El embarazo-parto-puerperio conforman una
etapa en la que se producen grandes cambios en la vida de la mujer, a todos los
niveles, el camino hacia la maternidad es toda una experiencia cargada de
necesidades, expectativas, emociones a flor de piel, miedos, luces, sombras…
Por las características
de nuestra cultura, es una etapa, en la que a menudo estamos desconectadas de
lo que verdaderamente necesitamos, me iré explicando qué quiero decir a lo
largo del post.
Dos caracteristicas de nuestra cultura:
la negacion del
sufrimiento y la fe en la tecnologia
Negación del sufrimiento
Aunque es cierto que en
ocasiones un embarazo puede complicarse, es de perogrullo decir que esta etapa
en sí no es una enfermedad, y, que la mayoría de las veces, todo fluye con
normalidad.
Ahora bien, nuestra
cultura, sabemos, que se caracteriza por la negación (=no aceptación) del
sufrimiento, del envejecimiento y de la muerte…
Ya desde la infancia se
oculta a l@s niños la muerte (con la equivocada idea de que así evitamos que
sufran), y también se les reprimen las emociones negativas: “no llores que eres
mayor para eso”, “no estés triste que no es para tanto” y un largo etc. El
mensaje recibido a lo largo de la infancia (y que quedará grabado para toda la
vida) es que las emociones negativas hay que reprimirlas/negarlas, cuando lo
ideal sería: validarlas/aceptarlas, nombrarlas y posteriormente tratar de
aliviar la tensión como bien dice el psiquiatra Paul C. Holinger en su
recomendadísimo libro “Qué dicen los bebés antes de empezar a hablar”.
En otras culturas, en
cambio, saben aceptar las emociones negativas y están más preparad@s para
afrontar/asumir el sufrimiento y la muerte. Existen culturas en las que la muerte
la aceptan sin tabúes como un proceso natural, sin darle esa dimensión trágica
a la que estamos acostumbrad@s.
El caso del duelo por la
pérdida de un embarazo o un recién nacido es el caso más típico de la negación
social del duelo. Las parejas sufren un duelo negado/silenciado, donde su
entorno en lugar de ayudarles, les “des-ayudan” (con la mejor intención) con
frases que banalizan su pérdida, tales como: “bueno, mejor ahora y no más
adelante”, “eres joven, ya tendrás más”, o “eran unas células de nada”… lo
cual, añade más sufrimiento, no me extiendo más, ya que de todo esto hablé en
este post: http://www.miriamginecologia.com/blog/?p=755
Fe ciega en los avances tecnológicos
Por otro lado, nuestra
sociedad es una sociedad de los avances tecnológicos. Ahora que nos separamos
de la religión, que era, según Marx, “el opio del pueblo”, podríamos decir que
nuestro nuevo opio es la “fe ciega” en los avances tecnológicos. Típica frase
cuando sufre alguien alguna pérdida de algún ser querido: “como es posible que
haya sucedido esto con los avances que hay?”. Esta frase encierra una negación
absoluta al sufrimiento y a la muerte y una fe ciega en “los avances”. Por
mucho que avance la ciencia no vamos a erradicar el sufrimiento ni la muerte.
La evidencia científica
ha demostrado que muchas prácticas intervencionistas que se hacen de forma
rutinaria durante el parto son contraproducentes, bien, a pesar de esto, estas
prácticas son muy difíciles de erradicar, uno de los motivos es que se requiere
tiempo para cambiar la inercia de lo que es una rutina institucionalizada ya de
muchos años, y el otro motivo es el poco apoyo a nivel social (cuando hablo de
sociedad me refiero a todos: tanto l@s profesionales sanitarios como l@s
usuari@s), pues en general se tiene poca confianza en la evolución natural de
los procesos naturales del cuerpo, así, cuando algo sale mal, si se hizo mucho
intervencionismo (por muy innecesario que éste fuera) se dice: “hicieron lo que
pudieron”, ante el mismo resultado si no se hizo intervencionismo innecesario,
en lugar de ser un consuelo la idea de que al menos evitaron hacerle
“perrerías” innecesarias dirán: “es que no hicieron nada”, y, a pesar de que el
no intervenir hubiera sido lo correcto, como el resultado ha sido malo es fácil
acabar en los juzgados, esto dificulta el cambio, por eso, en nuestra cultura,
la contraproducente medicina defensiva de los “por si acaso” está a la orden
del día. Recuerdo cuando era residente, algún ginecólogo que otro que nos
aconsejaba: tal como está la justicia es preferible que te denuncien por una cesárea
de más que por una de menos, así es que a la mínima mejor una cesárea. Por todo
este miedo a todo y por la medicina defensiva se han disparado las cesáreas a
porcentajes que indican (según la OMS) que no estamos haciendo bien las cosas.
