Acabo de tropezarme con una nueva y muy
interesante entrevista realizada a Carlos González, esta vez en el diario
Heraldo.es, a cargo de Nuria Casas.
El libro 'Entre tu
pediatra y tú' recoge la peculiar visión de este médico de Zaragoza sobre la
atención infantil y los consejos que ha dado a cientos de madres.
Tras leer sus tesis, da
la impresión de que el bebé es como el cliente, que siempre tiene la razón.
En realidad, sí, según
va creciendo se le quita un poco, pero el bebé solo pide cosas razonables. Un
niño mayor a lo mejor llora porque quiere un bicicleta, pero un bebé solo llora
para que le cojan en brazos. Quiere el cariño y el amor de sus padres.
Se pregunta si creemos
que los reformatorios y las cárceles están poblados de personas a los que cogieron
demasiado en brazos. Es una forma de verlo.
Cuando doy conferencias
me gusta hacer una pequeña encuesta: ¿A cuántos de los padres y madres
presentes les ha dicho alguna vez un profesional sanitario que no cojan a su
hijo en brazos? ¿Y cuántas veces les han dicho que pongan tapones de seguridad
a los enchufes para que el niño no meta los dedos? Parece que el mayor peligro
que corre un bebé es que lo cojan en brazos. Insisten más en eso que en que le
vacunen.
Respecto a la
alimentación, defiende que no hay que obligarles a los niños a comer.
Jamás.
¿Por qué?
Porque es innecesario,
contraproducente y peligroso. Innecesario porque todos los niños comen lo que
necesitan. Contraproducente, porque la mayoría de los niños lo que hacen es
enfadarse muchísimo y comer todavía menos. Y peligroso porque algunos
pobrecitos son tan buenas personas que si ven que sus padres insisten, por no
llevarles la contraria comen de más, y en este momento tenemos una epidemia de
obesidad infantil en España. Y la obesidad infantil es debida a que los niños
comen demasiado, no tiene otra explicación.
¿Queremos que coman como
adultos?
Mucho más que adultos,
porque la típica papilla infantil que se da a bebés de seis meses, de media
pera, media naranja, media manzana y cuando viene la abuela una galleta María,
eso se lo dan a niños de seis kilos. Es decir, yo tendría que comer doce veces
esa cantidad. ¡A ver cómo me como yo seis peras, seis naranjas, seis manzanas y
doce galletas María!
Sí defiende que se les
acostumbre a comer de todo.
Que se les ofrezca la
comida normal de la familia, que es el objetivo, que vaya aprendiendo a comer normal.
Luego te encuentras a muchos padres que se quejan de que niños de dos y tres
años solo comen triturado. Es que había que empezar mucho antes, si no se les
pasa las ganas, los niños a los seis, los ocho y los nueve meses están deseando
llevarse a la boca comida normal. A los bebés les encanta probar de todo, de
hecho se comen hasta las llaves del coche.
Considera que dar el
pecho es mano de santo, vale para todo.
Para casi todo. Los
niños no siempre lloran por hambre, no siempre que piden el pecho es por
hambre. El pecho va bien para cuando se despierta por la noche, está despierto
y no sabe por qué.
¿Hay que dárselo a
demanda y el tiempo que quiera?
El tiempo que madre e
hijo quieran. Lo importante es que cada cual pueda decidir, porque en esto hay
un poco de discriminación, porque hay madres que deciden dar el pecho y hay
madres que deciden dar el biberón, cada una toma sus decisiones. Pero nunca he
oído a una madre que intente dar el biberón y fracase, ni que el médico le
dijera: "No hay que ser fanáticos, si rechaza el biberón dale el pecho que
también se cría".
Pero es más fácil
compaginar el biberón que el pecho cuando la mujer trabaja.
Sí, pero es que llevamos
una vida un poco arrastrada. Tradicionalmente siempre se ha dicho que
trabajabas para dar de comer a tus hijos, y ahora resulta que dejas a tus hijos
para irte a trabajar. Si lo importante en esta vida es cuidar a nuestros hijos,
todo lo demás está supeditado a eso.
Ese recado también irá
destinado a los padres.
Claro, a todo el mundo.
Y así ha sido siempre, en la Edad Media un campesino no decía: trabajo para
hacerme rico o trabajo para realizarme como persona, sino para darle de comer a
los hijos. Ahora parece que trabajar es un bien en sí mismo y, si nos sobra
tiempo, cuidamos al niño.
Dice que acostumbrar a
los niños a un horario no tiene ninguna ventaja.
