jueves, 23 de mayo de 2013

Silencio, mujer pariendo...


 Nosotros
Edición del Sábado 18 de mayo de 2013

Un reconocido obstetra francés que revolucionó el concepto de atención al nacimiento dialogó con Nosotros sobre las necesidades básicas que tiene una mujer de parto, como cuidar el entorno en donde dará a luz a su hijo, en silencio, sin luz, sintiéndose segura y no observada.
TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. GENTILEZA MUJER ÍNTEGRA
 (WWW.MUJERINTEGRA.COM) y relacahupan santa fe.


“No hay que hablar de centímetros delante de una mujer que está pariendo, no hay que preguntarle nada porque cuando te preguntan tienes que activar el neocortex del cerebro para responder. El proceso del parto necesita protección frente a cualquier tipo de estimulación del neocortex. Entre los estímulos que hay que saber eliminar, el principal es el lenguaje racional. El silencio es una necesidad básica”, planteó insistentemente el Dr. Michel Odent durante una entrevista con Nosotros.

El reconocido obstetra francés visitó nuestro país recientemente, invitado en forma exclusiva por Mujer Íntegra, editorial que brindó la posibilidad a Nosotros de dialogar telefónicamente con este profesional que revolucionó las ideas de atención al nacimiento, introduciendo -por ejemplo- el concepto de “sala de partos como en casa” y “piscinas para partos”. Sus obras, artículos y cursos refieren a las necesidades básicas de la mujer durante el nacimiento de un hijo, de las condiciones que favorecen el “reflejo de eyección del feto”, y de nuestra condición de mamíferos.

Su visita se concretó en vísperas de la Semana Mundial del Parto Respetado, que se celebrará del 20 al 27 de mayo, fecha que sirve para promover un parto digno y respetado. Este año, el lema de la semana será “Silencio, mujer pariendo, bebé naciendo...” y refiere al silencio como una de las necesidades básicas que tienen las mujeres de parto, que debe ser tenida en cuenta -entre otras- para cuidar entorno del nacimiento de su hijo/a, de manera que ella se sienta protegida y segura durante ese proceso fisiológico involuntario que es el parto.

El nuevo paradigma que él propone desde mediados de los ‘60 se fundamenta en la fisiología moderna (que estudia las funciones del cuerpo) y describe un proceso de parto totalmente diferente a quienes dicen que -para dar a luz- una mujer necesita que la ayuden, la guíen, la controlen, la apoyen. Advierte que el parto es un proceso involuntario en el que se activa la parte arcaica o instintiva de una mujer, motivo por el cual no se puede ayudar. También plantea que hay situaciones que pueden inhibir este proceso involuntario y lo pueden hacer difícil. Por ejemplo, en un ambiente de mucha adrenalina las mujeres no pueden segregar oxitocina, “la hormona del amor”, como él la define.

Durante una extensa charla telefónica -que fuera gentilmente traducida por la señora Rosa- se refirió a este nuevo concepto del nacimiento cuidando el entorno de la mujer y recordó cómo surgió su interés por “la forma en que nacemos y somos criados”, ya que “determina nuestra capacidad de amar (a nosotros mismos y a otros)”, según propone.

DEMASIADAS CESÁREAS
- ¿Cuál es la situación actual de los nacimientos en el mundo y en Argentina?
- Sé que en todas las grandes ciudades latinoamericanas, como Argentina, los índices de cesáreas están por encima del 50% en los hospitales privados. Es la misma situación que en otros países del mundo, como China o Turquía. Actualmente, en ningún lugar se comprende realmente cuáles son las auténticas necesidades de las mujeres de parto. Pero, evidentemente, hay lugares en donde éstas son mejor satisfechas que en otros. Incluso, a veces los equipos médicos no se dan cuenta de que están satisfaciendo mejor que otros esas necesidades básicas.

- ¿Cuáles son las necesidades que tiene que satisfacer una mujer durante el nacimiento de su hijo?
- Las necesidades básicas de las mujeres de parto son fáciles de identificar: nuestro enfoque es como el de los fisiólogos. La fisiología nos ayuda a redescubrir las cosas simples y a replantear nuestro condicionamiento cultural debido a consecuencias de miles de años de creencias, rituales. Nos muestra que el parto es un proceso involuntario que está bajo el control de estructuras cerebrales arcaicas, primitivas. A un proceso involuntario no se le puede ayudar. La base de nuestro condicionamiento cultural es la idea de que una mujer no puede parir por sí misma, necesita alguien que la ayude, la guía, alguien que controle el proceso. Necesita que haya con ella expertos: en los ambientes de nacimiento natural hablan de coach y en los ambientes médicos, de level management. Pero, en cambio, sucede que determinadas situaciones o factores provocan inhibición y la fisiología moderna puede identificarlos fácilmente. Nos enseña a comprender la importancia de la palabra protección: no se trata de ayudar, guiar o controlar, sino de proteger a este proceso involuntario que es el parto de cualquier tipo de situación que pueda inhibirlo.

