El enfoque edulcorado de
la maternidad está cada vez más en desuso, y hoy las mujeres encuentran eco
para quejarse sin culpa o ser mal vistas por eso
Por Soledad
Vallejos | LA NACION
''Está bueno saber que hay una parte de la maternidad muy difícil'', dice Belén Casserly, mamá de Matilde. Foto: Ignacio Coló |
El modelo de madre
abnegada como causa de un hijo perfecto es un mito casi desterrado. La dulce
espera también tiene su lado más amargo, y animarse a ser políticamente
incorrectas con respecto a la maternidad dejó de ser un tabú para las mujeres.
Belén Casserly (28),
mamá de Matilde, de apenas dos meses, siempre les pedía a sus hermanas que ya
habían tenido hijos que le contaran "la peor parte" de la historia,
el costado más difícil de la maternidad. Su hermana, Victoria, madre de Olivia,
de 3 años, y ahora embarazada de casi nueve meses, fue contundente: "Te
dicen que vas a ser la mujer más feliz del mundo, todo es un cuento color de
rosas, meloso y edulcorado. Pero es mentira. Nadie te dice de la depresión
posparto [¡Lloré durante un mes y medio!], que el tercer día parecés Luciana
Salazar y no podés más del dolor, que hay una personita que depende
absolutamente de vos y ni siquiera tenés tiempo de ir al baño, que no estás más
embarazada, pero frente al espejo estás igual, y encima todo el mundo opina.
Porque mientras el bebe está en la panza es muy fácil, pero cuando nace,
sonaste...", dice Victoria, con descaro y humor irónico. Y enseguida,
agrega: "Todo esto lo puedo decir ahora, pero cuando Olivia recién había
nacido, me daba culpa de sólo pensarlo. Me sentía la peor, mala, sufría mucho.
Amo profundamente a mis hijos y me reconozco una mujer madraza, pero las
fantasías sobre el embarazo y el nacimiento no son como la mayoría se las
imagina. La realidad es otra, y los cambios son muy fuertes. A mí la terapia me
salvó, y haber encontrado un lugar para expresarme sin sentirme mal por eso fue
fundamental. Con el segundo cierro la fábrica, y mucha gente me dice: «Ay, ¿no
querés tener uno más?». No, porque tengo un sistema nervioso que también tiene
que sobrevivir", responde Victoria, entre risas.
Mujeres y expertos en
crianza lo confirman, y reconocen que los sentimientos ambivalentes -como el de
ser plenamente feliz por ese nuevo hijo traído al mundo y, al mismo tiempo,
querer armar las valijas en la medianoche y desaparecer del planeta para no escuchar
más ese llanto que no se detiene- no hacen a una mujer peor ni mejor madre,
"sino más bien la muestran un poco más humana".
Con Olivia en brazos, de 3 años, y esperando a Salvador, Victoria Casserly está agotada, y lo confiesa. Foto: Gustavo Bosco |
Pero Belén no tiene
reparos en ventilar sus quejas, su malestar, su cansancio y sus ganas de
recuperar su figura, su trabajo y su tiempo libre.
"La noche después
de la cesárea fue la peor de mi vida, tenía tanto dolor que quería que me
dieran morfina. Vino la enfermera y me preguntó si queríamos que se llevaran a
Matilde un ratito a la nursery. No lo dudé, sí obvio, no puedo más -cuenta
Belén a la nacion-. Era lo mejor para el bienestar de todos, aunque pedí que
cuando tuviera hambre, me la trajeran; yo quería amamantarla siempre."
El fenómeno de revelar
el lado B de la maternidad, de admitir que las responsabilidades de la crianza
hoy colisionan más que hace algunas décadas con el mundo profesional de las
mujeres, sus proyectos laborales y otros aspectos personales que también
necesitan ser atendidos, se expone con mayor frecuencia en películas, libros y
hasta algunas obras de teatro. Guía (inútil) para madres primerizas , de las
periodistas Ingrid Beck y Paula Rodríguez; Y un día me convertí en esa madre
que aborrecía , de Sonia Santoro, son algunos de los títulos que abordan el
tema.
"También hay un
libro que escribió un obstetra del hospital Italiano que está genial, pero me
enteré recién cuando ya estaba de cuatro meses, sino te juro hubiera esperado
un poco más para quedar embarazada", remata Victoria, con una carcajada.
El título al que hace referencia esta mujer son, en realidad, varios libros que
ha publicado el doctor Mario Sebastiani, después de 38 años de carrera y de
haber atendido una cantidad aproximada de... ¡9000 partos! En Lo que nadie te
contó del embarazo y del posparto; Embarazo, ¿dulce espera? y ¿Por qué tenemos
hijos? , el experto cuestiona varios de los lugares comunes acerca de la
maternidad y, como diría Belén Casserly, cuenta "la peor parte" de la
historia. "El que diga que la maternidad es sencilla es deshonesto o
distraído. Además, el hecho de pensar que es algo natural hace que las mujeres
crean que todo se desarrollará sin dificultades, y que las respuestas de su organismo
y de su psiquismo se adaptarán fácilmente a los cambios. Y esto no sucede así.
