NEONATOLOGÍA | Conductas y cuidados
Un bebé recién nacido. | T. Bouët |
· El contacto 'piel con
piel' con la madre es muy importante en las primeras horas
·
Al nacer, el bebé tiende
a estar en estado de alerta, con sus sentidos activos
·
El hipo, los estornudos
y los espasmos son reacciones normales
Cristina G. Lucio |
Madrid
Actualizado sábado
09/03/2013 05:52 horas
Nacer es un viaje
complicado, quizás el más costoso. Porque para ver la luz, el bebé no sólo
tiene que atravesar un canal estrecho y lleno de escollos, sino que también debe
saber adaptarse rápidamente a un medio que poco tiene que ver con el ambiente
cálido y acogedor en el que ha vivido hasta entonces.
Por eso, en su primer
contacto con el mundo exterior, es importante que el recién nacido reciba una
"buena bienvenida", tal y como señalan los especialistas en
Neonatología.
Si el parto ha sido
normal, la gestación no es de riesgo y no ha habido complicaciones, "lo
primero que hay que hacer es colocar al bebé sobre el vientre o el pecho de su
madre en contacto piel con piel", explica Maite Moral, neonatóloga del
Hospital 12 de octubre de Madrid.
Esta maniobra tan
sencilla aporta múltiples beneficios, ya que está demostrado que favorece el
proceso de vinculación temprana entre madre e hijo y una mejor instauración de
la lactancia materna, coincide Félix Castillo, jefe clínico del servicio de
Neonatología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Además, también
contribuye a la estabilidad cardiorrespiratoria del bebé y a la regulación de
su temperatura.
Mientras el niño está encima
de su madre, "se puede realizar perfectamente el clampaje del cordón
umbilical y las primeras valoraciones sobre las características vitales del
niño", señala Moral. Y, "si el estado de salud del niño y de la madre
lo permiten, se recomienda no separarles en unas dos horas", subraya.
"La tendencia en
los últimos años es intervenir lo menos posible en ese periodo", apunta
Alfonso González Laguillo, jefe de Pediatría del Hospital La Moncloa de Madrid.
"Antes se aspiraban las secreciones, se utilizaban sondas, cremas, pero
ahora se fomenta el contacto con la madre", añade.
En alerta
En estos primeros
momentos de vida, el bebé recibe una importante descarga de adrenalina que le
mantiene en estado de alerta y activa sus sentidos. "Por el olor y el
color, el bebé es capaz de reconocer el pezón de su madre y dirigirse a él
espontáneamente para realizar la primera succión", comenta Moral. Es
importante respetar ese comportamiento instintivo "y luego ya se puede
proceder a pesar al niño, comprobar su talla, su perímetro cefálico o en qué
percentil está", señalan ambos neonatólogos.
Según los protocolos
españoles, también suele administrarse en ese momento al bebé la profilaxis de
la vitamina K (para reducir el riesgo de enfermedad hemorrágica) y una
profilaxis oftálmica neonatal para evitar infecciones. En muchos hospitales,
junto a esas medidas, también se pone la primera vacuna contra la hepatitis B.
Después de esas primeras
horas, generalmente los recién nacidos entran en un periodo de descanso.
"Eso sí, hay que saber que los recién nacidos suelen dormir en periodos
cortos, poco profundos, que se despiertan a menudo y demandan el pecho",
explica Moral. En ese sentido, es importante atenderles de forma temprana,
reconocer sus signos iniciales de búsqueda, anticiparse al llanto y
"olvidarse del reloj y los horarios".
Al contrario de lo que muchas
veces se dice, continúa la especialista, "es fundamental coger a los niños
en brazos, proporcionarles consuelo y que se sientan arropados. Ese es el
comportamiento de los mamíferos y es lo que necesitan los bebés".
La primera exploración
pediátrica completa del bebé se hace durante sus primeras 12 o 24 horas de
vida, una vez que el pequeño y su madre ya han abandonado el paritorio. Antes
del alta, se repetirá el chequeo, "se valorará su audición y, muy
importante, se realizarán las pruebas para descartar diferentes enfermedades
metabólicas -el famoso pinchazo en el talón-", sostiene González Laguillo.
En este periodo, también se controlará si el bebé orina frecuentemente y si ha
eliminado el meconio, el nombre que designa sus primeras deposiciones.
Los tres neonatólogos
coinciden en señalar que en estos contactos periódicos con los profesionales,
los padres -sobre todo los primerizos- aprovechan para preguntar dudas
habituales.
"Los recién nacidos
suelen presentar signos como espasmos, hipo, estornudos o temblores de la
mandíbula que a veces resultan inquietantes para los padres", señala
Castillo. "Pero son completamente normales, sobre todo si tenemos en
cuenta que su cerebro está madurando", aclara.
Para garantizar la
seguridad de los pequeños en esas primeras horas tras su nacimiento, es
importante no abrigarles en exceso y acostarles boca arriba para reducir el
riesgo de muerte súbita. Por la misma razón, tampoco se recomienda colocar
peluches ni otro tipo de objetos en su cuna.
"Lo que más les gusta
en esa primera etapa son las caras humanas. Los niños tienen capacidad para ver
a una distancia similar a la que alcanza su mano y lo que más les divierte son
las caras de sus padres sonriendo", comenta Moral. "También pueden
reconocer sus voces, que ya oían de forma atenuada por el líquido amniótico,
así que es importante estar con ellos y hablarles desde su nacimiento",
añade.
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