Por Héctor Martínez
Gómez, Pediatra Neonatólogo
Metodología Madre
Canguro
Información
perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 15 Numero 3 Año 2003
La leche materna
contiene sustancias que propician el desarrollo del sistema inmunológico del
bebé. Algunas de ellas son las inmunoglobulinas, los factores específicos o
inespecíficos de protección y los elementos celulares.
Otros elementos
presentes en la leche materna ayudan al desarrollo armónico del organismo. Son
las sustancias hormonales, funcionales, de maduración celular, de
funcionabilidad.
Cuando se escucha hablar
del Manejo Tradicional del Prematuro, nos encontramos con la siguiente
realidad: el niño nace, es separado de su madre y es llevado a una incubadora
de la Unidad. Según los requerimientos patológicos del niño o la niña, o su
condición de salud, su peso y edad gestacional, puede ser en Unidades de
Cuidados Intensivos (UCI) para los casos más graves dadas las implicaciones que
su misma inmadurez le presenta; si se sospecha de un cuadro infeccioso, éste
puede ser significar un aislamiento aún más severo.
Las otras unidades, de
Cuidados Intermedios o Mínimos, sirven para complementar el tratamiento
iniciado en la UCI o hacen parte de un manejo dedicado exclusivamente a
observación o al “engorde”, como suele llamarse en muchos centros de diferente
distribución geográfica.
El grupo de
profesionales que presta asistencia, los colaboradores y auxiliares hacen y
ejecutan su labor, muchas veces en una forma rutinaria y mecánica,
independiente de su idoneidad, la mayoría de las veces excepcional y de altas
calificaciones. Ellos generalmente están respaldados por los últimos
comentarios, hablados o escritos, sobre el igualmente último informe científico
cada vez más exitoso según los resultados estadísticos a la orden de quien los
quiera consultar.
La entrega del niño o la
niña a la madre o a la familia, en general puede demorar desde unos pocos días hasta
meses, dependiendo del problema inicial con el cual cada bebé haya nacido. Este
lapso de permanencia en el hospital conlleva un riesgo propio de la flora
patógena que es muy frecuente a todos los centros de salud en cualquier lugar
del mundo, ya sea este un medio muy desarrollado, o peor aún, si el hospital o
centro de salud pertenece a un país que está en el proceso de un mejor
desarrollo.
Este es el panorama que
debe recorrer un niño con el llamado manejo tradicional, y que viene sucediendo
desde el final del siglo XIX cuando un médico francés inició y creó las
incubadoras hoy ampliamente utilizadas en el mundo. Es bien sabido y entendido
que a mayor desarrollo social y económico de las Unidades, el número de
elementos que completan su infraestructura es mayor y de más impactante
sofisticación, que si bien es imperativo preservar una vida, esa tecnología es
muchas veces inaccesible para la mayoría del mundo en donde suelen nacer estos
pequeños prematuros o con bajo peso para lo esperado.
Algo que el manejo
tradicional enfatizó durante muchos años, por no decir casi un siglo, fue la
necesidad de tener al niño separado de su propia madre ante el riesgo de que
pudiera ser “enfermado” (contaminado) por ella misma. Lo que no se ha divulgado
y que aún no se ha realizado, es un trabajo científico en donde se haya
evaluado el resultado de la separación de un ser tan dependiente y tal lábil al
aislamiento y en especial a la carencia de afecto y que es difícil que el
personal de las mencionadas Unidades prodigue a estos pequeños seres humanos.
En el mismo comienzo de
la vida intrauterina, ¿cuántos seres sobrevivieron orgánicamente pero no
lograron la superviviencia emocional y afectiva? Bien lo decía el Dr. Pierre
Budin, considerado el primer neonatólogo moderno, en su libro El Lactante que,
gracias a las incubadoras había logrado salvar muchos niños, pero muchos de
ellos a costa de perder a su propia madre. La importancia del vínculo afectivo
entre madre e hijo está demostrada por la naturaleza y la historia de la
humanidad. Ambas enseñan que las crías recién venidas al mundo dependen del ser
que sienten más cercano y que más valoran en ese momento, es decir, de la madre
que los ha concebido.
Existen lazos muy
profundos y directos entre lo que el hijo necesita y lo que la madre siente en
vista de la dependencia total del recién nacido. Además, no podemos olvidar que
el ser humano no es solamente alguien que come, sino también una personalidad
cuyos pensamientos, sentimientos y emociones son fundamentales.
