jueves, 26 de enero de 2012
Son, junto con la sensación de falta de
leche, la principal causa de abandono precoz de la lactancia. Y es que,
¡¡duelen mucho!!
Temidas por todas, las grietas a veces
son el único contacto previo con la lactancia de las mujeres embarazadas por
primera vez y que han pensando en la lactancia. “Uf, mi amiga María tuvo unas
grietas horribles.” “Sí, mi vecina Ana también, sangraban y todo.” “A mi cuñada
le dieron una crema, pero no le hizo nada.” “Pues a mi prima le pusieron unas
conchas de cera y se le pasó.”
Y así podríamos seguir hasta el infinito.
¿Qué hay de cierto en todo esto? Veamos
pues.
La causa más frecuente de las grietas en
el pezón es la mala posición del niño al amamantar, ya que la fricción de niño
con un agarre insuficiente y el roce continuado es lo que provocará las
grietas. Las grietas son secundarias al roce de la lengua y las encías sobre el
pezón. Por eso se recomienda introducir bien la areola porque la lengua ha de
trabajar sobre la areola, no sobre el pezón. Si el bebé está bien colocado no
deben producirse grietas.
La grieta no aparece en 5 minutos, hacen
falta varias mamadas. Si la madre nota dolor la primera vez, debe sacar al niño
del pecho y volverlo a poner. Si duele, volverlo a quitar y así hasta que no
duela. No hay que aguantarse el dolor, es así como acaba saliendo la grieta.
Otras causas de grietas son también el
frenillo lingual, la existencia de micrognatia o retronagtia, la protusión
lingual, una especial sensibilidad de la piel del pezón, o el uso de sustancias
irritantes como jabones, o determinadas cremas o incluso determinados
ejercicios que aún se recomiendan (mal hecho). Y por la introducción de
biberones o chupetes.
Puedo saber que hay grietas si hay dolor
desde el principio. Una cosa es una ligera sensibilidad al principio, los
primeros días, debido a que normalmente nadie ha manipulado el pezón tantas
veces como se hace en la lactancia. Pero de ahí al dolor hay un trecho. No debe
doler. Dar el pecho no debe doler, nunca, nada, ni el primer día. También es
indicativo de grietas el hecho de que el bebé vomite sangre (siempre que
hayamos descartado que lo haga por enfermedad), podría ser sangre proveniente
de las grietas de la madre.
¿Qué hago si ya las tengo? Si me salen
grietas, lo adecuado es corregir la causa que las origina. Lo más frecuente es
la posición la mala posición. Corregir la postura e insistir en que la boca
quede bien sellada con el pecho introduciendo bien de areola inferior, con los
labios bien evertidos y el niño bien alineado. Suele ser suficiente. Lo mejor,
siempre, es que acudas a una asesora de lactancia u otro profesional de la
salud (que esté bien actualizado en lactancia), que verifique la posición.
¡¡Cuántas veces he visto en la consulta cómo un sencillo empujoncito del culete
hacia adelante, o de la cabecita del bebé hacia atrás… obran milagros
instantáneos!!
Pero ocurre con frecuencia que la lengua
no puede hacer bien su movimiento, debido a un frenillo. Detectar un frenillo,
sobre todo tipo 3 o tipo 4, es muy complicado para el personal que no está
especializado, y ante la dificultad que sigue y el frenillo no detectado es
fácil que el profesional diga aquello de “dale un biberón”.
Insisto en la importancia de la
valoración de la toma por parte de un experto en lactancia, quien verificará no
sólo el agarre y posición sino también los factores físicos y ambientales que
influyen. De los frenillos hablaremos en otra ocasión.
Con la postura corregida todo mejorará.
Si hay frenillo u otro problema físico detectado y tratado, todo mejorará, pero
si estos factores no se corrigen, aún puedo usar medidas paliativas para
aliviar el dolor y mejorar en todo caso, tanto el dolor de la madre como la
transferencia de leche. No puedo permitir mientras arreglo el problema que mi
bebé siga perdiendo peso o no recupere lo debido o que no gane lo que debería.
