Relactar:
Es cuando una mujer que
ha interrumpido la lactancia de su hijo, recientemente o en el pasado, quiere
volver a producir leche para su propio hijo o para uno adoptado, incluso sin un
embarazo adicional.
En un sentido amplio,
también se denomina RELACTAR a cuando una mujer, tras haber introducido
suplementos de fórmula en la alimentación de su hijo, quiere volver a la
lactancia materna exclusiva.
Inducir una lactancia:
Es cuando una mujer, que
nunca ha estado embarazada, quiere establecer la lactancia materna,
habitualmente con un hijo adoptado.
Razones para relactar o
inducir una lactancia
Una mujer puede decidir
relactar o inducir una lactancia por distintas razones:
Para responder a las
necesidades de un hijo enfermo, al que
se ha dejado de amamantar antes o durante una enfermedad. También puede ser el
caso de niños a los que se decide alimentar artificialmente pero después se
descubre que no toleran las leches artificiales.
Para poder practicar la
lactancia materna exclusiva, en aquellos casos en los que las madres tuvieron
dificultades para establecer la lactancia o cuya producción de leche ha
disminuido como resultado de una técnica o manejo inadecuado de la lactancia,
introducción de suplementos, etc.
Para retomar la
lactancia tras un periodo de separación entre madre e hijo, por ejemplo porque
los bebés o sus madres requirieron hospitalización.
En situaciones de
emergencia, para los niños que están desamparados; aquellos que fueron
alimentados artificialmente antes de la emergencia; y aquellos cuyo
amamantamiento ha sido interrumpido. Debería ser posible reanudar o continuar
la lactancia de tantos niños como fuese posible para prevenir la diarrea, la
infección y la malnutrición. Una mujer puede relactar para alimentar uno o más
niños desamparados.
Por motivos personales,
por ejemplo cuando una madre elige alimentar artificialmente a su niño o dejar
de amamantarlo y después cambia de opinión (aunque haya tomado pastillas para
interrumpir la producción de leche) o, en el caso de adopción, para mejorar el vínculo afectivo madre-hijo o para
aprovechar otras ventajas de la lactancia.
Cuando a una mujer le es
imposible amamantar a su hijo, por ejemplo por estar gravemente enferma o por
fallecimiento o porque es seropositiva para VIH. Una opción en estas
situaciones es que alguien de su entorno, por ejemplo una abuela, relacte para
alimentar al niño
Factores que pueden
afectar al éxito de una relactación o inducción de la lactancia
Los factores básicos del
éxito son:
Que la madre biológica o
adoptiva tenga un fuerte deseo de amamantar al niño.
Que la estimulación del
pecho y el pezón sea correcta.
Que la madre disponga de
un buen sistema de apoyo, que la ayude y refuerce su confianza.
Pero pueden existir
otros factores, por parte del niño o de la madre, que condicionen el éxito de
una relactación o inducción de la lactancia.
Hay que tener en cuenta que el principal
requerimiento, para conseguir relactar o inducir una lactancia, es que el niño
succione correctamente el pecho y esto puede estar influenciado por:
Su disposición para
mamar:
Puede que el niño quiera
o puede que no.
Su edad:
Cuanto más pequeño es el
niño más probable es que desee o sepa mamar.
Su intervalo de
lactancia:
El tiempo transcurrido
desde que el niño dejó de mamar. Cuanto menos tiempo haya pasado más fácil será
que vuelva a mamar.
La forma en que ha sido
alimentado mientras no ha mamado:
Si ha sido alimentado
con biberón puede que ya no sepa mamar.
Su habilidad para mamar
con eficacia:
Puede que ya desde un
principio el bebé tuviera dificultades para alimentarse correctamente del pecho
por si mismo, bien por causas anatómicas (frenillo, retrognatia, etc.),
fisiológicas u otras (incapacidad para agarrar el pecho, síndrome de confusión
del pezón, mala colocación de labios, succión débil o ineficaz, etc.