Pero el problema es que, como la sociedad festeja el embarazo y el parto, las
mujeres no encuentran eco para manifestarse, y sufren en silencio para no ser
tildadas de "malas" o "desagradecidas", desliza Sebastiani.
María Lang y su pequeño Dimas; ''Es difícil manejar la culpa''. Foto: Ignacio Coló |
La reflexión de la
psicóloga Marisa Russomando, especialista en maternidad y crianza, se centra en
una figura más
contemporánea de la mujer. "Si estamos de acuerdo en que la
mujer actual tiene diferentes centros de interés, que la maternidad no es su
único e inefable destino, por qué esperamos que no haya días buenos y otros no
tanto, noches de ensueños y otras de pesadillas. Por qué suponemos que una
mujer, por el hecho de ser madre, deja de tener sus crisis, sus gustos, sus
contradicciones, sus angustias, sus miedos y sus elecciones. Si no tuviera la
imagen de una madre como aquella mujer que soporta todo, con una paciencia
inagotable, con ganas de estar con sus hijos todo el día y su imborrable
sonrisa, tal vez, las madres podríamos pasarlo mejor desde el primer día. El
vínculo con el bebe, como todo vínculo, se construye paso a paso, con días
buenos y otros difíciles."
Sin embargo, la
psicóloga Ileana Berman considera que, actualmente, el lugar de la maternidad
está muy desvalorizado. "Tener un hijo significa bajar las revoluciones,
quedarse en casa, estar todo el día con ese bebe. Las mujeres hoy quieren
despegar cuanto antes, salir a trabajar y a revivir la adrenalina perdida. Los
sentimientos ambivalentes siempre existieron, el amor y sus sombras, pero hace
varias décadas era un lugar de reconocimiento que ahora se ha perdido".
Para María A. Lang (38)
y madre de dos hijos, el más pequeño, Dimas, de nueve meses, los primeros
tiempos siempre son los más difíciles. "Hasta el año es la etapa más dura,
pero las mujeres tenemos que aprender a decir que no. Queremos hacer todo y
volver rápido a nuestra rutina, y es imposible. Además, a diferencia de antes,
hoy las madres estamos más conectadas con las necesidades emocionales del bebe,
y eso complejiza aún más la situación. Lo cual es un arma de doble filo, porque
el agobio llega más rápido."
EL HOMBRE Y LOS PAÑALES
Si quejarse de sus propios
bebes dejó de ser tabú para las madres 3.0, también hay que reconocer que los
hombres, cada vez más, participan de la crianza de los hijos. Son más afectivos
y, por qué no, "maternales". Mamaderas y pañales forman parte de sus
rutinas diarias mientras las madres no están en casa. "La flexibilización
de los roles de madre y padre diluyó, en parte, las marcas propias de la
crianza. Hoy necesitamos hablar de familias en plural como de modos posibles de
encarar la maternidad, y cuanto más aceitado esté el equipo, cuanto más
apuntalada y comprendida se sienta la mamá en su desborde, menores serán los
efectos en los vínculos", opina Susana Mauer, especialista en niñez y
adolescencia.
La pediatra Luciana Meni
Battaglia, que trabaja en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde, asegura que
"tener sentimientos encontrados es totalmente normal, forma parte del
crecimiento como madre y les pasa a todas las mujeres, aunque muchas aún no lo
digan. Pero eso no significa que quieran menos a sus hijos, son cosas que deberían
charlarse con la pareja para repartir los roles".
Advertidas, con ayuda de
sus maridos y conscientes del acto altruista de traer un hijo al mundo. Da
igual, siempre aparece el reverso de la historia. Pero ser políticamente
incorrectas con respecto a la maternidad está bien visto. "Ya no soporto
más la panza, quiero que me lo saquen ya, por favor", ruega Victoria, a
pocos días de parir. Feliz y contrariada. Como la maternidad misma.
LOS PADRES, UN NUEVO
PAPEL
Son más afectivos,
colaboran y piden participar
·
Colaboración
El nuevo padre es muy
diferente a los de décadas pasadas. Ahora asume tareas que antes eran casi
exclusivas de las madres, como cambiar pañales, levantarse a la noche, cocinar
y bañar a sus hijos
·
Acompañamiento
Durante la crianza los
padres hoy están pendientes de las responsabilidades que implica participar de
la consulta al médico, las reuniones en las instituciones educativas y realizar
actividades antes asumidas como de madres. Los padres piden -aunque a veces se
malinterpreta- estar cerca
·
Más afectivos
La nueva
paternidad, sin generalizar claro, basa muchas de sus acciones en el
acercamiento afectivo con los hijos. Los padres hoy le dan más importancia al
hecho de que sus hijos los quieran más que los respeten como antes.
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