Para hacer la toma más corta y así no
tener tanto tiempo dolor, puedo practicar la compresión mamaria. Así consigo
que el bebé esté menos tiempo al pecho (que me duele) pero obteniendo toda la
leche que debe. (Enlace a la técnica de la compresión.)
Antaño se recomendaban unas cremas para
las grietas, tipo Cicatral, Grietum gel, y cremas de este tipo. También alcohol
de 70º con glicerina, Purelan o cremas con lanolina, y lo último que vieron mis
ojos las dichosas pezoneras de cera de abeja que sólo sirven para sacarnos los
cuartos… Todas estas trampas comerciales e inútiles las han probado mis pechos
en mi primera lactancia… Doy fe como madre que tuvo grietas que no funcionan.
Doy fe como asesora de lactancia que no funcionan. E incluso que pueden ser
perjudiciales, ¡y no sólo para los bolsillos!
“Es que a Fulanita le fueron bien”.
Sí, ella mejoró, pero sería porque
corrigió la postura, porque desapareció la causa del dolor, no por la pezonera
o la crema en cuestión.
Por ejemplo, el Cicatral lleva benzocaina
(anestésico). La benzocaina puede producir metahemoglobinemia (La
metahemoglobinemia es un trastorno sanguíneo en el cual el cuerpo no puede
reutilizar la hemoglobina después de que ésta se daña. La hemoglobina es la
molécula que transporta el oxígeno y que se encuentra en los glóbulos rojos) y
toxicidad sistémica si se absorbe. Dándolo en el pezón al mamar el niño lo
absorbería en parte por muy bien que te limpiaras antes. Pero si antes de la
toma te lavas el pezón, como así recomendaban, éste volvía a macerarse siendo
inútil el uso de la crema.
En cuanto a las pezoneras de cera de
abeja, otro timo a 6 euros y pico, pero sobre todo, un peligro para el bebé.
Como todas sabemos un trozo de cera no puede curar nada y por supuesto no va a
evitar las grietas que ya sabemos cómo se evitan. Aunque lo peor como digo es
el riesgo de que tengan esporas del botulismo. Un niño no debe probar la miel
antes del año. (Y después, con cautela añadiría…)
La miel (al igual que otros endulzantes)
puede ser también extremadamente peligrosa para los bebés. Esto se debe a que
al mezclarse con los jugos digestivos no ácidos del niño se crea un ambiente
ideal para el crecimiento de las esporas Clostridium botulinum, que producen
toxinas. Las esporas del botulismo son de las pocas bacterias que sobreviven en
la miel, pero se encuentran también ampliamente presentes en el medio ambiente.
Aunque dichas esporas son inofensivas para los adultos, debido a su acidez
estomacal, el sistema digestivo de los niños pequeños no se halla lo
suficientemente desarrollado para destruirlas, por lo que las esporas pueden
potencialmente causar botulismo infantil. Por esta razón se aconseja no
alimentar con miel ni ningún otro endulzante a los niños menores de 12 meses.
De la misma manera la grasa de la lana de
oveja tampoco cura. La lanolina no va a hacer que la grieta se cierre, no la va
a curar. Como todas sabemos, la grasa, sea del tipo que sea, no cura. Así pues
ni el Purelan ni la lanolina de otras marcas cura nada, no curan las grietas.
Parece sin embargo que la lanolina viene en el pack de la maternidad y raro es
la mamá que no tiene antes de dar a luz ya un botecito en su casa recomendado
por alguien. Y si no lo tienen antes de parir, en seguida alguien se lo
ofrecerá como la panacea cuando surjan las grietas, o peor aún, se lo venderán
para curar. Que conste que no estoy en contra de la lanolina, como hidratante
es una crema magnífica, ¡¡pero no cura las grietas!! Yo la uso para las manos,
para los labios agrietados, los talones secos y sobre todo cuando hay muchos
mocos y se seca la nariz de tanto sonarte con los pañuelos de papel. (Por
cierto, los pañuelos de tela eran estupendos, ¿por qué ya no se usan?)