¿Tecnología sí o no?
Indudablemente SÍ, pero en los momentos que la evidencia científica indique su
idoneidad, NO a las intervenciones innecesarias que según la evidencia pueden
ser perjudiciales
Morir, lo mismo que nacer
En la muerte pasa
exactamente lo mismo, hemos perdido la posibilidad de tener una muerte digna,
tranquil@s en casa rodeados de la familia, ahora parece que si no mueres en un
hospital rodead@ de tecnología no has hecho lo suficiente. Cuando un abuelito
está a un tris de morir y sabemos que la muerte está ahí sí o sí, aunque no
haya nada que pueda salvarlo lo llevamos al hospital rápidamente, donde la
muerte será más fría sin el contacto humano que le proporcionaría una muerte
digna en su hogar con sus familiares.
El embarazo vivido en base a los miedos las expectativas y
las exigencias
El miedo
Durante el embarazo,
suele existir cierto miedo (unas personas más que otras), confiriéndose (en
muchos casos) a la tecnología médica fe ciega de que nos librará de todo lo
malo. Bien es cierto que el control del embarazo puede protegernos de muchos
problemas, pero a pesar de esto, los controles adecuados no garantizan al 100%
que invariablemente todo vaya a salir bien, además, por otro lado, el hacer más
controles médicos de los necesarios tampoco van a mejorar los resultados (a
veces, incluso hasta los pueden empeorar), el embarazo puede complicarse en
cualquier momento a pesar de que todo haya evolucionado correctamente, sin
embargo, no estamos preparad@s para asumir esta posibilidad.
Por todo esto, es normal
que muchas veces nos veamos necesitadas de aumentar el número de controles
médicos, unas más que otras, dependiendo también de experiencias pasadas.
Ojo! lo que decida de
forma consciente cada mujer es totalmente respetable, este post no va dedicado
a juzgar las decisión que tome libremente una mujer de hacerse más controles de
los necesarios, no soy quien para juzgar (es más, yo lo hice voluntariamente en
alguno de mis embarazos), lo que pretendo es que nadie se engañe ni se haga
falsas expectativas: las embarazadas deben saber los controles innecesarios es
raro que aporten algo que no aporten los controles que según la evidencia
científica se consideran necesarios, e insisto, el que todo vaya bien no
garantiza al 100% un/a hij@ sano, en Medicina no existe 100% en nada.
Las expectativas
Las expectativas de un
embarazo ideal en base a los modelos socioculturales construidos también hacen
lo suyo.
En una sociedad del
bienestar, que, además de la negación del sufrimiento, se caracteriza por el
culto a la belleza y el consumismo, sociedad en la que se vive deprisa, se
construyen modelos de embarazos/maternidades muy superfluos que pueden
influirnos en que vivamos esta etapa desconectadas de nuestras verdaderas
necesidades.
El modelo de maternidad
ideal nada tiene que ver con la realidad: así, el ideal de maternidad que se
impone es el de una mujer lineal, en la que ni el embarazo ni el parto ha
cambiado ninguna parcela de su vida:
-ni su figura: para lo
cual nos venden: miles de productos/trucos/consejos para lucir bellas en el
embarazo, potingues para prevenir estrías, otros tantos para evitar manchas,
otros para relajarnos, otros para cuidarnos el pelo, otros para ayudar a
recuperar rápidamente la figura tras el parto…
-ni su apetito sexual: nos
hablan en las revistas de moda de embarazo de “trastornos sexuales tras el
parto” (perdona? he oído bien?), pues sí, he visto tratar este tema en más de
una revista para embarazadas dando a entender que es anormal que baje el deseo
sexual tras el parto. Así que toca “esforzarse” para tener ganas y a comprar
lubricantes se ha dicho para tener “atendida” a tu pareja, porque claro, es muy
importante que tu pareja siga su vida igual (que traer un hij@ al mundo por lo
visto no cambia las cosas nada). Es demasiado, de un proceso normal se sacan de
la manga que no estamos bien, resulta que ahora va a ser anormal que baje el
deseo sexual durante un tiempo tras el parto. Que cuando hay que retomar las
relaciones? Pues cuando te lo pida el cuerpo! Es normal que no tengamos
precisamente el deseo sexual a flor de piel durante un tiempo, nuestra pareja
debe tener paciencia y entender que esto es una etapa natural, porque lo que
necesitamos es estar volcadas con el nuevo bebé y no en contentar sexualmente a
la pareja.
