La lactancia es cosa de dos.
No dejes que nadie más decida por ti.
Ni para continuar ni para abandonar.
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Parto en este post de varias premisas y
las pongo al principio porque luego no quiero tener que estar moderando
comentarios tipo "guerra teta-biberón! de gente que lee entre líneas cosas
que nunca escribí... Así que primero la declaración de principios:
- Parafraseando a José Mª Paricio
Talayero: Tú eres la mejor madre del mundo. Aquí no ponemos teta-puntos ni
hacemos listados de buenas o malas madres. Así que si buscas polémica tipo
guerra pecho-biberón, este no es tu sitio.
- Cualquier lactancia es buena: ya dure
un minuto, un día, un año o un mes. Ya sea de una madre, de dos madres, de
madres adoptivas o de leche donada. Ya sea exclusiva, mixta o suplementada.
- La leche materna es la norma biológica.
Por tanto no es mejor ni tiene ventajas. Son los sucedáneos de leche materna
los que son peores y tienen riesgos.
- Asumir la evidencia científica de la norma
anterior no supone entender que todos los niños alimentados con sucedáneos
vayan a enfermar o a quedarse canijos. Igual que si le preguntas a un médico
sobre los peligros de fumar delante de los niños, debería quedar claro (más
allá de todos los paños calientes que cada uno se quiera poner) que los
sucedáneos de la leche materna son eso, sucedáneos, y cambiar la alimentación al inicio de una vida no está exento de riesgos y consecuencias.
Entonces, ¿De qué va este post? Pues de
lo que dice el título, reflexiones sobre cuándo abandonar la lactancia. Y es
que muchas veces la gente da consejos muy a la ligera sobre el cómo, el cuándo
y el por qué una madre debe abandonar la lactancia. Seguro que has oído una de
estas típicas frases:
No te sigas empeñando. Total, le das un
biberón y ya está.
Pues tú te criaste con biberón y has
salido bien, así que no entiendo porque sigues sufriendo por darle la teta.
Con X (ponga aquí el número y la medida
de tiempo que le parezca: días, meses, semanas, años) ya has cumplido.
Lo importante es el calostro, que es una
vacuna, ahora ya le puedes dar fórmula y quitarte de problemas.
Tu empeño en seguir dando el pecho te va
a crear problemas de pareja, salud, psicológicos, de vínculo, vas a malcriar a
tu hijo, etc.
Muchas veces leo a madres en distintas
redes sociales airear sus frustraciones con la lactancia, buscando comprensión,
consejo o ayuda y me sorprende ver una retahíla de comentarios de los
anteriores en respuesta. Aunque, todo hay que decirlo, también hay buenos
consejos de otras madres que han pasado por lo mismo o que simplemente ofrecen
apoyo y ánimos.
Creo que el momento en que una madre
abandona la lactancia es una decisión muy personal en la que nadie puede
inmiscuirse u opinar a no ser que se lo pidan directamente. Ni la madre, ni la
suegra, ni el marido, ni los seguidores de twitter ni los amigos de facebook.
¿Por qué? Porque para cada madre la lactancia significa cosas diferentes.
Habrá madres que decidan "amamantar
si pueden" (yo misma fui una de ellas cuando tuve a mi primer hijo) y
"si no puedo, pues no pasa nada que para eso están los biberones". Y
habrá madres para las que la lactancia suponga un pilar insustituible para la
maternidad y no se hayan planteado ninguna otra opción (yo misma cuando le
decía a mi marido que firmara un consentimiento para darle un biberón de leche
de fórmula a mi tercer hijo mientras yo no podía estar con él)... Con un amplio
abanico de posiciones intermedias.
Por eso nadie puede aconsejar a la ligera
sin saber cuáles son los objetivos maternales de esa mujer o de esa familia en
cuanto a la alimentación de su hijo. Y desde luego, nadie debería aconsejar a
la ligera basándose en su propia experiencia personal, cuando su experiencia
vital, objetivos y sentimientos en torno a la lactancia pueden ser
completamente opuestas a los de la mujer a la que pretende "ayudar".