- ¿Cuáles son las situaciones que pueden inhibir el parto?
- Todas las que conduzcan a un aumento del nivel de adrenalina de la mujer y de la tensión o estimulación en esa parte del cerebro que llamamos neocortex, es decir, el cerebro intelectual, que los humanos tenemos tan desarrollada. La principal causa de inhibición durante ese proceso es la actividad del cerebro pensante. Es esencial que comprendamos que la naturaleza ha encontrado una solución para que los humanos puedan parir: el neocortex tiene que ponerse en reposo, tiene que estar inactivo para no perjudicar el trabajo de esas estructuras cerebrales arcaicas. El parto no le concierne a ese cerebro intelectual. La solución muy simple: el neocortex tiene que parar su trabajo por completo.

Cuando una mujer pare por sí misma da la sensación de que desconecta del mundo, no le interesa lo que sucede a su alrededor, se olvida de lo que ha leído, aprendido, de sus planes, y se comporta de una manera que normalmente no aceptaríamos en una mujer civilizada. Chilla, dice cualquier cosa, sin sentido, se puede poner en unas posiciones sorprendentes y raras, muy inesperadas. Muchas veces, esas posiciones son primitivas, cuadrupédicas, y da la impresión de que se ha ido a otro planeta. Eso significa que su neocortex ha abandonado todo tipo de control y este reposo del neocortex nos convierte en seres mucho más parecidos a los demás mamíferos, que evidentemente paren mucho más fáciles que nosotros. Es importante comprender esto para poder entender cuáles son las necesidades básicas de mujeres de parto.

A OSCURAS Y SEGURAS
- Además del lenguaje racional, ¿qué otros factores se deben eliminar durante el proceso de parto para que no estimulen el neocortex?
- Hay que eliminar la luz. Hoy esto se comprende muy bien porque se conoce la existencia de la hormona de la oscuridad, la melatonina, que contiene muchas propiedades, como la de reducir la actividad del neocortex. Por eso, por la noche, antes de irnos a dormir, apagamos la luz para que nuestro cerebro pensante pueda quedarse en reposo. Por eso, durante un parto a priori la situación es muy diferente entre tener una luz intensa y otra suave donde la mujer está pariendo. Si pensamos como los fisiólogos nos damos cuenta de que este tema es importante.
Otra de las situaciones que estimulan el neocortex es lo que sucede cuando una persona se siente observada. Cuando esto ocurre se observa a sí mismo y eso estimula el neocortex. Así que otra necesidad básica de una mujer de parto es que no se sienta observada. Esto es otra manera de explicar el ambiente, el entorno de la mujer. A nivel cultural, no comprendemos esta necesidad básica de la mujer, tanto en los ambientes médicos como los de nacimiento natural. Hay videos de partos llamados naturales donde se muestra a una mujer de parto con dos, tres o cuatro personas a su alrededor, más la cámara que está filmando. De modo que es a escala cultural que hay que redescubrir esta necesidad básica.

Otra situación que estimula el neocortex es, por ejemplo, cuando la mujer percibe un posible peligro, motivo por el cual debe poner atención, estimulando el neocortex. Es una manera, entre otras, de afirmar que una de las necesidades básicas de la mujer de parto es que se sienta segura. Pero aquí es interesante observar, cuando pensamos como los fisiólogos, que sea cual fuere el concepto fisiológico del que partamos siempre llegamos a la misma conclusión: cuidado con el lenguaje y con la luz, y que la mujer debe sentirse segura, sin sentirse observada. En un mundo ideal, el prototipo de persona con la que nos sentimos seguras sin sentirnos observadas es la madre. Cuando planteamos esta pregunta comprendemos la razón de ser de la partera: en el origen, es esa figura maternal. El fenómeno doula consiste en redescubrir el rol de la partera.

