A pesar de que hoy en día vivimos en casas, sin depredadores rondando, y por tanto nosotros consideremos la situación como “segura”, el bebé no la percibe así en absoluto, no entiende la ausencia de los cuidadores como algo temporal, para él, lo que está fuera de su campo de visión, no existe.
Además, mientras más pequeño es, más “sensorial” es, y no le basta con ver a la madre, necesita sentirla, estar en contacto, olerla, y ser parte de su movimiento. En definitiva: necesita saberse seguro, en sus brazos.
Cuando un bebé se encuentra en brazos de su madre se encuentra tranquilo, no tiene que preocuparse por seguir vivo, tiene la certeza de que su madre lo hará por él. Cuanto más relajado y seguro esté un bebé, más equilibrado estará emocionalmente.
Pero no sólo los bebés vienen preparados para estar en contacto con sus madres, nuestra anatomía está claramente adaptada para llevar a nuestros bebés encima.
La forma de la cadera y cintura de la mujer humana facilita el llevar al bebés encima, si observamos a un bebé cargado sobre la cadera de su madre, ésta parece un asiento para su pequeño. Asimismo, los pequeños ayudan con la posición de sus piernas, incluso bebés de menos de un mes doblan las piernas y separan las rodillas cuando los levantamos, en espera de “cabalgar” en la cadera.
Todavía hoy existen muchos pueblos indígenas en el mundo que llevan a sus niños todo el día encima, cuando trabajan en el campo, durante las labores domésticas o cuando comparten danzas y fiestas. Estos niños suelen llorar mucho menos que los bebés occidentales, se muestran relajados y se duermen plácidamente en brazos cuando lo necesitan, sin un ambiente bajo en ruido o con poca luz, simplemente con la seguridad de estar cargados por sus cuidadores.
En la mayoría de las mochilas comerciales, el bebé raramente puede adoptar la posición correcta, en ranita, que es tan importante para su espalda (con las piernas elevadas al menos 90º, con una separación lateral de 45º y su espalda redondeada), la mayoría de los bebés están -en el mejor de los casos- sentados o -en el peor- colgados de sus genitales, su espalda no está bien sujeta -no puede curvarse-, se hunde y puede dañarse.
Los portabebés tradicionales son óptimos para el confort del bebé y de la persona que lo lleva, puesto que se adaptan perfectamente a ambos cuerpos.
Y, llevar a tu bebé en un portabebés, está lleno de beneficios y ventajas, una vez que lo pruebes ya no querrás llevarlo de otro modo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!