La familia Sears, padre pediatra, madre enfermera, ocho hijos (algunos de ellos pediatras), varios nietos, han dedicado su vida a la infancia. Son los creadores del término “attachment parenting” (crianza con apego) y han escrito más de 40 libros sobre pediatría y crianza. En lo que han dado a llamar las ocho “B” de la crianza con apego han logrado resumir un estilo de crianza basada en la cercanía y la atención continua.
Tomando como premisa que las necesidades de un bebé y sus deseos son una misma cosa durante los primeros meses de vida, incluso durante los primeros años, dan ocho premisas básicas para afrontar un cuidado cariñoso del bebé que responda a sus necesidades, tanto fisiológicas como emocionales.
En el prólogo de uno de sus libros titulado “Tu hijo dormirá… y tú también” hay una frase que me ha gustado mucho y siempre he tenido como axioma.
“El tiempo de tener a su bebé en brazos,
junto al pecho y en la cama es muy corto en
relación con la vida total de su hijo. Aun así,
el recuerdo de su amor y disponibilidad,
duran toda una vida.”
Puede haber circunstancias médicas o familiares que impidan que se cumplan las ocho “B”. No significa que un bebé que no sea amamantado o no viva con ambos padres vaya ser un bebé que no reciba una crianza cariñosa. No es eso. Lo que se intenta transmitir es una filosofía de crianza de conexión con el bebé, instintiva, positiva, paciente, sensible y amorosa.
Las ocho “B” de la crianza con apego (porque todas las palabras en inglés empiezan con “B”) son:
Birth bonding: lazos afectivos desde el nacimiento
Una unión piel con piel con el bebé desde el momento mismo del nacimiento fomenta la creación de un vínculo temprano. Las horas y los días después del parto son un período de máxima sensibilidad en el que tanto la madre como el bebé necesitan cobijo y contacto mutuo.
Cuando por motivos médicos justificados no se puede crear esa unión de forma precoz, siempre se puede recuperar el tiempo perdido. Tan pronto como sea posible, es conveniente retomar el contacto entre la madre y el bebé.
La vinculación inmediata madre-hijo no es como un pegamento que si no se hace al primer momento luego no funciona, sino una ventaja con la que corren quienes tienen la posibilidad de hacerlo. La vinculación es un proceso que se va dando entre ambos.
Breastfeeding: lactancia materna
La lactancia materna es el mejor alimento para el recién nacido. Es el más completo desde el punto de vista nutricional, pero también proporciona consuelo y un contacto único entre madre e hijo.
Es un componente primordial para fortalecer el vínculo afectivo entre la madre y el bebé, y está íntimamente relacionada con la premisa anterior de crear lazos afectivos desde el nacimiento. Poner al bebé al pecho nada más nacer es un paso muy importante para empezar la lactancia con buen pie.
Hay una química especial entre la madre y el bebé que es amamantado. El contacto del lactante con el pecho de su madre desencadena la producción de oxitocina en el cerebro de la mujer, la cual al entrar en el flujo sanguíneo activa las glándulas mamarias y fortalece el vínculo entre el hijo y su madre.
Babywearing: llevar al bebé encima
Los bebés que son llevados en brazos o en portabebés están al resguardo, en contacto directo con la persona que lo lleva, normalmente su papá o su mamá. Se sienten más protegidos, se estresan menos y permanecen en un estado de vigilia tranquila, lo cual les permite asimilar mejor lo que sucede en su entorno.
Los bebés en brazos son bebés felices (lo cual no quiere decir que los bebés en cochecito no lo sean), pero ¿a qué bebé no le gusta estar en brazos? Los brazos les brindan confort y seguridad.
Además, la cercanía y el contacto continuo con el bebé permiten conocerlo mejor fortaleciendo el vínculo.
Beding close to baby: dormir cerca del bebé
Dormir con el bebé en la misma cama o cerca de él es una fórmula utilizada por muchas familias con niños pequeños. Al dormir acompañado se evita la angustia de separación que experimentan algunos niños durante la noche, haciendo que duerman más y descansen mejor.
Ayuda a los niños a aprender que el sueño es un momento agradable y que no está solo.
En los casos en los que el bebé es amamantado, el colecho (derivado del término inglés co-sleeping) es además un método práctico pues tienen el pecho a su disposición en cualquier momento.
Belief in the language value of your baby’s cry: confianza en el valor de su llanto como lenguaje
El llanto es la forma que tiene el bebé para comunicarse. No llora por “tomarnos el pelo”, sino porque necesita algo. Si hablamos de las necesidades de un bebé no sólo hablamos de que hay que cambiarle el pañal, cubrirlo del frío o alimentarlo, sino también darle seguridad a través de los brazos, los mimos, las caricias y el contacto.
Al comprender que el llanto es su lenguaje y confiar en la importancia que tiene esa forma de comunicación, se entienden mejor las necesidades del bebé.
Los bebés lloran para comunicarse, no para manipular.
Beware of baby trainers: tener cuidado con los adiestramientos
La crianza basada en el instinto y en el contacto permite discernir el concepto de asesoramiento del de adiestramiento.
Un estilo de crianza rígida basada en relojes y calendarios no es una forma natural de cuidar a un bebé. Esto no quiere decir que no haya rutinas, pero no hay que olvidar que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.
Los métodos de adiestramiento provocan desconfianza en los niños y un alejamiento entre los padres y el bebé, cuando la crianza de los hijos debería estar basada principalmente en la confianza.
Balance: mantener un equilibrio
Encontrar un sano equilibro es importante en todos los aspectos de la vida, y también en la crianza de los hijos.
A ser padres se aprende y son los hijos quienes nos enseñan. Algo que se confunde a menudo es creer que por priorizar las necesidades de los niños se les deja hacer lo que quieran, y no es así.
Una de las claves para una crianza feliz es aprender a encontrar el equilibrio entre la crianza respetuosa y la crianza caprichosa
Both: ambos
Algunos las llaman las siete “B” del cuidado del bebé, pero se ha añadido una última premisa: both (ambos), refiriéndose a la participación de padre y madre en el cuidado del bebé, tanto durante el día como durante la noche.
Que ambos estén involucrados en el cuidado del niño, en atender sus demandas, en su educación, en los valores que se les quiere transmitir propicia un mejor entendimiento.
Además, la compenetración entre papá y mamá es clave para crear un vínculo familiar saludable. La empatía y el respecto entre los miembros de la familia, tanto entre los padres como entre los padres y los hijos, genera un ambiente de reciprocidad en el que el niño se siente seguro, a gusto, y aprende también a tratar a los demás con respecto.
Fotos | Thomas Beck Photo y footloosiety en Flickr
Más información | Dr. Sears official website
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