12
de agosto de 2014 | 16:00 CET
Editor
en Bebesymas
Nacer
es ese momento en el que tu madre hace lo que otras personas vestidas de verde
y de blanco le dicen hasta que te cogen y te separan de ella para hacerte un
montón de cosas, cuanto antes, para asegurarse de que estás bien sin que tengas
la oportunidad, muchas veces, de volver a estar con ella hasta pasadas unas
horas.
Eso
es nacer, o eso ha sido durante mucho tiempo, por desgracia, porque desde hace
un tiempo se ha visto que nacer no debería ser eso, sino algo mucho
más normal, más natural y menos estresante. Algo así como salir del útero de tu
madre con la ayuda o no de personas vestidas de verde y de blanco que te dejan
con tu madre nada más nacer, mientras miran que estás bien, tratando de
molestar lo mínimo e intentando no separaros a menos que sea imprescindible.
Algo
así debería ser, pero aún no es en todas partes, ni mucho menos, porque
estamos muy lejos de conseguir que el respeto en el parto y el
nacimiento se extienda y que el protagonismo no sea de los profesionales, sino
de la madre y el bebé. Y para muestra, un botón. Es habitual que las madres se
quejen de sus partos y de cómo se sintieron con el proceso, pero no lo es tanto
que los que hablen sean los profesionales, por eso hoy queremos compartir un
escrito que pudimos leer ayer en el blog de El
parto es Nuestro, en el que una neonatóloga explica cómo se siente
trabajando ahí donde sigue faltando empatía y sobrando violencia a la hora de
recibir a los bebés.
Las palabras de una neonatóloga
A veces los
médicos necesitamos oír las cosas de una determinada manera para creérnosla....
hay tanta desconfianza aún en la naturaleza y en los procesos de la vida.... y
el parto-nacimiento se maneja con tanto miedo en muchas ocasiones, que distorsionamos
el momento único, sagrado, especial en el que un nuevo ser nace.
Mi experiencia
como neonatóloga durante 6 años, en los que he trabajado en diferentes
hospitales de Tenerife, Lanzarote, Madrid... intentando quitar barreras
mentales y físicas en las infraestructuras que no apoyan ni se detienen en la
importancia del vínculo madre-hijo, es que aún hay mucho camino por hacer.
Me he visto
tantas veces condicionada por el resto del personal que corriendo me entregaba
al bebé, cuando yo lo único que he querido siempre es observarlo mientras
respira encima de su madre. He sentido en mi piel el dolor de su respiración al
cortarle antes de tiempo el cordón, el estado de agotamiento en el que a veces
llegan a mis manos tras tantas agresiones innecesarias, la violencia que
reciben nada más nacer, "para que llore"... como si vivir y llorar
fueran sinónimos... la angustia de las personas que me rodeaban en una
reanimación, cuando yo quería darle su tiempo al bebé y que se recuperara a su
ritmo... He sido feliz cuando no he tenido que hacer nada, cuando he encontrado
a matronas sensibles que me han apoyado y han permitido que les ausculte su
corazón encima de sus madres, o que les controle el pulso mientras aprendían a
respirar encima de sus madres... han sido en contadas ocasiones...
Cada bebé que se
separa de su madre sin motivo, yo lo he sentido en mi piel... he pedido perdón
a tantos recién nacidos por cosas con las que no estoy de acuerdo, y que he
hecho y he visto hacer, vitamina K intramuscular, tomarles medidas nada más
nacer, aspiraciones gástricas innecesarias, meterles en incubadoras para darles
un "calentón", las primeras 2-3 horas de vida, glucemias y biberones
de fórmula artificial sin control... cuantas veces he tenido que soportar el llanto
intenso, profundo, desgarrador, de un recién nacido totalmente despierto,
disponible, expectante, que no comprende ESE VACÍO, en el que le hemos metido y
ESAS AGRESIONES que está recibiendo continuamente...
Mis preguntas
siempre han sido ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ?
Ser responsables
del dolor que generamos, de las consecuencias de nuestros actos, es una
necesidad apremiante para salir de la ignorancia, de los "aquí siempre se
ha hecho así" o de los "porque sí" que han poblado mis años de
formación y práctica médica.
Pedir perdón
también... por a veces nuestra falta de valor de decir hasta aquí, el miedo a
las críticas entre el personal, no definirnos por falta de tiempo, porque hay
demasiado trabajo, porque estamos cansados, porque la dirección no cambia las
cosas, porque "aquí eso no se puede hacer"...
Hay cosas que
sinceramente no deberíamos permitir, y ese dolor en mayor o menor medida, todos
los que trabajamos en paritorios y en unidades neonatales lo llevamos dentro.
Esto es algo que
SIEMPRE he pensado, pero que con los años de vivencias ha arraigado más
profundamente en mí, y ya el revivir la experiencia de mi propio nacimiento en
varias ocasiones, me hizo sentir muchas cosas, que me han llevado a abandonar
mis lugares de trabajo y buscar a profesionales que compartan y vivan esta
visión del parto-nacimiento.
Desde aquí me
gustaría invitar a una reflexión personal y a solas con uno mismo, a las
personas que trabajamos en el mundo del nacimiento, a encontrar nuestros
miedos, a sanar nuestras vivencias de cómo nos recibieron al nacer, a ponernos
en la piel de un bebé, para poder ESTAR en un paritorio con la sensibilidad, el
amor y el respeto que cada ser que viene al mundo merece.
Gracias
Mónica Delgado Guerrero
Pediatra Neonatóloga
Madrid
¿Por
qué? ¿Para qué?
Ella
misma lo dice (muchas gracias Mónica Delgado) ¿Por qué tanta prisa?
¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué son los profesionales los que
pueden hacer lo que quieran con un bebé y la madre no puede decir nada? ¿Tan
acostumbrados estamos a que no se nos respete, a que nos quiten cualquier cosa,
que nos parece normal que nos quiten a nuestros hijos? ¿Nadie piensa en por qué
un bebé llora tanto solo y llora tan poco con su madre?
Es
cierto, los profesionales sanitarios trabajan mucho y no siempre tienen las
fuerzas disponibles para dar todo lo que tienen. Es cierto, ellos han visto
decenas, cientos de niños nacer, y cada día que llegan al hospital saben que
verán nacer unos pocos más. No deja de ser una rutina. Sin embargo no han
aprendido, o quizás han olvidado, que para un bebé, su momento de nacer
es único.
Cuando
nace es la primera y única vez que nacerá, es el primer contacto
con el exterior, es su primer segundo de vida, es el momento en el que se
empiezan a crear las bases de la persona que será en el futuro y los profesionales
que le reciben son (o deberían ser) meros acompañantes del momento,
facilitadores del proceso si se les requiere y sumamente delicados en el trato
al bebé, para que la transición del interior de la barriga, al exterior de la
barriga, en contacto piel con piel, sea lo más respetuosa posible.
Repito: tú, desconocido, has visto nacer a cientos de niños, lo sé,
pero yo sólo naceré una vez.
Vía
| El
Parto es Nuestro
Foto
| Thinkstock
En
Bebés y más | Por
un parto respetado: documental sobre la violencia obstétrica en el nacimiento,"De
esto no se habla", un libro sobre la violencia en la atención al parto, Mamá
y bebé, que no os separen al nacer: la separación puede afectar al apego en
vuestra relación
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