Puede que me digas que la usaste y te
funcionó. Sí, como he dicho antes lo que funcionó es que aunque sólo fuera por
ensayo/error, por probabilidades, la postura mejoró. O quizá el niño creció
(con lo que su boquita aumentó de tamaño) y la grieta se curó. Pero no fue por
echarte grasa en la tetas. Para hidratar y si tienes el pezón sensible, te
vale, pero repito: NO CURA LA GRIETA.
No deja de asombrarme de igual modo que
aún hoy hay personas (que suelen ser la madre, suegra, cuñada, vecina…) o peor
aún, profesionales de la salud, que siguen recomendando hacer trabajitos
manuales en los pezones durante el embarazo para “prepararlos”, sobre todo si
están planos o invertidos. Veamos, no hay que preparar nada. Nuestro cuerpo es
sabio y está muy bien diseñado. Las glándulas de Montgomery de nuestras areolas
ya se encargan de lubrificar la areola (por cierto, se dice areola y no
aureola* o cosas así. ¿Acaso la teta tiene aura?). Los llamados ejercicios de
Hoffman y cualquier otra manipulación del pecho ya han demostrado su
ineficacia. Preparar el pezón para la lactancia es tan absurdo como preparar
los ojos para la visión o preparar el corazón para latir… Recuerda, en tu
embarazo no debes hacer ningún tipo de ejercicio ni manipular de ningún modo
tus pezones. Ni aunque estuvieran invertidos o fueran planos. La naturaleza ya
se encarga de todo de manera sabia. Otro día hablaremos de eso, de los pezones
planos e invertidos.
Llegados a este punto, ¿qué hago pues si
a pesar de todo me salieron grietas?
S Ir
a tu grupo de apoyo o a tu asesora de lactancia. Es curioso, porque nadie duda
que si no veo bien voy a ponerme gafas. Si no oigo, me pongo un aparato, si me
duele la pierna voy al especialista de turno. ¿Por qué no voy al especialista
en lactancia cuando surge un problema? –La especialista en la lactancia es la
asesora de lactancia, y mejor si es IBCLC—
S Es
conveniente que nos dé el aire en los pezones lo máximo posible. Esto en verano
es más fácil. Y si puede darnos un poco el sol, mejor. Ponte en la ventana al
sol un rato, siempre y cuando no tengas vecinos mirones… o sí, así alegrarás al
vecindario. J
S Puedes
usar unas conchas aireadoras para ayudar a que estén al aire más rato y sobre
todo porque evitan el roce directo del sujetador, o del disco absorbente con el
pecho evitando así la maceración del mismo.
S En
casos concretos puede aliviar el uso de pezoneras de silicona, finas y de la
talla adecuada, pero con prudencia y supervisada por la asesora. Luego son
difíciles de retirar y pueden ser causa de una peor transferencia de leche.
S No
untar cremas como hemos visto. Si encima lo taparas, aquello se macera que da
gusto. ¿Te has fijado cómo se quedan las heridillas cuando te pones una tirita?
Mejor que estén al aire…
S Si
parece que hay infección, es preferible no aplicar la propia leche tras la
toma. Y en este caso usar una crema antibacteriana con mupirocina puede venir
muy bien, tipo bactroban o plasimine.
S Por
supuesto corregir la causa. Esta es la clave.
S Variar
posturas con frecuencia, hasta encontrar la que nos va mejor.
S La
única prevención e las grietas es acudir a un grupo de apoyo ya desde el
embarazo. La información es poder.
S Se
pueden tomar analgésicos para el dolor.
S Los
discos de hidrogel pueden aliviarnos.
S Se
puede hacer lactancia diferida hasta que se curen.
Para terminar, una cita
“Mujeres con poca leche hay muy pocas;
madres con leche de mala calidad ceo que aún no se ha encontrado ninguna; pero
los fallos en la técnica de la lactancia son el pan de cada día.”
Carlos González, pediatra especialista en
lactancia.
Fuente: http://asesoradelactancia.blogspot.com.ar/2012/01/las-grietas.html
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