Busca tu respuesta
Para decidir cuándo abandonar la
lactancia, si debes de decir basta, si ya has agotado la reserva de energías y
voluntad que tenías reservada para ello, si consideras que el fin ya no
justifica los medios... No deberías buscar fuera si no en tu interior y
preguntarte:
- ¿Qué significa la lactancia en tu
maternidad?
- ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar
para conseguirlo?
- ¿Los problemas o dudas que te aquejan
tienen solución a corto, medio o largo plazo?
- ¿Has recibido todo el apoyo posible
(grupos de lactancia, consultoras de lactancia, matronas, enfermeras,
pediatras, etc. con experiencia)?
- ¿Crees que has agotado todos los
recursos disponibles para encontrar soluciones?
- ¿Qué significa la lactancia con
sucedáneos en tu maternidad?
- ¿Cuéntas con el apoyo de tu pareja,
familiares y círculo más cercano? ¿O quizás son ellos el problema?
- Cuando vaya al próximo
"experto" en lactancia, ¿Qué es lo que realmente deseo oír?
- Tome la decisión que tome ¿siento que
lo lamentaré más adelante?
- ¿Cuento con toda la información que
necesito para tomar esta decisión?
Y con la respuesta a todas estas
preguntas, probablemente ya hayas encontrado lo que buscas. Tu propia elección.
Única e intransferible. Servirá solo para ti y para nadie más. Y aun así, nadie
te garantiza que en unos días, semanas o meses no cambies de opinión y lamentes
lo que hayas decidido o intentes dar la vuelta y tomar el rumbo contrario...
Pero lo que está claro es que no tendrás que lamentar haber estado mal
aconsejada o que alguien haya decidido por tí. Habrás tomado las riendas de tu
maternidad y de tu lactancia para tomar esta decisión.
Permiso para destetar
Algunas veces, en mi labor como asesora
de lactancia, me he encontrado con madres que venían al grupo en lo que parecía
ser una búsqueda de "permiso para destetar". Sacando un problema
detrás de otro sin darse por satisfecha con las respuestas de otras madres o de
la asesora (no duerme, pide muy a menudo, no coge peso, tiene gases, está
incómodo, regurgita, solo quiere estar en brazos, etc.). Quizás esperando que
aquí alguien le dijera "sí, tú eres un caso de esos en los que la
lactancia no funciona y puedes dejarlo sin cargo de conciencia".
El problema es que la labor de la asesora
de lactancia no es decidir por la madre, sino darle opciones. Y casi siempre
hay opciones.
Además, como asesora de lactancia, veo
madres que luchan durante meses probando distintas estrategias y soluciones
hasta asumir que una lactancia mixta es lo máximo que van a conseguir, veo
mujeres que sufren una mastitis detrás de otra y siguen disfrutando tanto de su
lactancia que ni se plantean dejarlo, pero también veo a las que tiemblan al
mirar a su bebé porque solo pensar en ponérselo al pecho ya les duele. Y para
todas ellas hay opciones, vías para mejorar y alternativas por probar. Pero son
ellas quienes deben de tomar los mandos y decidir qué quieren hacer y durante
cuánto tiempo.
Aclaraciones
Cuando hablo de abandonar la lactancia me
refiero a esos primeros días y semanas en los que muchas mujeres dejan el
pecho. Me refiero a mujeres que salen del hospital con lactancia materna pero
al mes o a los dos meses ya alimentan a sus bebés en exclusiva con leche de
fórmula.
También me refiero a esas madres que lo
dejan a los tres meses en la famosa crisis, creyendo que se quedaron sin leche,
que no alimenta o que está aguada. O las que desisten pensando que la lactancia
materna es incompatible con la incorporación al trabajo.
Más allá de estos límites o quizás más
allá de los primeros seis meses hablamos ya de destete. De lactancias bien
establecidas, exitosas y placenteras a las que se pone fin por distintos
motivos. Y en esos casos también habría que plantearse todos los interrogantes
para asegurarnos de que la decisión es endógena (nuestra) o exógena (nos viene
de fuera).
Publicado por Eloisa Lopez
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