En este sentido,
múltiples estudios han demostrado sustanciales cambios de perspectiva en donde
se ve que el feto mismo ya tiene una sicología compleja y característica y que
siente y reacciona frente a fenómenos que le resultan gratificantes, como por
ejemplo, el ritmo cardíaco y la temperatura de la cavidad uterina.
¿Por qué el Programa
Canguro?
En el mundo nacen
anualmente 20 millones de niños con bajo peso, de los cuales el 5% nace en los
países desarrollados y el otro 95% nace en los países muy pobres o en proceso
de desarrollo. Es inherente a la prematurez la alta morbilidad y las
consecuencias de un alto riesgo de incapacidades derivadas de secuelas
neurológicas, nutricionales, trastornos de aprendizaje o fenómenos de un
estimativo pobre por parte de la familia y de la sociedad.
En el Instituto Materno
Infantil de Bogotá, Colombia, se seguían los parámetros trazados por el manejo
tradicional, incluyendo el consumo de leches derivadas y modificadas a partir
de la leche de vaca (leches de fórmula), con resultados inaceptables para
cualquier condición humana.
A partir de enero de
1979, con la idea inicial del profesor Edgar Rey Sanabria (q.e.pd.) y la
implementación, desarrollo y demostración del autor del presente artículo, se
inició un cambio del manejo tradicional hacia parámetros muy claros y
especialmente muy naturales como corresponde a cualquier proceso de
procreación, gestación, nacimiento y crianza de todo ser humano.
Calor, leche materna y
amor
Sabemos que el prematuro
tiene una muy pobre o casi nula capacidad para regular y conservar la
temperatura, por eso la incubadora que proporciona calor. Entonces, al colocar
al niño o niña en contacto con la piel de la madre (padre, hermanos o algún
miembro de la familia), éste recibe por ley física, el calor que pasa del
cuerpo más caliente al más frío. Así, el niño o la niña recibe y conserva la
temperatura necesaria para sus parámetros fisiológicos.
El otro aspecto
determinante es la alimentación, que en el caso de la Metodología Madre Canguro
corresponde fundamentalmente a leche humana, a leche de su propia madre, quien
en forma sabia, dotada por la naturaleza, adecúa su leche de acuerdo a la edad
gestacional de su bebé. Es bueno resaltar que los requerimientos del bebé están
relacionados con su edad gestacional: entre más pretérmino es el niño o niña,
sus requerimientos en proteínas, sodio, potasio, etc., son mayores. Igualmente,
debido a la deficiencia de lactasa por su inmadurez, las necesidades de lactosa
son menores.
Pues bien. Así es la
leche de una madre que ha concebido y dado a luz un bebé prematuro: con mayor
cantidad de los elementos descritos y menor cantidad de lactosa. Es una forma
increíblemente sabia, que además contiene todo el cúmulo de sustancias
protectoras (inmunoglobulinas, factores específicos o inespecíficos de
protección, elementos celulares) que hacen totalmente inigualable la leche de
una madre y que de ninguna forma, hasta el presente, se ha podido envasar en un
tarro. Esto por referirnos al efecto protector contra las infecciones, porque
también existen otros elementos en la leche humana que igualmente son
imposibles de encontrar en las leche de fórmula: son un sinnúmero de sustancias
hormonales, funcionales, de maduración celular, de funcionabilidad a diferentes
sistemas orgánicos y que están encaminadas a que el organismo que las recibe
funcione sincrónica y adecuadamente.
Sería extendernos
demasiado para explicar todo este mundo maravilloso que viene en la leche de
una madre o de una mujer donadora cuya leche se puede pasteurizar, para un uso
común.
En tercer lugar, el otro
aspecto fundamental corresponde a la estimulación precoz, temprana, oportuna,
necesaria e incuestionablemente relevante para todo niño, para todo humano: el
componente afectivo. Cuando nos referimos a estimulación estamos puntualizando
dentro del marco de la Metodología Madre Canguro, tanto a la estimulación
orgánica como a la estimulación afectiva.
Veamos. Desde el punto
orgánico, todo niño o niña que nace antes de tiempo (antes de la semana 37 de
gestación) tiene tendencia natural, por inmadurez, a presentar apneas; el
permanente contacto estimulante que propician el tocamiento, el arrullo, la
cercanía del latido cardíaco de la madre y su movimiento, hace que desaparezca
esta situación patológica de la apnea. Además, ese estímulo positivo y precoz a
través de sus cinco sentidos, que son la vía de recepción de todo conocimiento,
permitirá obtener más y mejores resultados. Varios estudios, y es uno de los
puntos de nuestra experiencia personal con más de 5,500 niños y niñas
pretérmino manejados con la Metodología Madre Canguro, muestran que su
desarrollo mental es mucho más claro y notorio que el de un niño que se haya
aislado de la madre o de su ambiente estimulante de familia, dentro del método
tradicional.