REDESCUBRIR LO SIMPLE
- ¿Qué le diría a aquellas personas que no están interesadas en el parto respetado?
- Hay que hacerles comprender que la manera de nacer de los bebés es un tema serio, importante para el futuro de la humanidad. Hasta hace poco, para dar a luz a un bebé, una mujer tenía que hacerlo obligatoriamente liberando un cóctel de hormonas. La principal es la oxitocina. La ciencia moderna nos ha mostrado que éste es un auténtico cóctel de hormonas del amor porque ha estudiado muy bien los efectos de ellas en el comportamiento. Luego, lo que observamos es que, hoy día, en todo el planeta, lo que sucede es distinto: la mayoría de las mujeres que paren sustituyen su oxitocina natural por una perfusión de oxitocina sintética. Además, muchas de ellas dan a luz por cesárea. De modo que hemos llegado a una situación en la que el número de mujeres que dan a luz a su bebé y a su placenta, gracias únicamente a la liberación de su propio cóctel de amor, es prácticamente insignificante. Eso es algo completamente nuevo en la historia de la humanidad, incluso, en la historia de los mamíferos.

El hecho de que hayamos conseguido que las hormonas del amor resulten inútiles en ese período crítico que es el nacimiento (tal como se lo considera hoy en día, ya que incluye importantes efectos a largo plazo en la vida de las personas y es importante en el desarrollo de los individuos) nos provoca preguntas: qué va a suceder después de algunas generaciones si las hormonas del amor siguen siendo inútiles en ese período crítico que rodea el nacimiento. Es una pregunta nueva y creo que no hay otra más importante que la humanidad tenga que plantearse para responderse hoy. Estamos en condiciones de poder prever una auténtica transformación del homo sapiens relacionada con la manera en que nacen los bebés. Este es el tema de mi último libro, que salió esta semana en inglés: “El nacimiento y el futuro del homo sapiens”.

Actividades en nuestra ciudad
Con motivo de la celebración de la 10º Semana Mundial por El Parto Respetado, la Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y Nacimiento (RELACAHUPAN) Santa Fe y Doulas Santa Fe organizaron una serie de actividades en nuestra ciudad, de acceso libre y gratuito, que cuentan con el apoyo de la Municipalidad de Santa Fe y el gobierno de la provincia.

El 22 de mayo, a las 20, en el Auditorio de ATE (San Luis 2854), serán presentados la recientemente creada agrupación Doulas de Santa Fe y varios spots sobre los Derechos del Nacimiento. También se ofrecerá la conferencia compartida “La sabiduría del cuerpo a la luz del nacimiento. La mirada de la madre y el bebé naciendo”, a cargo de las integrantes de Doulas de Santa Fe Psic. y doula Lorena Pautasso; consteladora y doula Marita Benítez; Prof. y doula-partera comunitaria Claudia Barreyro; TO y doula Carolina Gavazza; reflexóloga y doula Victoria Salami y Prof. y doula Silvina Grandinetti.

Por último, serán proyectados extractos de la película “El Primer Grito”, un documental francés dirigido por Gilles de Maistre, y luego se realizará un debate e intercambio de opiniones con los asistentes. Para más información, comunicarse con los teléfonos: 155-355196 (Claudia Barreyro) o 156-158571 (Marita Benítez).





Invitado ilustre
El Dr. Michel Odent estuvo en Buenos Aires del 29 de abril al 5 de mayo, invitado en exclusiva por Mujer Íntegra SA, junto a la doula Liliana Lammers, de Buenos Aires, dictaron dos conferencias y un curso: la Jornada de Actualización para Profesionales de la Salud, auspiciada por la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador; el Curso Paramanadoula y una charla para madres, padres y público en general.

Leche de mamá, a la hora de haber nacido
El Dr. Michel Odent publicó -hace 50 años- el primer artículo en la literatura médica que sugería que la lactancia materna debía comenzar durante la hora siguiente al nacimiento del bebé, recomendación que actualmente plantea la propia Organización Mundial de la Salud.
Reconoció que “estudio la naturaleza humana; intento entenderla, describirla en la medida que sea posible. Publiqué el primer artículo en la literatura médica donde sugería que en la especie humana parece ser que estamos programados para que la lactancia empiece en esa hora siguiente al nacimiento, lo que nadie sabía hace 50 años porque eso había sido ignorado durante miles de años, en realidad, mediante creencias, rituales. Lo que dije en 1967, casi nadie lo comprendió. Los médicos y las parteras, como no lo habían visto nunca, resultaron escépticos. Hoy, organismos como la Organización Mundial de la Salud recomiendan el inicio de la lactancia en la hora siguiente al nacimiento”.

