“El derecho incontestable, fundamental y primordial del ser
humano
es el de la confirmación afectiva de su ser desde su concepción”.
Frans
Veldman.
La haptonomía va al
encuentro de los niños antes de su nacimiento. No se trata de un método de
estimulación. Ni tampoco es una preparación para dar a luz, aunque modifica las
condiciones del nacimiento.
La haptonomia implica un
acompañamiento amoroso del niño en su vida intrauterina.
El hallazgo más
revolucionario de esta práctica, creada por la doctora Catherine Dolto es dar
al bebé en gestación un papel de interlocutor activo, capaz de reaccionar de
manera diversa ante los estímulos y de proponer sus propios gustos.
¿Hay alguien ahí?
La primera fase del
acompañamiento consiste en el establecimiento de una relación afectiva, lúdico
y tierno. Contactar con el hijo: esa es la propuesta.
La madre descubre que
puede desplazar al hijo en su seno. Lo hace gracias a circuitos que no son
racionales, sin afectivos, preconscientes y prelógicos.
Los juegos son variados:
como en toda relación, no se dicen siempre las mismas cosas de la misma manera.
Al cabo de algunos
segundos del comienzo del juego, se descubre que el niño comunica su elección.
Algunos bebés eligen
siempre el mismo mecimiento.
Y el bebé comienza a ser
reconocido como una persona diferenciada.
Para papá y mamá
Como toda mujer puede experimentar
momentos de rechazo durante el embarazo, la comunicación con el bebé la ayuda a
tener algunas certezas. Seguridad y confianza se adquieren cuando el niño las
confirma afectivamente. Esta práctica ayuda también si se sienten contrariadas
al saber el sexo del hijo por nacer o cuando se trata de mujeres que han vivido
experiencias traumáticas.
El trabajo prenatal
hecho en este momento tan crucial puede constituir una prevención de alguna
psicosis.
El papá puede jugar con
las manos en la panza y descubrir que el niño se interesa por su voz y se
desplaza. El rol del padre es importante porque, aunque no se trate del padre
biológico, para el niño representa el tercero que va a cortar ese estado casi
simbiótico con la madre. Y, como la madre es la única que permite el encuentro
con el hijo, el acompañamiento haptonómico bien llevado transforma a las
parejas, porque abre otro espacio en su relación.
Un parto
El parto es un cambio
brusco para el bebé porque implica el paso de un medio acuático al mundo exterior,
donde hay gravedad, luces intensas, ruidos crudos.
Las parejas que
practicaron la haptonomía viven después del parto un reencuentro: la madre
abraza al niño, el padre abraza a los dos y reinstalan las percepciones.
Hay cosas que todavía
están allí, otras son totalmente nuevas, pero seguimos siendo tres.
El acompañamiento
haptonómico continúa hasta el tercer mes de vida, lo que permite al niño
madurar en algunos aspectos y adquirir cierta seguridad que le permitirá llegar
a ser autónomo más tarde.
Gabriela Baby.
Más info: Haptonomía Fundación
Creavida http://www.fundacioncreavida.org.ar/
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