También factores
relacionados con la madre biológica o adoptiva pueden condicionar el éxito de
una relactación o inducción de la lactancia:
Su confianza en si misma
y en su capacidad de producir leche:
A mayor seguridad y
convencimiento, mayor posibilidad de éxito.
Su grado de información:
Es importante que
conozca bien la fisiología y manejo de la lactancia, así como el proceso de
relactación o inducción de la lactancia.
Su intervalo de
lactación:
El tiempo transcurrido
desde que dejó de amamantar a un niño, a menor tiempo más fácil relactar.
El estado de sus pechos:
Puede que la lactancia
se interrumpiera por heridas, infecciones o algún problema anatómico. Esta
situación deberá reconducirse para relactar.
Su capacidad para
interactuar con su hijo dando respuesta a sus necesidades:
Relactar requiere una
inversión de tiempo, de paciencia, de disponibilidad física y mucho contacto
piel con piel.
El apoyo que reciba de su
familia, de la comunidad y del personal de salud:
Apoyo emocional y ayuda
real con otras tareas. Acudir a un Grupo de Apoyo a la Lactancia también es
especialmente útil
Tiempo necesario para
relactar o inducir una lactancia
El tiempo puede ser muy
variable de una mujer a otra y estará condicionado por distintos factores.
No será el mismo para
una madre que ya estaba amamantando a su hijo varias veces al día y que además
le daba algún suplemento de fórmula que para una madre que prácticamente
alimentaba a su hijo con fórmula y le daba el pecho unos pocos minutos al día.
Tampoco será lo mismo
para una madre que simplemente ha interrumpido la lactancia hace unos días que
para otra que la ha interrumpido hace semanas o meses, lleva años sin amamantar
o no ha amamantado nunca
Recomendaciones
prácticas para relactar o inducir una lactancia
La madre ha de disponer
de información y apoyo adecuados:
Para poder identificar
las causas que dificultaron inicialmente la lactancia y si es el caso
resolverlas.
Para que ella y los
miembros de su familia conozcan el manejo de la lactancia y el proceso de
relactación.
Para mantener su
motivación y confianza.
Para eliminar los
factores que podrían reducir la succión del pecho o la producción de leche,
tales como el uso de chupetes, biberones, anticonceptivos con estrógenos, etc.
Para sentirse respaldada
por parte de la pareja, otros miembros de la familia, la comunidad y los
servicios de salud
La madre tiene que
estimular el pezón y el pecho mediante:
La correcta succión del
niño
La extracción manual o
mecánica
El contacto piel con
piel
El bebé ha de recibir
temporalmente suplementos sin usar biberón:
Para proporcionar
nutrición
Para animarle a mamar
del pecho
Estos suplementos han de
ir siendo eliminados paulatinamente a medida que va aumentando el estímulo y la
producción de leche
Plan de relactación o
inducción de la lactancia
Como la variabilidad de
casos puede ser muy amplia, ante el reto de relactar o inducir una lactancia
habrá que hacer un Plan Personalizado adaptado a las circunstancias y
preferencias de cada binomio madre / hijo.
Es importante conocer
todas las técnicas o recursos para poder encontrar el sistema que mejor se
puede adaptar a cada caso. En los Grupos de Apoyo a la Lactancia se ofrece
asesoramiento al respecto.
Las líneas básicas de un
Plan de Relactación o Inducción de la Lactancia pueden ser:
1. Estimular el pezón y
el pecho
Si el niño SI está
dispuesto a mamar:
Ponerlo al pecho
frecuentemente, tan a menudo como él o ella estén dispuestos. Esto debería ser
cada 1 o 2 horas si es posible y al menos de 8 a 12 veces cada 24 horas.
Dormir con el niño para
alimentarlo por la noche, para permitirle un fácil acceso al pecho mientras se
minimiza la interrupción del descanso de la madre. Las tomas nocturnas aumentan
la producción de prolactina y el contacto extra puede aumentar la disposición
del lactante a mamar.
