La episiotomía, corte
realizado en la vagina de la mujer por un profesional sanitario, es
ampliamente utilizada en España durante el parto a pesar de la fuerte
evidencia científica sobre sus efectos adversos.
Estos efectos adversos son:
1. Su extensión
a desgarros de tercer y cuarto grado.
2. La disfunción
del esfínter anal después del parto.
3. La dispareunia, es
decir, experimentar dolor durante las relaciones sexuales después
del parto.
Un desgarro es una
lesión en el periné de la mujer, que puede clasificarse en cuatro tipos según
su gravedad:
- El desgarro de primer grado es
una lesión de piel perineal.
- El desgarro de segundo grado es
una lesión en los músculos del periné que no afecta al
esfínter anal.
- Los desgarros de tercer y cuarto
grado son lesiones que llegan a afectar al esfínter anal.
Pues bien, cuando
se corta la vagina de una mujer realizándole una episiotomía se está aumentando
el riesgo de que la mujer sufra los desgarros de tercer y cuarto grado, es
decir, los más graves, los que dan lugar a la incontinencia y al dolor en las
relaciones sexuales muchas veces de forma crónica.
Así lo demuestra este estudio
estadounidense realizado en 2011 sobre una muestra de más de
87.000 casos. De las 87.267 mujeres que se estudiaron, a 22.144 se les practicó
una episiotomía. Pues bien, el porcentaje de mujeres que tuvo un desgarro de
grado III o IV en este grupo fue del 7,1%, mientras que en el
grupo de mujeres al que no se hizo episiotomía, solo un 1,5% tuvo
un desgarro tipo III o IV.
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Es decir, la episiotomía incrementa sustancialmente el riesgo de sufrir un desgarro del tipo más grave.
Esto es algo que también
demuestran los resultados obtenidos por el Ministerio de Sanidad español
en su Evaluación de la Estrategia
de Atención al Parto Normal en 2010. El porcentaje de
desgarros de grado III o IV sin episiotomía fue un 1%, sin
embargo con episiotomía el porcentaje subía al 4,7%.
Aun así, aunque ya hace
años que se conocen los efectos adversos de la episiotomía y que los organismos
sanitarios se han pronunciado y recomendado su uso restrictivo, en España se
sigue realizando de forma sistemática en muchos hospitales, en contra
de lo recomendado
por
la OMS (hace ya más de un cuarto de siglo) y por el Ministerio
de Sanidad.
En España, en el año
1997, se cortó la vagina de cerca del 90% de las mujeres mientras daban a luz.
A día de hoy, en la
sanidad pública esta cifra está en torno al 43% gracias a las políticas de
humanización del parto llevadas a cabo por las instituciones sanitarias.
Sin embargo, está aún
muy lejos del 20% que pone como tope la OMS, y la injustificada variabilidad de
su uso es todavía visible a diferentes niveles:
Entre la sanidad privada
y la pública,
como se puede ver en el
caso de la Comunidad Valenciana. ¿Tiene algún sentido que las mujeres que paren
en la sanidad privada requieran más episiotomías que las que paren en la
sanidad pública?
Entre hospitales de una
misma comunidad autónoma:
como el HUCA de Oviedo,
con un 90% de episiotomías en 2010 y el de Jarrio, también en Asturias, con un
8% ese mismo año. Esto es algo que podemos saber gracias a la Encuesta Materna
que se realizó allí, ya que por desgracia los porcentajes de las intervenciones
obstétricas como las episiotomías son desconocidos para las usuarias, pues ni
los hospitales ni las instituciones sanitarias las hacen públicas, forzando a
las mujeres a elegir el lugar donde dan a luz sin tener en cuenta datos
decisivos sobre el futuro de sus genitales.
Entre Comunidades
Autónomas:
donde la variabilidad de
la sanidad pública va desde el 33% de la Región de Murcia al 65% de
Galicia. ¿De verdad las gallegas requieren el doble de episiotomías que
las murcianas?
Y entre países:
En Europa, con
nuestro 43%, tenemos el honor de ocupar el séptimo puesto en episiotomías
(solo contando la sanidad pública; si contáramos la privada incluso
podríamos hacer podio, pero el descontrol de las instituciones sanitarias
sobre las prácticas de la sanidad privada impide conocer estos datos), mientras
que países como Dinamarca o Suecia
no pasan del 7%.
Esta variabilidad en su
uso no tiene justificación médica. Es por
tanto necesaria la actualización de los profesionales sanitarios, desterrando
miedos y prácticas que no estén basadas en la mejor evidencia
científica.
Y no podemos terminar
sin recordar que Marsden Wagner, exdirector del departamento
Materno- Infantil de la Organización Mundial de la Salud, define la
episiotomía sistemática como una forma de mutilación
genital femenina.
Podes leerlo en inglés en el mismo link http://elpartoesnuestro.es/blog/2013/09/13/la-episiotomia-sistematica-una-forma-de-violencia-hacia-la-mujer
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