Y agregó: “Todas las sociedades que conocemos separaron a las madres de los bebés y necesitamos la ayuda de la ciencia moderna para poder descubrir que el recién nacido necesita a su madre. Debido a eso, el inicio de la lactancia se empezó tarde. En los años 60 observé que cuando una mujer da a luz por sí misma y que, inmediatamente después nadie la distrae, no se siente observada, nadie la guía, y puede interactuar libremente y con toda tranquilidad con su bebé, llega un momento en el que su bebé manifiesta en su comportamiento una búsqueda. Se llama reflejo de búsqueda: el bebé gira la cabeza, a la izquierda o la derecha, hasta que encuentra el pezón. En ese momento, la madre se encuentra todavía en un estado muy instintivo, y sabe exactamente lo que tiene que hacer. Al observar esto me di cuenta de que en la especie humana, la lactancia empieza a la hora de que se da el nacimiento. Si el bebé encuentra el pecho en la hora siguiente al nacimiento resulta casi una garantía de que la lactancia luego va a seguir bien, sin problemas. Mi rol fue describir ese comportamiento. La publicación de este artículo se comportó como una especie de recomendación frecuente y hoy se suele decir que es bueno que la lactancia empiece en la hora después del nacimiento”.


Un pequeño hospital francés
El Dr. Michel Odent reseñó cuándo comenzó su interés en el parto respetado.
“Empecé a principios de 1962, cuando me nombraron cirujano del hospital público francés Pithiviers, situado a una hora de París. En un principio, fui cirujano y no ginecólogo, y desde los años ‘50, como cirujano, pude adquirir una buena experiencia de la nueva técnica de la cesárea. En aquella época, los ginecólogos no tenían formación quirúrgica y cuando había que hacer una cesárea pedían ayuda a los cirujanos. Era una maternidad muy pequeña: tenía 200 partos anuales y 2 parteras”.

Cuando las parteras tenían algún problema -continuó- me llamaban, concretamente, en los casos en los que había que hacer una cesárea. Entonces, observé que muchas mujeres del campo se sentían muy inhibidas cuando llegaban a un hospital; les molestaba mucho entrar en un entorno que no les resultaba familiar. Debido a ello, me di cuenta de la situación y poco a poco fui comprendiendo la importancia del entorno en el parto e intentamos poder mejorarlo de forma progresiva. Por supuesto que no lo conseguimos de un día para el otro.

En este punto, explicó cuáles fueron las etapas para lograrlo: “Transformamos una sala de partos convencional en una pequeña sala de partos como si la mujer estuviera en casa. En ese entorno, la mujer se podía olvidar por completo que estaba en un hospital. También compramos un piano e invitamos a las embarazadas a que vinieran a cantar a nuestra maternidad. Así podían conocer el lugar, la gente, y se sentían bien; era un entorno conocido, como si estuvieran en su casa”, contó.
También propuso una solución para que la mujer estuviera relajada durante el parto. “Empecé a preguntarme cómo podíamos ayudar a las mujeres a estar más relajadas cuando sus partos resultaban largos y difíciles. Pensé que, tal vez, la inmersión en agua a temperatura corporal podría resultar un bueno modo para reducir su índice de adrenalina y, por lo tanto, hacer que el parto sea más fácil. Compré una piscina inflable de jardín, la instalamos en la maternidad, y de ese modo empezó la historia de las piscinas para parto en los hospitales. Esto fue en 1962. El resultado: cada vez más mujeres querían dar a luz en nuestra maternidad, incluso algunas que venían de París. A partir de 1977 ya teníamos 1.000 partos anuales y era el único médico con 6 parteras. Desde allí me consagré y dediqué por completo a la maternidad. Lo importante es que en esa época comprendí que el proceso del parto depende mucho del entorno. Pero no era por criticar lo que sucedía en otras partes, eso no me interesaba. Me ocupaba de lo que pasaba donde yo estaba”.

Por último, agregó: “Los obstetras no se interesaban por lo que hacíamos pero tampoco intentábamos ocultarlo; por el contrario, intentaba hacer todo lo posible para darlo a conocer. En The Lancet (publicación médica más prestigiosa del mundo) publiqué un artículo sobre el uso de las piscinas para partos. No hubo ningún tipo de reacción negativa sino, simplemente, fueron cosas distintas y nuestro hospital marcó una diferencia. El público y los medios de comunicación empezaron a interesarse en lo que hacíamos. Por ejemplo, la BBC hizo un documental de nuestro hospital (“Birth Reborn”) y otra gran cadena de televisión alemana y americana también; y en News Week apareció un artículo. Esto no ocurrió en los ambientes médicos franceses. Por ejemplo, nunca un profesor de Obstetricia de París nos visitó pero sí nos visitaron algunos de Holanda y de Nueva York, y todos estaban muy interesados en nuestro enfoque, en nuestra manera de interpretar y ver las cosas”.

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