17 de febrero de 2010 |
20:21 CET
Mireia Long
Editor en Bebesymas
Hoy publicamos la
primera parte de una extensa entrevista que hemos realizado al doctor Emilio
Santos, que ya
anunciamos previamente. Aunque hemos tardado más de lo deseado en
finalizarla, estoy segura que el resultado, por lo exahustivo y explicativo, va
a hacer que la espera haya merecido la pena.
Al doctor Emilio
Santos lo conozco desde hace años, pues nos hemos encontrado por
diversas circunstancias en reuniones sobre temas de embarazo y parto. Lleva
varios años enfocando su trabajo práctico y también teórico hacia el parto
respetado y sin medicalización no necesaria. Actualmente dirige el Centro
Urdimbre en Madrid y atiende partos en casa y en el Hospital Acuario.
Además de ginecólogo es psiquiatra y físico.
Siempre me ha parecido
un hombre de gran inteligencia y sensibilidad, interesado en la parte emocional
tan importante del embarazo y el parto, pero también un científico
riguroso que toma sus decisiones basándose en datos contrastables. La
entrevista que he realizado, de la que hoy publicamos la primera parte, me ha
reforzado esta impresión previa.
¿Qué te llevo a la
Obstetricia después de estudiar Física y luego Psiquiatría?
Yo
siempre tuve en mente la obstetricia pues he estado convencido desde hace
muchos años de la idea de que el nacimiento de los seres humanos es preciso que
sea cercano a como la Naturaleza ha previsto. Este convencimiento siempre
estuvo en la base de mi motivación de hacer Medicina, y lo que aprendí esos
años reforzaron mi idea inicial.
Siempre
me apasionó la curiosidad sobre el cuerpo humano, pero comencé mi formación
estudiando Física, pues estaba convencido de que se acude en exceso al médico y
a la salud, que anula la confianza del individuo en su cuerpo y además
interfiere en muchos procesos de curación; pensaba y pienso que la medicina está
bien en situaciones concretas, pero no en la mayoría de las situaciones en que
se recurre a ella; no quería ser una pieza más de este sistema. La elección de
ciencias físicas tuvo que ver con mi enorme curiosidad científica. Quería saber
sobre el origen de las cosas, lo grande y lo pequeño.
¿Cuáles son los riesgos de la inducción?
El
primer riesgo de la inducción es obvio, cuando se induce el parto deja
de ser un proceso naturalen el que el cuerpo actúa por sus propios
mecanismos y su sabiduría; cuando se induce se interviene en el proceso natural
y el parto se medicaliza.
En
todas las inducciones es precisa la cercanía de un quirófano y una vigilancia
especial. La parturienta se convierte en paciente.
¿Cuándo se debe inducir?
La investigación científica será la que en los próximos años va a mostrarnos con más claridad cuando se debe inducir y cuando no. Hoy, los científicos, pensamos que hay casos en los que si es necesaria, pero son muy claros y son pocos.
Por
ejemplo, una causa clara de inducción es un bebé que va cogiendo poco peso
dentro del útero y que esta circunstancia se debe a una insuficiencia
placentaria. Debo aclarar que inducir simplemente por un crecimiento intrauterino
escaso no es razón para inducir si no se confirma previamente la insuficiencia
placentaria mediante un ecodoppler. Pues cuando el bebé es más pequeño de lo
esperado en las mediciones suele deberse a dos motivos, o un error en las
fechas de embarazo o una medición ecográfica errónea, por lo que la
confirmación de la insuficiencia placentaria es indispensable para confirmar
que la inducción es precisa.
La
causa más frecuente es la inducción postérmino, que se debe
realizar a partir de las 41 semanas y media o las 42 semanas. La evidencia hace
señalar que es razonable inducir en estos casos, aunque si la madre, en buenas
condiciones, decide esperar a que el parto se desencadene naturalmente es
también posible, ofreciendo toda la información segura y veraz a la embarazada.
La
segunda causa más habitual es la inducción por rotura de bolsa si
no se desencadena el parto en un plazo breve, ya que existe un riesgo de
infección. Pero hay que tener presente que en estos casos la via de infección
más posible son las exploraciones vaginales. Yo, por tanto, en caso de rotura
de bolsa, no realizo exploraciones vaginales para evitar las infecciones y
espero hasta cuatro días a que el parto comience por si mismo antes de acudir a
la inducción. Este protocolo que yo aplico lo he copiado del que se usa en el King’s College Hospital de Londres .
¿Qué porcentaje de
inducciones programaste el año pasado en los partos que atendiste?
Un
7 por ciento.
¿Hay un exceso de
inducciones en España?
El
mayor porcentaje de inducciones evitables surgen en la medicina privada por una
conveniencia de tiempo del profesional o de la madre.