Permitir al niño mamar
de ambos pechos, tanto como sea posible en cada toma. La madre puede ofrecer
cada pecho más de una vez si el niño está dispuesto a continuar mamando.
Asegurarse de que el
niño tiene un buen agarre al pecho y succiona correctamente, para prevenir el
traumatismo del pezón, y para extraer de forma eficaz cualquier cantidad de
leche que se produzca.
Evitar el uso de chupetes,
biberones, tetinas y pezoneras ya que esto disminuye la estimulación del pezón
y es más probable que el niño esté menos dispuesto a mamar del pecho.
Dar al niño los
suplementos de forma separada (usando una taza, vaso, jeringa, cucharilla, paladai,...)
o bien de forma simultánea mediante un relactador.
En este ENLACE
encontrarás más información sobre como administrar suplementos de leche
extraída o fórmula evitando el uso de biberones
Si el niño NO está
dispuesto o es incapaz de mamar:
Asegurarse de que el
niño no está enfermo, y no tiene un problema anatómico o fisiológico que
necesite ayuda especializada.
Proporcionar mucho
contacto piel con piel y continuar ofreciendo el pecho en cualquier momento que
el niño muestre el mínimo interés.
Estimular el pecho
mediante la extracción mecánica o manual, mejor extracciones breves y
frecuentes, tanto de día como de noche.
Una recomendación
general podría ser estimular cada dos horas durante el día, unos 20 minutos,
primero 5 minutos de cada pecho y luego repetir 5 minutos más. Durante la
noche, estimular cada 3 horas, por ejemplo a las 12 -3 - 6 h.
Es aconsejable intentar
sacar siempre un poco más de leche que la vez anterior, por poca que sea
inicialmente.
Si es posible alimentar
al bebé en primer lugar con leche extraída y luego complementar si es necesario
con fórmula.
Evitar el uso de
biberones o chupetes, y alimentar al niño usando una taza, vaso, jeringa,
cucharilla, paladai,...
Intentar estimular al
niño a mamar y a succionar correctamente mediante ejercicios de fisioterapia de
la succión. También se puede probar a usar un relactador o el método
"gotear y chorrear" (se va dejando gotear leche directamente sobre el
pecho mientras el niño intenta mamar. Puede usarse para incitar a un lactante
reacio a comenzar a succionar el pecho pero normalmente se precisa ayuda de una
tercera persona)
En este ENLACE
encontrarás más información sobre extracción y conservación de leche
2. Reducir
paulatinamente los suplementos hasta eliminarlos
Una vez evaluado el
estado de la lactancia y descartado cualquier posible problema, si el bebé es
capaz de agarrar el pecho y succionar con eficacia, habrá llegado el momento de
ir retirando paulatinamente los suplementos.
De nuevo la forma de
retirarlos dependerá de las circunstancias y preferencias de cada madre:
Algunas madres
substituyen paulatinamente suplementos de formula por suplementos de leche
extraída.
Si éste es el caso
bastará, como paso siguiente, con empezar a disminuir los suplementos de leche
extraída hasta eliminarlos también. Si la madre desea seguir usando sacaleches
puede congelar la leche sobrante para futuras necesidades (preparar papillas de
cereales, etc...)
Si la madre usa
relactador
Ir reduciendo la
cantidad de fórmula que se pone en el relactador hasta eliminarla por completo.
Finalmente, si ya la cantidad de suplemento es poca, también se puede eliminar
el uso de relactadores a razón de uno por toma a lo largo de días sucesivos.
Si se usan otros
utensilios para administrar suplementos
Se puede hacer lo mismo
que con el relactador. Ir disminuyendo la cantidad de suplemento paulatinamente
hasta eliminarlo por completo.
Algunas madres prefieren
eliminar primero el suplemento de una de las tomas y cada varios días eliminar
el suplemento de una toma distinta hasta que todas las tomas sean sin
suplemento, otras reducen parte del suplemento en todas o algunas tomas.