Desde el punto de vista
del estímulo afectivo, cualesquiera puede comprender cómo va a ser el niño o
niña que de manera rápida y precoz recibe el amor como elemento inseparable de
la condición humana y que difícilmente se puede obtener al estar aislado dentro
de una incubadora.
Es importante aclarar en
este momento que nunca estaré en contra de las Unidades, su estructura y su
manejo científico, del cual también soy parte activa en mi trabajo como
neonatólogo. Pero sí es conveniente entender que debemos hacer uso racional de
todo el ambiente científico del cual también hace parte una madre cuya
naturaleza la ha dotado del don de gestar la vida misma.
Un cambio hacia lo
natural
Entonces, el amor, el
calor y la leche materna son los pilares de cualquier Programa Madre Canguro a
lo largo y ancho del mundo.
Nuestro cambio consiste
en manejar los niños y niñas, ya no de acuerdo a su peso sino a su condición
clínica: los padres ingresan lo más rápidamente posible a la Unidad donde el
niño o niña se encuentra hospitalizado y allí establece el contacto precoz; en
la medida de todas las posibilidades se motiva para que la madre pueda alzar y
cargar a su bebé. Si el niño está conectado a un ventilador y puede, sin ser
desconectado, colocarse al pecho de la madre al lado de la incubadora, el mundo
cambia para él. Desde ese momento recibe una mejor medicina y una más rápida
recuperación de su patología.
Hay suficientes estudios
que demuestran éste también maravilloso logro del contacto piel a piel que
pregona la Metodología Madre Canguro. De la misma forma, si el niño o niña
siguen evolucionando hacia la mejoría, o sencillamente es pequeño pero no
presenta o ya superó su patología inicial, se orienta a la madre y al padre
para que lo carguen, lo calienten y le estimulen, y después de una observación
prudente pueda ser llevado a la casa para continuar siendo cargado entre los
pechos de la madre, del padre o de cualquier otro miembro de la familia.
Además de ser alimentado
con leche materna y asistir periódicamente a la consulta del Programa para ser
evaluado, se le indican a la familia los parámetros afines que se deben
continuar con este manejo ambulatorio.
Hoy, cerca de cumplir 25
años de experiencia con Programas Canguro en los cinco continentes, en
diferentes y variados centros hospitalarios del mundo, tanto en países en
desarrollo como en países de avanzado desarrollo de Europa, constatamos que
ellos tomaron y aprendieron directamente de nuestra información y formación
personal. Ellos muestran resultados inigualablemente incontrovertibles e
irreversibles para la salud física y emocional de muchos pequeños.
Resultados en desarrollo
personal, coeficiente intelectual, desarrollo afectivo-emocional y disminución
infinita de costos inmediatos y a largo plazo han demostrado y han permitido
entender cómo este aporte de la medicina colombiana al mundo vuelve a retomar
un aspecto eminentemente natural: que la procreación, la gestación y el
nacimiento tienen tres inseparables protagonistas, la vida, la madre y su hijo.
Datos de interés
Antes de establecer el
Programa Canguro en el Instituto Materno Infantil en Bogotá, Colombia, muchos
bebés eran abandonados por sus madres que al poco tiempo no regresaban por
ellos.
Investigaciones
realizadas en Inglaterra han mostrado que el ritmo respiratorio del bebé
prematuro en el Programa Canguro se acomoda con el de la madre. Por ello es que
los bebés tienen menos episodios de apneas.
Los bebés en el programa
Canguro tienen menos riesgo de contagio de enfermedades frecuentes en los
centros de salud.
Así como en el bebé a
término la leche materna cambia su composición dependiendo del momento del día
y de la edad del pequeño, la madre de un bebé prematuro produce una leche con
mayor contenido de proteínas, sodio y potasio, ajustándose a las necesidades de
ese pequeñín.
El contacto con la piel
de su madre preferiblemente, de su padre o de sus hermanos, propiciado por la
metodología Madre Canguro, permite que el bebé conserve la temperatura que
requiere.
Héctor Martínez es
médico pediatra neonatólogo y desarrolló con Edgar Rey Sanabria la Metodología
Madre Canguro en el Instituto Materno Infantil en Bogotá, Colombia. Recibió el
Premio Sasakawa que otorga la Organización Mundial de la Salud a quienes
propician avances en la medicina que benefician a grandes sectores de la
población. E-mail: canguronet@hotmail.com
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