Cuando nació mi hijo busqué una pediatra
en la localidad en la que vivía. Todo el mundo hablaba muy bien de ella. No
puedo decir que no supiera de enfermedades, aunque mi hijo nunca estuvo malito
durante el año que acudí a su consulta, pero sí puedo decir que su actitud
hacia la lactancia materna era de total ignorancia o de mala fe.
Después de las entrevistas que he hecho a
la IBCLC Ana Charfén me he estado acordando de todo lo que, a lo largo de ese
año, me dijo.
Mi conclusión es que los pediatras son
los profesionales que deben atender las enfermedades infantiles pero, si
hablamos de crianza o de lactancia, hay que ser muy desconfiados y saber que es
posible que nos perjudiquen por su desactualización irresponsable (pues es una
irresponsabilidad no estar actualizado) o por sus ideas obsoletas.
Pediatras y lactancia
La cuestión de fondo sería preguntarnos
si podemos fiarnos de los pediatras a la hora de hablar de lactancia. Y mi
respuesta es: depende de lo que digan.
Hay pediatras maravillosos y pediatras
que son verdaderos sabios, pediatras que apoyan la lactancia y otros que son,
además, investigadores y grandes conocedores del proceso del amamantamiento.
Pero hay otros que no. Si os toca uno de los segundos, buscad una segunda
opinión, porque de eso puede depender que podáis o no amamantar a vuestros
hijos.
Hay que saber distinguirlos. Si el
pediatra se empeña en que el niño no engorda suficiente si no está en el
percentil 50, ya es signo para estar prevenidos. Si se empeña en meter
alimentación complementaria “industrial” a partir de los cuatro meses, estad
prevenidos.
Y en algunos casos, con una sola frase ya
podéis detectar que algo no va bien con su formación en lactancia. Si quiere
que el bebé duerma solo y no se le amamante por las noches, buscad otro
pediatra. Si os dice que la teta va después de la papilla, está claro, no sabe
de lactancia ni un poco. Si dice que hay que dar la teta cada tres horas y
solamente diez minutos, máxima alerta, no sabe nada de nada. Si dice que a
partir del año la teta no alimenta, urgente, pedid el cambio.
Si le hubiese hecho caso jamás habría
conseguido relactar a mi bebé (nacido prematuro y al que le dieron alta precoz
con menos de dos kilos), ni habría podido mantener la lactancia cuando
comenzamos la alimentación complementaria, ni habría mantenido la lactancia
cuando comencé el trabajo, ni habría tenido leche más allá del primer año de
vida. Y desde luego nunca habría amamantado hasta el destete natural años
después.
No fue mi pediatra la que me ayudó a
mantener la lactancia. Fue mi voluntad, las lecturas por internet y el apoyo de
las asesoras de lactancia de la Liga de la Leche, especialmente de una llamada
Lavinia Belli que me ayudó, aconsejó y me ofreció información verdadera sobre
amamantamiento. Si le hubiese hecho caso a mi pediatra no “habría tenido
leche”.
Lo que mi pediatra sabía de lactancia
materna
Os voy a dejar una lista con todo lo que
me dijo a lo largo de ese año. Vosotros mismos sacad vuestras conclusiones.
La leche artificial es tan buena como la
que tu tienes, además, tu leche es muy clarita, está aguada. Y me recomendó una
marca concreta.
Los prematuros no pueden tomar solo leche
materna aunque te la saques y aunque aumente bien de peso. Siempre hay que
suplementar con biberón. Ponlo, si quieres, un poco al pecho al terminar el
biberón a ver si se te agarra. Afortunadamente no le hice caso, seguí pasándome
el día y la noche con el bebé en el pecho y sacándome leche, aunque si
suplementaba con biberón de leche artificial.
No se puede estar tanto tiempo con el
bebé en el pecho. Cuando a los dos meses y tras enormes esfuerzos el bebé
relactó y se alimentaba solo de mi leche, pasaba casi una hora mamando y pedía
continuamente. Pero ella me dijo que no le diera más de 10 minutos en cada
pecho y cada tres horas para que no se empache. Si le hubiera hecho caso no
habría tenido bastante leche jamás.
No te saques leche en el trabajo, es una pérdida
de tiempo absurda. Por supuesto, ignoré su comentario, ya estaba viendo que
cada vez que hablaba de lactancia me saboteaba, no se me ocurre otra cosa.
Comencé a trabajar, 4 horas, cuando el bebé tenía 5 meses y me llevaba el sacaleches
al trabajo.
La teta SIEMPRE después de la comida y
nada de darla entre horas. Lo fundamental es que haga sus cuatro comidas de
papilla diarias y dos de ellas, cereales industriales con leche artificial.
Los cereales tienen que ser los de bote y
darlos con leche artificial o estarás mal alimentando a tu hijo. Eso de darle
arroz cocido y leche materna es un trabajo enorme y además, le das menos
alimento.
Me regaló muestras de todo, lo que no es
ético e incumple normativas que ella debe conocer.
A los cuatro meses como tarde, Estivil.
En su papelito de normas recomendaba el libro y pautas claras.
Por las noches a los cuatro meses hay que
dejar de darles el pecho. Si llora y no le pasa nada, le das agua y a dormir.
Al año la leche materna no vale para
nada, es agua. Lo importante es que se tome medio litro de leche de bote.
Colechar no es bueno para tu vida sexual
(me pregunto yo que le importaba a esa señora mi vida sexual) y es perjudicial
para el niño.
Con la mastitis no se puede amamantar
porque le pasas la infección al niño y tampoco puedes darle el pecho mientras
tomes este antibiótico. Gracias a la página de e-lactancia y al maravilloso
doctor José María Paricio averigüé que era perfectamente compatible.
Mi pediatra y la lactancia: ¿ignorancia o
mala fe?
Vamos, una pediatra buenísima seguro que
es, pero de lactancia no tenía ni idea. Debo decir que yo tampoco sabía nada de
lactancia cuando nació mi hijo, fue gracias a buscar información para
contrastar sus extraños consejos como aprendí.
Afortunadamente en este pueblo ahora hay
una asociación de apoyo a la lactancia materna, Mamá Luna y varias pediatras
maravillosas, una incluso que es IBCLC. Ojalá las mamás ya no tengan, gracias a
ellas, que pasar lo que yo pasé.
En cierto modo le debería estar
agradecida. Mi pediatra, con sus consejos sobre lactancia, que no se si eran
por ignorancia o mala fe, consiguieron que me convirtiera en casi una experta
en la materia y que pudiera amamantar a mi hijo todo el tiempo que deseamos.
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