jueves, 24 de enero de 2013
No sé por dónde empezar, no
sé cómo expresarme sobre este tema tan controvertido, tan trillado y muchas
pensarán que a dónde voy yo queriendo hablar de lactancia si no he amamantado a
mi hija... pues lo voy a hacer como me salga de la punta de los dedos. Pero a
ti que estás leyendo esto, quiero que no lo tomes a mal, que es mi experiencia,
que es mi opinión, que son mis pasos en este camino que aún para mi no ha
terminado.
Para mi no había opciones,
era teta o teta. Es el alimento para los bebés, no es el mejor, ni el más
beneficioso... no... es EL ALIMENTO PARA LOS BEBÉS. El biberón no lo tenía ni
como una opción, no había comprado biberones, no había comprado nada
relacionado. Para mi el biberón era el último recurso si la lactancia no podía
establecerse y es una pena las mamás que sí lo toman como una opción, como si
fuese lo mismo. Y sí, es cierto que yo me crié con biberón, XImena también y
muchos niños del mundo se crían con biberón y no les pasa nada, no se vuelven
tartamudos ni les crece un tercer brazo... pero no es el alimento natural, el
que da nuestro cuerpo para nuestros hijos.
Recuerdo que cuando nació
Ximena ella estaba tan dormida por la epidural que no mamaba a pesar que yo,
aún a las 3 de la madrugada, estaba tirada con ella en la cama con mi pecho en
su cara, que pedía ayuda a Pablo para sentarme
y seguía con la teta al aire. A pesar de todo eso, las profesionales de
la Residencia de Cantabria, muy bien preparadas, me ayudaron un montón para que
Ximena saliera mamando de allí a pesar que la doctora me dijo que aún no me
había subido la leche. Después me rodeé de un grupo de lactancia en mi centro
de salud, que lo llevaba la matrona que me atendió durante todo mi embarazo. No
me salió leche, qué le vamos a hacer; no me salió leche y no lo digo yo, que me
lo dijeron los expertos en el tema.
Me acuerdo también el dolor
de las palabras que leía sobre la lactancia materna, las palabras que
satanizaban la dada del biberón... me dolía en el alma leer que la lactancia
era más que dar alimento, que el biberón era frío, que no tenía cerca a mi hija
y que por lo tanto no tenía ese vínculo con ella como las que lo tienen las han
dado o dan la teta. ¡Qué dolor!
Pero nadie se molestaba en
decir que dar el biberón no está reñido con dar el pecho. No, no hablo de
lactancia mixta si no de dar alimento a través del biberón y lo demás con el
pecho. Algo me hizo "click" en la cabeza y me negué a que mi hija se
quedara sin mi a la hora de ser alimentada. Si es cierto que a veces no podía
cargarla por el tema de la fibromialgia y me tuve que inventar unos cuantos
trucos para no tener que sostener el biberón, pero siempre cuando quería y yo
podía, le daba el pecho. Hasta los seis meses fue así y de repente de unos
meses para acá también.
De verdad nunca os habéis
parado a pensar lo delicioso que es que tu hijo te mire de reojo, te abrace el
pecho con su mano y con la otra te rodee la cintura. Que te diga "mamá,
tupete" y que después de pegar unas cuantas chupetadas diga "mmmmmmmmmm
icoooo!"... de verdad os vais a perder esa delicia por dar el biberón?.
Cuando otras blogueras han
escrito sobre la lactancia materna y la artificial me da la sensación que lo
separan de una forma que exclusiviza la lactancia, que no dan una visión más
amplia a las madres, de la importancia de dar el pecho y es una madre que
recurre a nuestras experiendias, que está en busca de ayuda, consejo, consuelo
etc. Parece que dicen que como no das el pecho y das el biberón, todo ese
vínculo, todo ese calor, todos esos sentimientos de apego positivos para la
relación maternofilial y el desarrollo emocional del niño etc. se han
acabado... ¡NO SE ACABA! ¡puedes seguir ofreciéndoselo! quizás de nuestros
pechos no haya salido leche, pero desde luego pueden salir arcoiris llenos de
amor, como si de un cuento se tratase, brillantina, corazones.
A esto se le llama
lactancia seca. Lo he hecho con Ximena durante los 6 primeros meses de su vida,
lo he hecho desde que cumplió los 18 meses, sorpresivamente y hasta ahora que
me lo pide, y sea donde sea yo se lo doy. Ha hecho darme cuenta que es algo
instintivo, que es algo más que alimento, que es una forma de conectar, de
pedir cariño, de pedir mimos, de conectar con nosotras. Puede incluso que para
mi haya sido una señal que me muestra la capacidad que tengo de dar lo que ella
necesita, y de poder dar leche en un futuro cuando tena otro hijo.
Ojalá mi experiencia y mi
visión con el tema de la lactancia os haya servido de algo, aunque sea de
consuelo, que no se acaba el mundo por dar el biberón, que quieres igual a tu
hijo pero que aún puedes compartir esa intimidad que sólo tú, mujer, y tu hijo
podéis tener y nadie más le puede ofrecer.
Publicado por Diana
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