¿Puede una mujer estar
segura de que una inducción es necesaria?
Las
mujeres deben saber que las inducciones deben ser solamente realizadas en caso
de necesidad médica real y que esos casos, realmente, son pocos. Una mujer debe
estar informada y recibir del profesional que la atiende toda la información
cierta sobre los riesgos de esperar o de la necesidad de inducir, para que ella
pueda tomar su decisión.
Como
he mencionado antes es importante que tenga en cuenta lo que he dicho
anteriormente de la mayor frecuencia de las inducciones por conveniencia no
médica en la medicina privada.
El
uso de la oxitocina sintética en los partos se ha institucionalizado de manera
rutinaria en la segunda mitad del siglo XX. Se adoptó esta medida en la
práctica obstétrica en la creencia de que la aceleración artificial del parto
disminuiría el tiempo en el que la madre y el hijo estarían en un trance
arriesgado.
Sin
embargo, hoy, la evidencia científica ha mostrado muchos datos que contradicen esta
creencia.
Primero,
la oxitocina rutinaria no hace que el parto sea más corto, pues un parto en
postura libre y natural tiende normalmente a hacerse más breve.
Segundo,
la propia oxitocina sintética en sí causa algunas complicaciones en los partos
y eso supone un riesgo que hace que deba usarse solamente cuando sea necesaria.
Como decía, la oxitocina sintética se asocia a mayores probabilidades
de sufrimiento fetal, desgarros en casos de cesáreas anteriores o
desprendimientos de placenta.
Y
tercero y más importante, a nivel científico empiezan a recopilarse indicios
que señalan que la oxitocina
rutinaria podría estar relacionada con alteraciones de personalidad en el niño
o en el adulto. En concreto hay fuertes indicios de que hay una
relación entre la epidemia de oxitocina y la epidemia de autismo. Existen
estudios que han revelado esta relación y se considera que es posible que la
oxitocina administrada a la madre inhiba la producción de oxitocina del bebé,
haciendo que a la larga su cerebro desarrolle menos receptores oxitócicos en su
cerebro.
Los
peligros del uso de la oxitocina sintética deberían tenerse en cuenta en todos
los casos y valorar uno por uno si el riesgo que se asume puede ser compensado
por los beneficios de su uso, y realizar las inducciones cuando realmente son
necesarias.
¿Cuándo hay que programar una cesárea?
Lo cierto es que son muy raros los casos en los que hay que programar una cesárea. Por ejemplo, en muchos centros se programa una cesárea en caso de que el bebé venga de nalgas, pero yo considero que siempre hay que esperar a que la mujer se ponga naturalmente de parto, y solamente entonces hacer la cesárea si es que se ha decidido esta opción, pero no es preciso programarlas.
Es,
por ejemplo, preciso programar cuando se trata de un embarazo gemelar
monoamiótico, es decir, de gemelos que comparten una sola bolsa aminiótica.
Pero ese caso es una minoría.
En
muchos de los casos casos en que se realiza una cesárea programada, en
realidad, se podría esperar a que la mujer tenga contracciones de parto; es más
fisiológico; significa respetar el momento biológico en que el bebé ha dado es
pistoletazo de salida; respetar los ritmos del cuerpo del bebé y del cuerpo de
la madre; concretando más: es respetar que el sistema hormonal del bebé genere
el cortisol que necesita para tener los pulmones preparados, es respetar que el
cuerpo de la madre esté realmente preparado para la lactancia. En definitiva es
alejarnos menos del proceso normal de nacimiento, transformarlo menos.
¿Cuantas cesáreas has
programado en tu carrera?
Una.
Es verdad que yo juego con ventaja; en general, a mi consulta, suelen acudir
mujeres que tienen una marcada inclinación hacia la mínima intervención médica.
En este caso era un parto tras cesárea anterior y la mujer llegó a mi consulta
con la idea muy clara: quería cesárea y la quería programada. La informé, como
es mi obligación, sobre la posibilidad de parto vaginal después de cesárea, y
sobre la posibilidad de esperar a realizar la cesárea cuando comenzara con
contracciones de parto; pero ella tenía muy clara su elección. Yo no debo
abrumar con argumentos a favor de una opción por mucho que yo la considere
mejor. La decisión de la mujer está por encima de la del médico.
Hemos hablado de la
oxitocina sintética, las inducciones y las cesáreas programadas. En la segunda
parte de la entrevista al doctor Emilio Santos, que esperamos
ofreceros en breve, abordaremos temas como el efecto de la oxitocina natural en
el bebé y la madre, la desproporción cefalopelviana, el parto orgásmico y otros
aspectos del nacimiento como proceso natural así como las complicaciones que
hacen necesaria la intervención médica.
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