebés haga que puedan mamar por más tiempo. Los
profesionales no hacemos más que rompernos los cuernos para intentar dar
información a las madres para que sepan por qué se recomienda que amamanten a
sus bebés durante dos años o más. Como veis, no lo estamos consiguiendo, vistas
las cifras, y en gran parte por culpa de que muchos profesionales ni se rompen
los cuernos, ni tienen cuernos que romperse, básicamente porque, o no dan la
información, o la dan mal, logrando precisamente lo contrario, que las madres
desteten antes de tiempo.
A lo que iba, el estudio
que comento, publicado por JAMA Pediatrics y realizado en la Universidad de
Maryland, en EE.UU., se llevó a cabo con 1846 madres que contestaron un
cuestionario sobre las costumbres familiares desde que estaban embarazadas
hasta el primer año de vida del bebé. Los cuestionarios se les enviaron desde
el primer al sexto mes (cada mes) y luego a los 7, 9, 10 y 12 meses de edad del
pequeño.
Se consideró colecho el
hecho de que la madre permaneciera tumbada junto al bebé o durmiera con él en
la misma cama o en otra superficie durante toda la noche o durante la mayor
parte del tiempo. El objetivo del estudio era saber cómo afectaba el hecho de
que las madres compartieran espacio con los bebés en la lactancia.
Los investigadores
vieron que los bebés que dormían con sus madres eran amamantados durante más
tiempo, aunque no encontraron asociación entre dónde dormían los bebés y el
momento en que empezaban a comer otras cosas, es decir, la lactancia materna
exclusiva no era más prolongada en las madres que colechaban. No tenemos datos
al respecto, ya que sólo podemos leer el abstract del estudio, pero sería
interesante saber en qué momento dejaba la lactancia de ser exclusiva, porque
claro, si esto sucedía a los seis meses, es absurdo pretender que unas lo
alargaran más que las otras, ya que es el momento en que se recomienda que deje
de ser exclusiva.
Además, observaron que
las madres amamantaban durante más tiempo cuando tenían una mejor educación
(imagino que niveles de estudios más altos), cuando eran blancas, si habían
dado el pecho previamente a otro bebé, si habían planeado amamantar a su bebé y
si no habían tenido que volver a trabajar en el primer año tras el parto.
Obviamente, cruzando todas estas variables, vieron que el colecho seguía siendo
uno de los factores que ayudaban a que los bebés mamaran por más tiempo.
¿Y qué hacemos, si el
riesgo de Síndrome de Muerte Súbita sigue ahí?
Pues yo que sé. Cada
padre o madre que haga lo que considere mejor, o mejor dicho, lo que su hijo
considere mejor. Hay niños que no tienen ningún problema por dormir separados
de la madre, pues oye, si te da miedo dormir con él o no estás a gusto, siempre
puedes poner una cuna al lado de la cama y, si pide, cogerle, darle el pecho y
cuando acabe volverlo a poner en ella. O incluso poner una cuna unida a la
cama, que al parecer se considera menos peligroso.
Si en cambio el niño
pide mucho contacto, ya sea mamando, ya sea poniéndote el brazo encima o el pie
en la cara, que esto también pasa, pues duerme con él, léete las
recomendaciones para hacerlo de manera segura, los estudios que dicen que el
colecho disminuye el riesgo de SMSL (este libro de McKenna es fantástico) y
quítate así la etiqueta de mala madre o mal padre, para hacerlo de manera
responsable y segura, y disfrutar de ello.
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