¿Qué es la oxitocina
sintética?
“La oxitocina es una
droga peligrosa, muy concentrada, que hace que las contracciones sean más
frecuentes y más intensas. Se utiliza para inducir un parto y para acelerar la
dilatación. Cuando se usa oxitocina hay que monitorizar de manera continua la
frecuencia cardiaca fetal, para poder advertir inmediatamente si las
contracciones perjudican al bebé. La oxitocina no se debería usar de modo
rutinario para partos normales no inducidos, pero se suele hacer necesaria
después de aplicar la anestesia peridural, pues la mayoría de las veces la
dinámica uterina cae en picado.”
La oxitocina se utiliza
tanto para inducir como para acelerar los partos, aunque los últimos estudios
científicos al respecto han evidenciado que no acorta la duración total del
parto de forma significativa, pues en promedio, tan solo lo acorta una hora
aproximadamente.
La OMS concluye que, de
los datos disponibles, no se deduce claramente que el uso discrecional de
oxitocina sea beneficioso para las mujeres y los bebés. Naturalmente, esto no
significa que la oxitocina sea ineficaz para el tratamiento de partos
prolongados. Sin embargo, no hay pruebas de que la prevención de un parto
prolongado mediante el uso discrecional de oxitocina en un parto normal sea
beneficiosa. La administración de oxitocina es una intervención mayor y debe
utilizarse únicamente bajo una indicación válida. El mismo principio es
aplicable para la práctica, más moderna, de inducción con prostaglandinas.
Desde los años 50 del
siglo pasado es bastante habitual su administración, incluso en los partos
normales, cuando en realidad no es necesaria más que en el 10% de los casos,
pues las mujeres de parto siempre producimos nuestra propia oxitocina endógena,
y su utilización sólo debería responder a una verdadera necesidad, tratando de
evitar su uso rutinario e indiscriminado, debido a la gran cantidad de efectos
secundarios que provoca.
¿Qué implica el uso de oxitocina sintética de cara al parto?
La oxitocina sintética
provoca unas contracciones más fuertes y por tanto dolorosas que las originadas
por la oxitocina endógena. Esto suele llevar a la mujer a solicitar la epidural
como medio más efectivo para paliar el dolor. La epidural a su vez ralentiza el
parto, lo que obliga a aumentar la dosis de oxitocina, de manera que se entra
en una espiral peligrosa, tanto para la madre como para el bebé. Este último
puede terminar teniendo sufrimiento fetal, por no poder soportar el ritmo y la
intensidad de estas contracciones provocadas artificialmente.
Se requieren al menos
dos minutos entre contracciones para recuperar el nivel basal de saturación de
oxigeno fetal, de modo que si las contracciones se suceden con más frecuencia,
el bebé es incapaz de recuperar completamente la saturación de oxígeno y esto
dará lugar al sufrimiento fetal. Por ello, cuando se usa oxitocina sintética
hay que monitorizar de manera continua la frecuencia cardiaca fetal, para poder
advertir enseguida si las contracciones perjudican al bebé. Esto implica que si
no se dispone de un monitor inalámbrico se verá comprometida la movilidad de la
mujer, que deberá estar atada al monitor mediante cables, con lo que esto
conlleva de incomodidad, aumento del dolor, dificultad para el descenso del
bebé, etc.
Pero es que además, la
oxitocina en bastantes ocasiones no es efectiva, pues las contracciones que
provoca son solo calambres musculares que resultan ineficaces para dilatar el
cuello del útero, por lo que a pesar de todos los inconvenientes y perjuicios
que ocasiona, muchas veces no logra que el parto avance y es necesario recurrir
a una operación de cesárea para finalizarlo.
Efectos colaterales de la oxitocina sintética
Incremento de la
necesidad de analgesia por el aumento de dolor.
Mayor frecuencia de
taquisistolía (más de seis contracciones en diez minutos).
Mayor frecuencia de
hipertonía del útero.
Mayor riesgo de rotura
de útero (especialmente en mujeres con cesárea previa).
Mayor riesgo de
sufrimiento fetal.
Mayor riesgo de
hemorragia posparto.
Mayor tasa de partos
instrumentales o cesáreas.
Por todo esto la
oxitocina sintética está catalogada como uno de los once medicamentos de alto
riesgo, tanto por la Asociación Americana del Medicamento (FDA), como por el
Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP) de España, esto
significa que “si se utiliza incorrectamente existe una gran probabilidad de
causar daños graves o incluso mortales en los pacientes”.
¿Cuál es la manera correcta de administrar oxitocina
sintética?
En cuanto a su
utilización para inducir el parto, habría que empezar por discriminar en que
casos está verdaderamente justificada la inducción y por tanto evitar las
inducciones que no estén avaladas por la evidencia científica.
La producción de
oxitocina endógena está asociada al ciclo circadiano, de modo que en los
humanos, su secreción es mayor por la noche, de manera que hay más probabilidad
de que la inducción sea exitosa, y que se precise de una dosis menor de
oxitocina artificial si se programa por la tarde-noche.
Para reducir la
necesidad de oxitocina artificial, debe cuidarse el ambiente de manera que se
propicie que la mujer segregue su propia oxitocina endógena.
Una vez inducido el
parto, y obtenida una dinámica adecuada de contracciones, no hay razón para
seguir suministrando oxitocina, pues el trabajo de parto continuará gracias a
la acción de la oxitocina endógena que se habrá activado. Algunos estudios
indican que al retirar la perfusión al alcanzar los 5 cm. de dilatación, el
trabajo de parto prosigue con normalidad y disminuyen las complicaciones
asociadas al uso de la oxitocina.