-ni su vida, su bebé es buenísimo: es aberrante decir que un bebé
sea bueno o malo, no existe esto, lo que existen son adultos que comprenden o
que no comprenden las necesidades de un bebé. Un bebé necesita sentir
constantemente a su madre, no entiende donde termina el cuerpo de su madre y
donde comienza el suyo, se siente como un todo junto a su madre. Y encima nos
venden la necesidad de que hay que acostumbrarlos a que no demanden, dejarlos llorar,
separarlos de la madre… También el lenguaje está lleno de frases hechas que
normalizan lo que en realidad no es normal, como: “no lo cojas en brazos que se
acostumbra”, “no pasa nada que llore, eso es bueno para los pulmones” (qué
barbaridad!)… Todo este desapego es contraproducente para su desarrollo
emocional posterior, los bebés necesitan construir un apego seguro con su
madre, pues se ha demostrado sobradamente (ya desde la teoría de Bowlby) que
esto influirá para el resto de su vida (incluso en su etapa adulta).
-ni su trabajo: tan
cortas esas bajas maternales, qué poquito cuida nuestra sociedad la maternidad,
pero encima se nos da a entender que esto es genial: que así desconectas de las
“obligaciones” con tu bebé, que te realizas como mujer… volvemos a lo mismo: en
el modelo social de maternidad ideal nada cambia en la mujer.
Nuestra sociedad no
apoya la maternidad, está ciega frente a las necesidades del bebé y de la
madre. Las sociedades que apoyan la evolución natural de la maternidad son sociedades
más pacíficas, pues la neurociencia ha demostrado sobradamente el apego seguro
madre-hij@ da lugar a futuros adultos más empáticos, más seguros, con mayor
inteligencia para gestionar sus emociones y menos propensos a enfermedades
mentales. Por eso invertir en cuidar a las madres es invertir en una sociedad
futura mejor.
Que se nos meta en la cabeza: la madre necesita estar con su bebé, eso es lo normal, lo
que está en sus genes, lo que le pide su estado neurobioquímico que se produce
en esa etapa y nos empeñamos en verlo al revés: las mujeres que rápidamente
vuelven a su vida tal y como era antes, en un tiempo record sin apenas notarse
el paso de la maternidad por su cuerpo son las “superwoman”, en cambio, las que
se dan permiso para vivir esta etapa con toda su plenitud se les etiqueta de
ñoñas, antiguas, marujas o de flojas…cuando en realidad son las más sabias,
porque esta etapa pasa, y luego nos arrepentimos de no haberla disfrutado al
cien por cien.
Esta patología inventada
por nuestra cultura que se llama síndrome del nido vacío ¿no será producida
porque no se disfrutó de la maternidad con la intensidad que se requiere en su
debido momento? Si nuestr@s hij@s están llen@s de madre y las madres llenas de
hij@ y se han satisfecho adecuadamente cada etapa, seguramente, no habría nido
vacío, aceptaríamos la nueva etapa con la alegría de verl@s volar. De este tema
profundizaré en el siguiente post que tengo pensado sobre la menopausia.
“Para criar a un niño se necesita una tribu entera
(proverbio africano)”
Las exigencias: no
confundamos las necesidades verdaderas madre-bebé con las necesidades
inventadas por nuestra sociedad
Cuando somos madres
comienza la cuenta atrás, así es que tenemos que recuperar la silueta y estar
monísimas cuanto antes, volver al trabajo, “atender” a nuestras parejas, a
nuestras amistades (uy! algunas visitas insufribles recién paridas!), lucir
sonrisa, el “aquí-no-ha-pasado-nada”, si el bebé solamente come y duerme
estaremos orgullosas, las que no tienen esos bebés que no dicen ni pío
envidiarán a las otras, eso sí, todos monísimos (de rosa si son niñas o de azul
si son niños)…
Las amistades con toda
la buena intención ofrecen su ayuda al revés: en lugar de ofrecerse a ayudar
para que la madre esté tranquila con su bebé, se ofrecen para estar con el bebé
para “librar” a la madre de sentirse “atada” a semejante criatura
Nuestra sociedad del
consumismo y del vivir “de puertas para afuera” favorece el desapego
madre-bebé. Entre otras cosas nos esmeramos en comprar todo ese “kit” para el
bebé (ay! como nos volcamos en tener esos kit de revista a la última moda todo
conjuntadito: carro, cuna, trona, cuco, columpio musical, moisés, ositos,
maripositas, carruseles, medallitas, habitación con su mobiliario de bebé etc).
