PADRES E HIJOS
GEMA LENDOIRO / MADRID
Día 18/05/2013 - 02.13h
Favorece la lactancia
materna, reduce el estrés del bebé... Es el mejor regalo que mamá y bebé pueden
hacerse mutuamente
Lo hemos visto infinidad
de veces en películas acompañado de una música idílica y lágrimas de los
protagonistas: tras un parto, sale un bebé (generalmente rosa y como de 4
meses) y la madre se embelesa mirándolo en sus brazos (nadie se lo quita).
Todos lloran de alegría y la cámara se aleja y aparecen los títulos de crédito.
Final feliz. Pero, ¿es esto real? Por desgracia, no. Al menos en España, no se
cumple (por protocolo hospitalario) y salvo unos pequeños segundos de cortesía
en los que se presenta a la madre al hijo y viceversa, generalmente el
bebé es apartado de su madre más de lo que sería recomendable. Desde
luego, no es un capricho de las madres, es una recomendación, nada más y nada
menos, que de la Organización Mundial de la Ssalud (OMS). ¿Por qué? Por
múltiples razones.
Tal y como explica el
pediatra Carlos González, «el contacto piel con piel facilita que el
recién nacido coja el pecho, mejora la interacción entre madre e hijo,
aumenta la tasa de lactancia materna exclusiva a las 48 horas». Y señala otros
muchos beneficios: en caso de cesárea, mejora la producción de leche; reduce el
dolor y la mortalidad de los prematuros; mejora la estabilidad
cardiorrespiratoria; acelera las expectativas sociales de los bebés hacia sus
madres y aumenta la conciencia de sí mismos como agentes activos en las
interacciones sociales; disminuye la variabilidad de la frecuencia cardiaca y
mejora el sueño tranquilo; mejora la termorregulación y disminuye el nivel de
cortisol y ACTH (marcadores de estrés) en la madre.
Ante todos estos
beneficios hay que preguntarse cómo es posible que si la comunidad científica
coincide en todas las ventajas que conlleva el contacto piel con piel entre
madre e hijo éste no se aplique en los centros sanitarios. Generalmente, se da
como razonamiento que es porprotocolo hospitalario, es decir, para
una mejor organización. Pero lo cierto es que rompe con muchas expectativas de
las madres.
Parto normal
Jesús Martínez, pediatra
y autor del blog «El médico de mi hijo», explica que la separación de madre e
hijo nada más nacer ha respondido hasta ahora a criterios médicos. «Después de
nueve meses dentro de la madre —dice—, el bebé sale al exterior rompiendo el
cordón que les ha unido y se produce la separación brusca de un nexo que se
mantuvo durante tanto tiempo. Esta separación se ha hecho
tradicionalmente de modo demasiado medicalizado, la matrona sale
corriendo con el bebé, se lo entrega al neonatólogo para que dictamine
rápidamente si el bebé está conforme a lo esperado».
En los últimos tiempos
se aboga por que esta separación no sea tan brusca y se pueda hacer en varios
pasos ¿Es una ñoñería de la madre? No, rotundamente no. El supuesto riesgo de
esperar unos minutos en chequear al bebé es asumible con el solo gesto de poner
al recién nacido, incluso con el cordón umbilical todavía íntegro, sobre
el vientre de la madre para que pueda tocarlo, saludarlo y darle la bienvenida
a este mundo. Hay que recordar que es la primera vez que la madre ve
al hijo que ha llevado durante tanto tiempo en su vientre. Es un momento mágico
porque todos los miedos de la madre se disipan por arte de magia.
Además de la ansiedad
materna, el contacto inmediato con la madre reduce el estrés del bebé que
cambia sus latidos agitados por el esfuerzo y puede superar más fácilmente el
trauma de atravesar el canal de parto tan estrecho y salir a un medio hostil
para él. Volver a escuchar el corazón de su madre, que le
acompañó durante nueve meses, es fundamental para normalizar
catecolaminas, neurotransmisores y hormonas alteradas por el titánico trance.
Qué ocurre en un parto
prematuro
El contacto piel con
piel resulta también de suma importancia en un parto prematuro para la correcta
evolución y posterior recuperación del neonato. Si las cosas se complican, y el
bebé necesita los cuidados de la UCI pediátrica, la separación entre
madre e hijo es mayor. En estos casos, la presencia de la madre es
imprescindible para que el bebé mejore. Se recuperará más rápidamente si
permanece el mayor tiempo posible pegado a la piel de su madre, o de su padre.
De hecho, en las UCI pediátricas se está imponiendo lo que se conoce como el «método
canguro», es decir, voluntarios que permanecen al cuidado de los bebés
con el único fin de tenerlos en brazos pegados al pecho, piel con piel para que
el bebé pueda seguir teniendo la referencia de un contacto y de un corazón
latiendo cerca.
Un método muy diferente
a otros protocolos que se siguen en muchas de estas UCI, como los horarios
de visita que solo permiten a las madres estar una hora al día con su
bebé, cuando está comprobado que el contacto piel con piel del pequeño con un
adulto contribuye a su recuperación. Algo que ha denunciado en muchas ocasiones la
organización «El parto es nuestro». En este gráfico (extraído de su web)
se puede ver cómo los hospitales incumplen sistemáticamente la recomendación de
que la madre y el bebé no sean separados sino es estrictamente necesario (por
una operación de urgencia, por pruebas neonatales cuando algo va mal o por un
ingreso en UCI/UVI).
Es importantísimo que
las mujeres que van a dar a luz (sean o no primerizas) sepan que eso que su
instinto les pide, estar con el bebé en brazos, no sólo es un derecho que
ambos tienen, sino que además aporta una gran cantidad de beneficios y
ninguna desventaja. Se hace necesario recordar que somos mamíferos, de sangre
caliente y que, por lo tanto, necesitamos el contacto físico. Es lícito que una
madre quiera que su hijo vaya al nido pero se hace imprescindible dar toda la
información necesaria para que las mujeres que no lo sepan, estén concienciadas
de que tener al bebé con ellas es el mejor regalo que pueden hacerse
mutuamente.
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