No, y además sería un
serio problema, porque si lo acostumbras a desayunar a las siete, ¿qué pasa el
domingo? Tú quieres que el domingo desayune a las 9.30. El otro día me contó una
madre que en la guardería donde iba a llevar a su hijo un mes más tarde le dijo
la directora: "Es muy importante que los niños tengan un horario
fijo". Y la madre respondió: "Sí, eso ya lo hago bien porque mi hijo
siempre come a las dos". "Ah, no, pues eso lo tienes que cambiar
porque aquí se come a la una".
Así que el horario es
bueno para el que lo pone, no para el niño.
Claro. Si fuera tan
importante el horario del niño, se acomodaría la guardería en lugar del
pequeño.
Tampoco cree en la
teoría de que si el bebé duerme mal es porque está mal criado.
No, salvo en el sentido
que se considere malcriar. Pegar bofetones es criarlo mal. Abandonar a un niño,
no hacerle caso, es malcriar. Un niño al que por la noche no hacen caso, no
consuelan y no atienden pues es posible que duerma mal. Un bebé se despierta
cada dos horas para comprobar si su mamá está. Si es así, se vuelve a dormir, y
si no, llora hasta que mamá viene.
¿Está diciendo que el
método Estivill, basado en dejar llorar al niño es un caso de maltrato?
No maltrato en el
sentido de pegar o hacer daño, pero no está bien. No me gustaría que me
tratasen así. Imagina que estás en el hospital con una pierna enyesada, llamas
al timbre y la enfermera no viene. Se asoma a la puerta y te dice: es de noche,
tienes que dormir de un tirón, adiós. Pues no dirías que en ese hospital te
tratan bien.
Pero si el enfermo es un
pesado que no para de tocar al timbre para llamar la atención... ¿o no hay
bebés así?
Es que a los bebés sí les
pasa algo. A un niño que está llorando lo coges en brazos, le dices unas
cuantas cositas y se calma.
Caso práctico: mi hijo
de cinco años viene a las cuatro de la madrugada a nuestra cama. ¿Qué hacemos?
Nada, salvo un hueco. Es
lo más cómodo que se me ocurre.
A él también le parece
lo más cómodo.
¿Qué otras soluciones
hay? Irse a dormir con él requiere más esfuerzo. A los padres les han hecho muy
difícil el sueño de los niños. Nuestros abuelos ni se lo planteaban, ha
empezado a ser un problema cuando los padres han considerado que es obligatorio
que duerman en otra habitación.
¿Ustedes qué opinan?
¿Sus hijos comen las cantidades que "recomienda el pediatra"?
A mí me parecen
exageradísimas. Carlos González aquí sólo menciona el ejemplo de las frutas,
pero pasados los 12 meses, cuando ya comen carne, pollo, pescado y huevos; la
lista se va engrosando significativamente. Yo me pregunto cómo le puede caber a
un niño 2 huevos a la semana, encima de los 40 gramos de pescado, carne o pollo
en el almuerzo y la cena, que van acompañados de verduras, y arroz o pasta
(eso para los padres que no les meten un
yogurt infantil encima :S Esto además de dos meriendas y el desayuno y luego
¿dónde entra la teta a demanda hasta los dos años?
Por otro lado la
literatura más a favor de la lactancia materna, y más acorde con las
recomendaciones de la OMS, corroboran que la leche materna entre los 12 y 24
meses de edad aporta el 40% de los nutrientes requeridos para el desarrollo del
niño. Esta literatura aconseja también que la alimentación complementaria no
substituya una toma de pecho; es decir ofrecerle comida al niño, sin negarle la
teta si la pide antes de comer. Creo que es un tema complicado.
Personalmente creo en el
apetito biológico del niño, sobre todo cuando es un niño que no ve televisión.
A mi parecer la publicidad ejerce una influencia fuerte sobre nuestro apetito,
condicionándonos a buscar alimentos convenientes y poco nutritivos, a través de
mensajes subliminales e imágenes irreales. Por eso opino que un niño que no
está sometido a esta programación, sabrá elegir adecuadamente lo que su cuerpo
necesita, siempre y cuando le ofrezcamos opciones nutritivas.
Acerca del tema de la
alimentación, existe un libro de este mismo autor titulado: "Mi Niño No Me
Come", que les recomiendo ampliamente.
Este artículo pertenece
a la mini-colección de entrevistas a Carlos González. Las demás entrevistas
pueden leerse en los siguientes vínculos:
Carlos González:
"Deberemos cambiar totalmente nuestro sistema productivo"
Carlos González:
"Ahora los niños sufren una gran presión"
Carlos González:
"Criar a un hijo exige más cariño y menos instrucciones"
Carlos González: "A
la mujer se la ha engañado con la liberación"
Carlos González:
"Hoy exigimos más a los niños y les damos muy poco"
Foto © Jamie
Grill/Corbis
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