Este proceso puede ser
más o menos rápido en función de las características de cada lactancia, de la
cantidad de suplemento a eliminar y de las preferencias de la madre.
Algunas madres
preferirán ir muy despacio y esperar varios días antes de eliminar una nueva dosis
de suplemento, otras preferirán ir más rápido en quitar suplementos aunque ello
les represente mayor disponibilidad física para amamantar. Lo importante es que
cada madre encuentre su propio ritmo.
Una recomendación
general podría ser ir eliminando 60 cc cada dos o tres días.
Los sistemas para
eliminar los suplementos antes indicados también son generales y admiten múltiples variables y combinaciones
adaptadas a las preferencias de cada madre.
3. Controlar la
evolución del niño
Habrá que observar al
bebé y como va evolucionando, especialmente en lo que se refiere a los
siguientes parámetros:
Control de la ganancia
de peso
Conviene pesar al niño
una vez por semana e ir comprobando que va ganando peso. La cantidad de peso a
ganar variará en función de la edad del niño, pero a nivel estimativo se
considera dentro de lo normal que un bebe de menos de dos meses gane como
mínimo 500g al mes, aunque esa ganancia no tiene porque ser regular (125g /
semana), y es frecuente que una semana ponga más y otra menos, lo importantes
es que no pierda peso ni se estanque. Los bebés más mayorcitos pueden ganar
menos peso.
Cambios observados a
medida que aumenta la producción de leche materna
El signo más importante
de aumento de la producción láctea es el menor consumo de suplemento por parte
del lactante, mientras continúa aumentando de peso.
Orina y deposiciones del
bebé
Estos pueden ser de
ayuda día a día como indicio de una ingesta adecuada. Orinar frecuentemente
(mojar 6 ó más pañales diariamente con orina diluida, clara) indica una ingesta
adecuada de líquidos.
En las primeras cuatro
semanas más o menos, la mayoría de los bebés alimentados al pecho hacen
deposiciones amarillo-marrones, sueltas varias veces al día. Después del primer
mes puede reducirse la frecuencia a una vez al día, o a una vez cada varios
días (normalmente entre 2 y 10 días), estas deposiciones serán
correspondientemente de mayor cantidad.
Las deposiciones de los
bebés alimentados con suplementos artificiales son más duras y voluminosas. Conforme
aumenta la producción de leche, la madre puede advertir cambios en las
deposiciones de su hijo, las cuales se hacen más blandas, más parecidas a las
deposiciones de un bebé alimentado al pecho.
Actividad del bebé
El nivel de actividad
del bebé también puede ser un signo de que su ingesta es suficiente. Un bebé
que se despierta espontáneamente cada 2 o 3 horas pidiendo comida, que come
vigorosamente y reserva algo de energía para la interacción social apropiada a su
edad, probablemente está obteniendo lo suficiente. Un bebé que no obtiene lo
suficiente puede parecer muy tranquilo y no demandante ya que carece de la
energía necesaria para insistir en ser alimentado.
Experiencias de madres
Nuria explica:
"A los tres días de
vida de Marina, me salieron unas grandes y dolorosas grietas sangrientas, y
ella rechazaba ponerse al pecho. Acudimos a urgencias médicas, y el consejo del
pediatra y de la ginecóloga fue suprimir la leche con una pastilla. La falta de
información y el “baby blues” hicieron el resto, les hicimos caso...
