martes, 29 de enero de 2013

La cesárea con-tacto


Febrero 25, 2010 por el parto es nuestro
por Laura G.Carrascosa
El Dr. Fisk es sin duda para muchas madres que han pasado por una cesárea un héroe.
Llenó las noticias de prensa por descubrir al mundo hace año y medio una novedosa forma de realizar la operación quirúrgica más frecuente en los hospitales de nuestro entorno. Sí. Hablamos de la cesárea ¿sorprendido? Pues tome nota, porque hablamos de esa operación que hoy en día se hace tan a la ligera que apenas nadie se cuestiona el grave efecto que ejerce sobre la madre y el bebe que está naciendo… Bueno, eso, hasta que llegó Fisk



Fisk es un médico australiano que consternado por ver como la cesárea roba a la madre y al bebé el momento más trascendental de su vida sin poder formar parte activa del mismo, se decidió a poner un poco de tacto y de cariño, de emoción y de cercanía a este evento para que la madre, que hasta ese instante, había sido la fuente de la vida, la portadora de ese bebé no tuviera que vivir como alguien le extrae a su bebé para, sin apenas verlo mas de unos segundos, fuera llevado lejos de ella durante horas hasta poder reencontrarse de nuevo.
Gracias a Fisk, el bebé no nacerá de forma brusca mientras alguien tira con fuerza de él, ni verá como desconcertado tiene que soportar dolorosas pruebas médicas y sobrevivir alejado de su madre durante las horas más importantes de su vida.

Gracias Fisk, muchas mujeres dejaran de tener una herida en el corazón que se sume a la herida que cruza su vientre de lado a lado.
Fisk lo denominó la cesárea natural, pero a mi me cuesta usar la palabra natural en un acto tan quirúrgico… en una manera tan antinatural de nacer… Así que, con su permiso, lo rebautizaré como la cesárea con-tacto
Fisk sorprende introduciendo muchas novedades.

A mi la que más me fascina es la que él y su equipo denominan proceso de EXIT (acrónimo de Ex utero Intrapartum Treatment surgery to establish the neonatal airway: técnica quirúrgica para establecer la respiración intra-parto fuera del útero). Esto no es ni más ni menos que dejar que el bebe se auto-reanime solo, suave y dulcemente, sin prisas, sin tirones. El obstetra saca su cabecita y a partir de ahí, manos fuera, el obstetra sólo sostendrá al bebé quien por sí mismo sacará la cabeza y los brazos de la incisión y mientras permanece unido a la circulación placentaria…

Es como no cortar el cordón umbilical hasta que deja de latir en un parto normal. El bebé inicia la respiración sin traumas mientras las contracciones del útero materno le ayudan a expulsar el líquido de sus pulmones con lo que las desagradables prácticas pediátricas de aspiración de las vías aéreas se hacen ahora innecesarias.
Si en este instante, ud. lector, siente preocupación por la madre porque pueda sufrir un mayor sangrado, tranquilidad; el bebé en este proceso es quien tapona la herida, así que el sangrado es mínimo. Es una manera realmente segura para ambos.

Y una vez que respira y nace… directo a los brazos de mamá. Sí. Nada de ir a observación a un frío nido bajo una lámpara de calor que imite torpemente el dulce pecho de mamá. Fisk, lo sabe bien.
No hay nada mejor que el piel con piel y encima de mamá se puede observar al bebé y hacer el test de Apgar. Sobre el pecho de mamá, el bebé tendrá todo lo necesario para vivir y recuperarse de la dura experiencia: calor, alimento y mucho amor.

¿Y papá? Ah! Fisk tampoco se olvidó de él.
Papá también es importante. ¿Cómo podríamos dejarlo fuera? Él también lleva nueve meses soñando con ver y abrazar a este pequeñin. Durante el nacimiento, se baja la cortinilla del campo estéril y juntos, papá y mamá, viven emocionados la salida de su bebé del que hasta ahora ha sido su dulce hogar
Algunos médicos dicen que hacer cesáreas respetadas, cesáreas con tacto, con amor, donde se intente que la madre y el bebé sufran el menor trauma posible sin que se afecte el vínculo madre-bebé tan vital para su desarrollo, es imposible, que es irreal.

Fisk ha abierto la puerta, ha enseñado que hacer las cosas de otra forma es posible y lo demuestra con la experiencia de más de 100 cesáreas hechas con-tacto, con piel-con-piel, sin resultados adversos y con unas familias felices.
Realmente no hacen falta grandes medios, solo querer hacer.

Siempre existen personas dispuestas a mejorar nuestra calidad de vida

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