La perfusión de
oxitocina debería empezarse siempre a la menor dosis posible, pues está
demostrado que existe una relación entre el nº de contracciones y la pérdida de
bienestar fetal. Con una dosis baja, el parto puede ser más largo pero
resultará mucho más seguro.
La oxitocina es lenta en
la generación de un efecto detectable, alrededor de 40 minutos, por lo que
siempre hay que esperar ese tiempo, para poder comprobar que efecto ha causado
esa dosis antes de proceder a aumentarla.
Si el cuerpo materno no
responde adecuadamente a la oxitocina y no hay avance en la dilatación, habrá
que plantearse otras alternativas distintas al aumento en la dosis de
oxitocina, incluso recurrir a una cesárea, antes de llegar a una situación de
riesgo o de pérdida de bienestar fetal, pues una vez que los receptores de
oxitocina se saturan, son incapaces de asimilar más oxitocina, con lo que el
exceso de la misma solo generará efectos indeseados.
¿Cuáles son los principales errores en su uso en la práctica
clínica?
En la utilización de la
oxitocina en los partos se cometen varios errores:
Por un lado el problema
está en que se usa de manera rutinaria e injustificada, es decir, se pone a una
gran mayoría de las mujeres lo necesiten o no, cuando según la OMS: “de los
datos disponibles no se deduce claramente que el uso discrecional de oxitocina
sea beneficioso para las mujeres y los bebés. Naturalmente, esto no significa
que la oxitocina sea ineficaz para el tratamiento de partos prolongados. Sin
embargo, no hay pruebas de que la prevención de un parto prolongado mediante el
uso discrecional de oxitocina en un parto normal sea beneficiosa. La
administración de oxitocina es una intervención mayor y debe utilizarse
únicamente bajo una indicación válida. El mismo principio es aplicable para la
más moderna variación de inducción con prostaglandinas y para la inducción con
estas sustancias.”
Por otro lado ocurre que
no se administra correctamente, sino a chorro o a ojo. El mismo prospecto del
fármaco no establece una pauta concreta de administración sino que deja mucho
margen a la hora de escoger la dosis, y los efectos de dichas dosis son muy
variables dependiendo de cada mujer y cada parto. Esto se ve claramente en la
mala costumbre muy extendida de no apuntar las dosis administradas en las
historias clínicas.
Muchos profesionales no
perciben como graves los riesgos asociados al uso de la oxitocina, debido a la
facilidad de acceso a la cesárea o el parto instrumental, que les permiten
resolver aquellas situaciones de riesgo originadas por el uso inadecuado de la
misma. Esto les lleva a abusar de este medicamento intentando forzar el parto
vaginal a toda costa, a base de aumentar la dosis de oxitocina a pesar de sus
graves efectos colaterales, pues saben que en última instancia siempre pueden
intervenir para reconducir la situación.
Otros efectos de la
oxitocina
Según un estudio
realizado en otros mamíferos por Sue Carter, el uso de oxitocina sintética
tiene implicaciones en el comportamiento materno en relación con el vínculo y
la lactancia. La duda es si pueden extrapolarse estas observaciones a los seres
humanos, dada nuestra complejidad como seres racionales y los muchos factores
que pueden influir en estos aspectos, desde la cultura a la propia experiencia
personal previa de cada mujer.
El syntocinón se
administra por vía intravenosa por lo que entra directamente al torrente
sanguíneo sin pasar por el cerebro, de manera que tiene un efecto mecánico
sobre el útero, provoca una respuesta física en ese órgano, pero no afecta a
nivel emocional ni conductual en la madre. Con el uso de oxitocina sintética el
cerebro de la mujer no va a reconocer el trabajo que ella está logrando, y por
tanto no necesita liberar endorfinas para ayudarla a soportar el dolor. Las
endorfinas tienen una extraordinaria capacidad de dar la sensación de bienestar
y amortiguan el dolor del trabajo que está realizando el útero. Además, actúan
como un tipo de amnesia ayudándonos a olvidar el esfuerzo del trabajo de parto
y motivándonos a reproducirnos de nuevo. En esencia, son un premio por nuestro
esfuerzo en dar a luz. Desde el punto de vista del bebe las endorfinas también
son un regalo porque su producción asegura que la mamá va a darle una
bienvenida cariñosa, ya que estará de mejor ánimo y por tanto más propensa a
cuidar a su progenie.
Cada vez hay más
evidencias respecto a que el uso de la oxitocina artificial y por tanto la
inhibición de la propia oxitocina endógena y todas las demás hormonas
relacionadas con ella, tiene un efecto directo en la personalidad y capacidad de la madre durante el
amamantamiento, lo que explica que tras partos inducidos, las mujeres
encuentren muchas dificultades a la hora de amamantar, e incluso que finalmente
no consigan instaurar la lactancia a pesar de su deseo inicial de dar el pecho.
En cuanto a los efectos
sobre el bebé, a corto plazo aquellos que han experimentado sufrimiento fetal
durante su nacimiento presentan una mayor irritabilidad y frecuencia en el
llanto. Cada vez hay más indicios que alertan de posibles efectos conductuales
a largo plazo también en el niño. La oxitocina, junto con otras hormonas como
la vasopresina y la dopamina y sus receptores pueden verse modificados de forma
epigenética por las experiencias tempranas en torno al nacimiento, dando lugar
a patrones conductuales específicos según sean estas experiencias. La interacción
madre-bebé y otros aspectos del período pre-y posnatal, pueden afectar
profundamente a la conducta, y estos efectos pueden producir cambios
persistentes en los sistemas neuroatómicos y neuroendocrinos.
Más información:
Leyes antidopaje... ¿Yqué pasa con el parto?, Blog El Parto es Nuestro, 31 de diciembre 2010.
Oxitocina intraparto ylactancia, Blog Ibone Olza, 3 de abril 2012.
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