Afortunadamente, tras encontrar el apoyo y la información adecuada, empezamos a
relactar a los 18 días de vida de Marina. Durante las posteriores cuatro
semanas, todo fue muy duro: el relactador, controlar los pipís, controlar su
peso, estimular el pecho con el sacaleches eléctrico... Gracias al apoyo del
papá de Marina, de profesionales bien informados y de las madres del grupo de
apoyo a la lactancia, lo conseguimos. Ahora, Marina tiene dos años. Y sigue
tomando pecho, hasta cuando ella quiera, porque ambas sabemos que es lo mejor
Experiencias de madres
Marta explica:
"Tuve serios
problemas para establecer la lactancia materna exclusiva: grietas, pezoneras,
pérdida de peso de mi bebé,… Desde el séptimo día hasta casi los tres meses y
medio estuve dándole mi leche extraída y
también leche de fórmula, primero en biberón con tetina y, conforme me
fui informando asistiendo a los grupos de apoyo, pasé a dársela con jeringa. La
angustia y la inseguridad que me producía el pensar si sería capaz de producir
la suficiente leche para poder alimentar a Joan exclusivamente, fueron el mayor
problema a superar cuando me planteé reducir las tomas de fórmula. Yo veía como
se zampaba entre 90 y 120cc en un periquete… ¡Y eso 5 o 6 veces al día!...
¿Sería mi cuerpo capaz de producir
semejante cantidad? Con la ayuda y el apoyo continuo de una asesora de
lactancia conseguí que mi cabeza dejara actuar a mi cuerpo. Fui eliminando las
tomas… ¡Y en tres semanas conseguí lactancia materna exclusiva! De pronto todo
se puso en su sitio, mi niño empezó a engordar maravillosamente, yo me
tranquilicé y ambos empezamos a disfrutar del placer de compartir este acto tan
natural que es dar de mamar. Han pasado ya dos años y seguimos en ello. Ah! Y
no he vuelto a dudar de mi capacidad para alimentar a mi descendencia.”
Mar explica:
"Mi marido y yo
decidimos adoptar después de unos meses de intentar quedarme embarazada. Las
pruebas médicas diagnosticaron un
problema de esperma.
Como siempre habíamos
dicho que uno de nuestros hijos seria adoptado no nos costó demasiado hacer un
“cambio de planes”.
Los trámites fueron
pesados pero bastante rápidos. Lo que más nos costó fue escoger el país. Nos
decidimos por República Dominicana porque podíamos adoptar a un bebé recién
nacido. Y una vez tramitado el expediente nos quedaba la espera. Nosotros la
llenamos buscando mucha información sobre la adopción. Y cual fue la sorpresa
que uno de los libros que leí sobre adopción hacia una escueta mención a la
lactancia de madres adoptantes a sus hijos, si estos eran recién nacidos.
Como el libro contenía
una información muy escueta decidí buscar más información. Yo estaba
emocionadísima pensando que si finalmente era posible dar de mamar a mi hijo/a
sería un premio adicional a nuestro gran deseo de ser padres.
Lo primero que hice fue
comentárselo a mi marido que se mostró muy escéptico y sorprendido.
Pero como yo estaba tan
emocionada con la posibilidad de amamantar a mi futuro bebé empecé a enviar
emails a diferentes sitios: ligas de lactancia y otros portales de Internet que
hablaban sobre amamantar.
La verdad es que no
pregunte en mi entorno más inmediato sobre la posibilidad ya que algunas
personas no entendían si quiera que optásemos por la adopción antes de probar
cualquier técnica de reproducción asistida.
De los 10 o 12 emails
que envié me respondieron 2 miembros de
grupos de apoyo a la lactancia: una mujer argentina y otra de Barcelona, quien me confirmo que
era posible una “lactancia inducida” (así se llama el proceso) y me puso en
contacto con un pediatra que me oriento y asesoró. También me facilitó un
sacaleches más potente que los que se comercializan habitualmente.
Una vez confirmado que
podía hacerlo mi marido ya lo vio un poco más claro (lo había dicho un médico)
y lo comente en mi entorno más íntimo. No les pareció mal pero les resultó muy
extraño.
Con el sacaleches me
tenía que estimular los pechos varias veces al día. No resultó agradable ya que
al tercer o cuarto día me dolían bastante. Pero eso no fue impedimento. Mi hija
estaba a punto de nacer y yo solo pensaba en lo maravilloso que sería cogerla,
acariciarla, besarla y amamantarla para darle todo el amor que cualquier bebé
recién nacido se merece, y más si era mi deseadísima niña.