No pretendo criticar esto de los kit, esa no es la intención, es respetable que
cada cual compre lo que quiera (yo también lo hice en su día) lo que quiero
decir es que la fiebre consumista no debe desconectarnos de lo verdaderamente
importante: los bebés no necesitan nada más que una sola cosa, esa cosa se
llama CUERPO MATERNO: contacto, que se les acurruque, que se atiendan sus
necesidades cuando lloran. Que no nos suplanten las verdaderas necesidades por
falsas necesidades.
Choque de las expectativas con la realidad
Con esta visión de la
maternidad tan desconectada de las necesidades de la madre y el bebé, es fácil
entender el choque con la realidad que sufren muchas mujeres tras el parto.
Resulta que lo que
necesitas es totalmente diferente a lo que tu cultura te ha hecho creer. Tus
hormonas, la interacción de las mismas con tus neurotransmisores dota a tu
cuerpo de un instinto que no sabes descifrar porque no hay conexión entre lo
que te dice tu cuerpo y lo que te dice tu mente. Es en este punto donde se
produce el choque, ahí está la desconexión, donde no comprendes qué está
pasando, te encuentras mal, también te sientes culpable por no estar a la
altura de lo que esperabas de la maternidad, te entristeces y te sientes aún
más culpable por no lucir esa sonrisa permanente de oreja a oreja que se
esperaba de ti.
Este choque entre lo
natural y lo cultural es lo que nos hace percibir la maternidad como una etapa
dura. Si nos dejásemos llevar por la sabiduría de nuestros cuerpos dejando
fluir las verdaderas necesidades del tandem madre-bebé, viviríamos la
maternidad como una etapa gozosa, no sentiríamos la presión ni el choque entre
lo que esperábamos y lo que en realidad es ser madre.
No se trata de ser una
madre abnegada, sino todo lo contrario: disfrutar de una maternidad gozosa,
dejarse mecer por el ritmo natural de esta preciosa etapa.
Mis consejos como madre
Tengo cuatro hijas, con
la primera no supe disfrutar su etapa de bebé todo lo que me hubiera gustado.
No supe entender la tristeza que me invadía durante unos días, no supe tantas
cosas que me hubiese gustado saber, sentía pánico de ver como un ser tan
indefenso pudiera necesitar tanto de mí. Ojalá hubiese tenido toda la
información que tengo ahora. Aquí van los consejos que me hubiesen gustado
haber recibido cuando comencé esta aventura de ser madre:
Si estás embarazada o
acabas de ser madre date permiso para disfrutar de esos irrepetibles momentos
en los que madre-hij@ sois uno, saborea cada momento, lejos de las pretensiones
de esas maternidades de disfraz que nos confunden.
Aleja la idea de
necesitar un bebé “bueno” que solamente coma y duerma y que no te moleste. No
temas que el bebé necesite constantemente de ti, escuchate y date cuenta de que
tú también lo necesitas, date permiso para entregarte a sus necesidades
afectivas, que en definitiva son también las tuyas porque al igual que un bebé
no puede estar sin su madre, una madre no puede estar sin su bebé.
No quieras acelerar
nada, no estés constantemente pendiente de pasar cada etapa a toda prisa, el
día de hoy no volverá a repetirse JAMÁS, disfruta el presente, entrégate a lo
que tu sabio instinto te pide a gritos.
Tu bebé es un ser único
e irrepetible, confía en su propio ritmo, no pretendas competir con los bebés
de los demás, no te importe si los demás están más así o asao que el tuyo, si
pesan más, si duermen más, si son más espabilados, no compitas jamás, ni dejes
que estas tonterías te influyan, nada es más importante que el AMOR, entrégate
al amor por tu hij@, de lo demás nada es tan importante
¿Sabíais que…?
¿Sabíais que la
depresión postparto solamente existe en occidente? en otras culturas que son
más respetuosas con la naturaleza y que están más conectadas con las verdaderas
necesidades de la maternidad la depresión postparto simplemente no existe, con
lo que está claro que es una enfermedad propia de nuestra cultura.
¿Sabíais que la
lactancia materna (entre sus múltiples beneficios) se ha demostrado que
disminuye la incidencia de depresión postparto en la madre?
No nos dejemos robar
nuestra maternidad, no nos apartemos de nuestros instintos.
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