se resiste a llegar, el cuerpo se desorienta.....las lanas se acumulan haraganas en los canastos, la leña se seca por demás en las pilas y las hojas pintadas de amarillo se afanan en bañar los pies de los árboles, aunque no haya helado.
Todo cambia de ritmo, se aquieta el alma aunque las temperaturas sigan tibias y los brotes desorientados, no saben si reventar o comenzar el receso. La naturaleza duda, como incierta y todo se hace relativo.
No hay nada peor que la influencia del hombre, todo lo corrompe, lo agrieta, lo destartala....sería tan fácil dejar que los ciclos vinieran solos, saben tan bien la partitura de la música que acompaña los frios, acuna los vientos y descomprime las lluvias...si fuera natural...todo sería acompasado, tranquilo y fluiría con la tranquilidad del que baila siempre con la misma compañera.
Hay que esperar...que todo vuelva a su cauce, que el frio sea frio, que la lana abrigue, que el fuego entibie y que las horas del invierno, al
fin se instalen y nos agrupen a todos alrededor del fuego.
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