Durante la estimulación
fui a visitar a otros especialistas para controlar la prolactina: a mi
ginecóloga que se mostró respetuosa pero sorprendida, al endocrino que no salía
de su asombro, al radiólogo que me trato con cierto recelo.... A todas las visitas acudía sola porque mi
marido trabajaba y muchas veces tenia la sensación de que les parecía una
“pobre desesperada por tener un hijo” capaz de hacer cualquier locura.
Pero cada día al llegar
a casa me conectaba al sacaleches y pensaba que ya quedaba un poco menos para
que naciera mi bebé.
El día 11 de octubre
nació nuestra hija Laura y el 16 estábamos en Dominicana para darle la
bienvenida a este mundo. Creo que cuando la vi fue el momento más feliz de mi
vida.
Al llegar al Apartahotel
la bañamos y mi marido salió a comprar gotitas para sus ojos que seguían muy
irritados después del alumbramiento.
Yo me desnudé y me la
puse encima. Sabía que ella desde el día en que nació se había alimentado con
biberón y que tal vez mi pecho le resultase extraño y lo rechazara.
Pero la compenetración
fue perfecta. Se enganchó desde el primer momento y succionaba con fuerza. A mi
no me salía suficiente leche así que me colgaba del cuello una pequeña
botellita de la que salían dos conductos que terminaban en ambos pezones. La
botellita contenía leche preparada. Así mi hija Laura al succionar de mi pezón
bebía simultáneamente mi leche y la preparada.
Así estuvimos durante
cinco meses que no siempre fueron fáciles. El llevar relactador me impedía
sacar el pecho en cualquier lugar donde estuviésemos y darle de comer a la niña
así que hacíamos salidas cortas o buscábamos soluciones como darle de comer
dentro del coche en los aparcamientos con total intimidad.
Durante este periodo
Laura hacia defecaciones de dos colores: verdes y amarillas. Esto nos tenía un
poco preocupados así que se lo preguntamos al pediatra durante la estancia en
Dominicana, habiéndole explicado previamente que realizábamos una lactancia
inducida (cosa que le fascino).
El pediatra nos dijo que
las defecaciones verdes eran las resultantes de la leche preparada y las
amarillas de la leche materna.
Yupiii!!!!!- decíamos
cada vez que era amarilla (y es que suele pasar que los padres nos ilusionamos
con cualquier cosita de nuestros hijos).
El día que Laura cumplió
sus dos mesecitos, finalizando tramites, tuvimos la oportunidad de conocer a la
madre biológica de Laura, un chica muy jovencita con otros hijos a los que
tampoco criaba ni veía. La situación en el país es complicada y la pobreza, la
incultura y la promiscuidad son factores desencadenantes de estas situaciones.
Estuvimos contentos de
conocerla y de que ella conociese a la niña.
Pero la historia tiene
una continuación feliz. Ahora mi niña de pelo rizado y ojos enormes espera una
hermanita que nacerá en marzo. Y de una cosa estoy segura, si a Laura la
amamante, a pesar de los prejuicios, inconvenientes y dificultades, a mi
próxima hija Emma también lo haré. Y espero que esta vez el hecho de estar
embarazada me ayude a no necesitar del relactador para hacerlo, aunque como ya
soy veterana no tendría problemas en rescatarlo del altillo."
Bibliografía:
RELACTACIÓN. Revisión de
la experiencia y recomendaciones para la práctica. Departamento de Salud y
Desarrollo del Niño y del Adolescente. OMS. Ginebra, 1998
La lactancia materna.
Lawrence, R.A. Mosby / Doyma Libros, S.A. Madrid 1996
Lactancia materna.
Manual para profesionales. Royal College of Midwives. ACPAM. Barcelona
1994
La lactancia materna.
Aguayo, J. Universidad de Sevilla. Sevilla, 2001
ona, 2004
Manual práctica de
lactancia materna. ACPAM. Barcel
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